La manifestación en Vitoria-Gasteiz para conmemorar a las víctimas de la masacre del 3 marzo de 1976 de este pasado domingo terminó en enfrentamientos, heridos y detenciones, generando un intenso debate sobre la actuación de la Ertzaintza. Los sindicatos ELA, LAB, ESK, STEILAS y la Asociación 3 de Marzo denunciaron lo que consideran una respuesta policial «brutal» y «desproporcionada».
Durante la jornada, que pretendía recordar los eventos trágicos de hace 48 años, pidiendo verdad, justicia y un futuro justo, se produjeron incidentes entre algunos manifestantes y la Brigada Móvil de la Ertzaintza. La policía autonómica recurrió al uso de porras y proyectiles de ‘foam’ ante el lanzamiento de «objetos contundentes» por parte de algunos asistentes, resultando en siete agentes heridos. Además, se realizaron detenciones por «desórdenes públicos y atentado contra la autoridad», aunque todos los implicados fueron liberados con cargos posteriormente.
Un hecho destacado ha sido la confirmación de la presencia de, al menos, un agente infiltrado de la Ertzaintza, conocido como ‘askatu‘, quien fue golpeado accidentalmente por sus propios compañeros mientras realizaba tareas de vigilancia.
En respuesta a las críticas, el consejero de seguridad del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, ha ofrecido una rueda de prensa defendiendo la actuación de la Ertzaintza. Ha afirmado que se han enfrentado a críticas contradictorias, siendo acusados tanto de exceso de fuerza como de inacción.
Erkoreka ha subrayado que los dispositivos de seguridad son diseñados por mandos con experiencia y formación específica, y que el Departamento de Seguridad confía en su buen hacer. También ha resaltado la importancia de «actuar con proporcionalidad», asegurando que «toda intervención debe ser necesaria», «idónea» y no producir efectos «peores que los que evita».
Respecto a la presencia de agentes infiltrados, el consejero ha indicado que esta es una «práctica común en las policías de todo el mundo para complementar la perspectiva de los agentes uniformados, especialmente en situaciones donde se anticipan altercados provocados por grupos organizados».
También ha esbozado una pequeña risa admitiendo la presencia de agentes infiltrados, comentando que dicho agente agredido por sus compañeros estaba «muy bien infiltrado».
En relación con la infiltración de grupos violentos en manifestaciones con el fin de provocar disturbios, ha revelado que las recientes intervenciones policiales en Euskadi comparten un denominador común: la presencia de individuos «equipados con recursos, actitud y la disposición para generar altercados». Estas personas, según describe, «salen de casa con el rostro cubierto o vestimentas que les hacen irreconocibles, armados con bengalas, piedras, botellas, palos y otros utensilios idóneos para confrontaciones a distancia».
Además, ha sugerido que detrás de estos actos de violencia podría haber motivaciones políticas, aunque no se ha especificado a qué grupos se refiere exactamente.
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