Hay autores que catalogan este puente como romano y otros como medieval. Con una longitud de 164 metros, con una anchura de 5 y con una altura máxima de 30 metros, el puente de Mantible estaba formado por seis arcos de medio punto. A la izquierda de la carretera a Vitoria, como a unos cinco kilómetros de Logroño, en este paraje solitario se alzan sobre el río Ebro las ruinas de este vetusto puente cuyo origen no está del todo claro.
Su construcción se remonta a la primera mitad del siglo II en plena época imperial romana y ha sido catalogado como tal, aunque en estudios recientes se sitúa el origen de su construcción en el siglo XI, catalogándolo como puente románico sobre la base de su gran similitud al puente navarro de Puente la Reina correspondiente también al siglo XI y ambos habrían sido construidos para unir las dos ciudades más importantes del reino de Nájera-Pamplona, es decir, Nájera y Pamplona. Se desconoce la fecha en la que dejó de estar operativo. Está documentado que para mediados del siglo XVI ya no daba servicio.
Siete arcos
En cuanto a sus características, Manuel A. Martín Bueno y José Gabriel Moya Valgañon tras un estudio detallado del terreno donde se encuentran los restos del puente, llegan a la conclusión de que este puente constaba de siete arcos de medio punto, sustentado por seis pilares rectangulares con espolones y tajamares, más los dos accesos sobre el terreno en las orillas. Aunque otro posterior realizado en 2018 por Manuel Fortea de la empresa Vault Zafra determinó que su estructura estaba conformada por seis arcos de medio punto.
Al hablar de su altura, nos encontramos con que el puente Mantible no presenta una altura uniforme y un tablero horizontal, sino un tablero inclinado que permitía salvar el problema de la diferente cota de las orillas, la izquierda más baja que la derecha, y hacía que los arcos tuvieran diferentes alturas y luz. Los arcos se apoyaban en pilas, a excepción del primero que lo hacía en un estribo en la orilla izquierda, las cuales tenían un hueco en la parte superior. En condiciones normales del río, el agua pasaba bajo el segundo arco, mientras que en condiciones extremas ocupaba los seis ojo.

«El puente de Carlomagno»
En torno a este puente existen muchas leyendas. Una de ellas está relacionada con Carlomagno. Se cuenta que el rey de los francos se encontró en su camino a la península a un caudaloso río que solamente se podía atravesar por un gran puente de mármol, de treinta arcos, llamado Mantible, guardado por dos torres cuadradas, también de mármol, y defendido por un espantoso y descomunal gigante, llamado Galafré, que exigía a los cristianos que lo atravesaban unos derechos subidísimos, so pena de la vida.
Don Quijote
En Don Quijote, donde no se cita a ningún personaje nacido o que hubiere residido en nuestra provincia, se menciona, por excepción, al puente de Mantible. Ocurre esto en el capítulo XLIX, de la primera parte, en el extenso diálogo que el caballero manchego, enjaulado y conducido a su aldea en una carreta de bueyes, por el cura y el barbero.
Para Don Quijote, el puente Mantible y su combate entre gigantes fue tan real como el puente sobre el Orbigo y el Pasó Honroso de Don Suero de Quiñones; y así lo defendía ante los asombrados ojos del canónigo, que no dejaría de sonreírse para sus adentros y se explicaría fácilmente por qué el enjuto hidalgo iba hacia su aldea enjaulado en una carreta de bueyes.