El alavés Enrique Jiménez, campeón de España sub-23 de Lucha Libre Olímpica “Mi objetivo es convertirme en campeón del mundo”

El departamento que dirige Ana del Val le certificó el pasado 21 de diciembre como uno de los 30 “deportistas promesa” del deporte alavés de este año.

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Enrique Jiménez, natural de Vitoria-Gasteiz, se ha proclamado este fin de semana flamante ganador del campeonato de España de Lucha libre olímpica, celebrado en León. Una final “dura” en la que el joven (20 años recién cumplidos) consiguió quedar en primer lugar de su categoría. Y ya van cinco. La historia de Enrique, Jiménez Jiménez, es una de muchas que no conocemos a nivel local o autonómico y que poca atención mediática se llevan para la que, realmente, se merecen. 

Pero sus éxitos no son ajenos a todo el mundo. Enrique ha sido recientemente distinguido como deportista de alto rendimiento por el Gobierno Vasco, título que otorga Euskadi a petición de sus Diputaciones Forales. Y Álava se dio cuenta: el departamento que dirige Ana del Val le certificó el pasado 21 de diciembre, oficialmente el 3 de enero, como uno de los 30 “deportistas promesa” del deporte alavés de este año.

Con el de este domingo ya son cinco campeonatos nacionales los que ha cosechado Enrique. Pero no se queda ahí la cosa. El gasteiztarra cuenta en su haber con un cuarto lugar en los Juegos Olímpicos sub-18 y un meritorio quinto lugar tanto en el prestigioso torneo internacional que se celebra, cada año, en Rumanía, cuna de este deporte. 

Enrique es, en parte, desconocido, como muchos talentos locales lo son, pero eso no le quita el sueño: su objetivo está alejado de la fama tal y como la entendemos hoy en día.

Más que una afición, desde los 10 años

La pasión de Enrique Jiménez por la lucha libre olímpica comenzó a la temprana edad de 10 años, cuando fue invitado a practicar este deporte por un amigo de su padre. «Hasta ese momento, no sabía nada sobre la lucha libre», recuerda Enrique. «Sin embargo, decidí probar y desde ese primer contacto quedé completamente enganchado». Actualmente entrena en el club alavés Arabako Eskola, bajo la batuta de Luis Crespo.

La dedicación de Enrique a la lucha se refleja en su riguroso régimen de entrenamiento: dedica dos horas diarias, seis días a la semana, a perfeccionar su técnica y condición física. Antes, cuando estudiaba, el entrenamiento llegaba a las cuatro horas. Ahora sin embargo Enrique compagina su faceta atlética con prácticas en una empresa de rotulación del polígono industrial de Ali-Gobeo, en Vitoria-Gasteiz. 

Un «deportista de alto rendimiento» también necesita apoyos

El reconocimiento del Gobierno Vasco, el de deportista de alto rendimiento, le brinda acceso a servicios de nutrición, entrenamiento personalizado y fisioterapia, elementos clave en su camino hacia el éxito. 

Enrique pone especial atención a su alimentación, consciente de la importancia de una nutrición óptima para el rendimiento deportivo. «La comida que ingieres funciona como el combustible de un coche», explica. «Para rendir al máximo, es crucial elegir el combustible adecuado para tu cuerpo».

Además, es fundamental considerar el estado emocional, y en este aspecto, el apoyo familiar juega un papel crucial. El tío del deportista, José Molinillo, dos veces campeón de España de boxeo en amateur y profesional, y campeón del mundo hispano, es quizás su más firme apoyo en este deporte. «Si no hubiera sido por él, lo habría dejado», confiesa el atleta.

Ahora, su tío lo acompaña y respalda incondicionalmente, al igual que sus padres. 

Y es que la salud psicológica es tan esencial como la física. La lucha libre exige una concentración total. Enrique lo explica en otras palabras: «En la lucha olímpica, te juegas un año de entrenamiento en tan solo 3 minutos, o incluso un segundo, que es lo que puede tardar tu rival en derribarte».

“No aspiro a ser conocido; mi objetivo es convertirme en campeón del mundo”. 

Enrique Jiménez Jiménez

Lucha libre olímpica

Un aviso para navegantes: no confundir la lucha libre olímpica con la lucha grecorromana. El atleta vitoriano nos recuerda la importancia de hacer una distinción crucial entre la lucha grecorromana y la lucha olímpica, dos estilos que a menudo se confunden pero presentan diferencias significativas. 

Mientras que la lucha olímpica se distingue por ofrecer a los competidores una amplia libertad en cuanto a las técnicas y agarres permitidos, fomentando así una diversidad de estrategias y un dinamismo en el combate, la lucha grecorromana se adhiere a un enfoque más tradicional. 

Este último estilo limita los enfrentamientos a movimientos de la parte superior del cuerpo. Mientras que la lucha libre olímpica permite utilizar cualquier parte del cuerpo para derribar o dominar a un rival. Y, para esa labor, el cuerpo de Enrique es importante, mide más de 1,90. Una altura que da ciertamente ventaja a nuestro Enrique, aunque nunca puedes dar una lucha por ganada hasta que no ves como se mueve un rival. 

Actualmente, Enrique centra su preparación en el campeonato mundial que tendrá lugar en Pontevedra el próximo mes de septiembre.

El apoyo del Gobierno Vasco y de la Diputación Foral de Álava será fundamental para Enrique.

Enrique inició su carrera en la lucha bajo la mentoría de Maider Unda, destacada luchadora vitoriana y medallista de bronce en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La experiencia y logros de Maider en competiciones internacionales ofrecieron a Enrique una valiosa guía en sus primeros pasos en este deporte.

Un éxito vitoriano del que poco sabemos

A pesar de sus significativos logros tanto a nivel nacional como internacional, Enrique Jiménez permanece sorprendentemente poco reconocido en su ciudad natal.

Sin embargo, para él, la fama es un aspecto secundario; su verdadera pasión no radica en buscar el reconocimiento público, sino en perfeccionar su arte y alcanzar la excelencia en su disciplina.

Jiménez, con una determinación inquebrantable, demuestra tener el potencial y la convicción para alcanzar grandes alturas, o al menos luchar con todo su ser para lograrlo. 

Y lo deja claro en una frase: “No aspiro a ser conocido; mi objetivo es convertirme en campeón del mundo”. 

Enrique Jiménez Jiménez es un ejemplo de talento, dedicación y esfuerzo. Su trayectoria sirve de inspiración para jóvenes atletas de todo el mundo, demostrando que, con pasión y trabajo duro, los sueños más ambiciosos… se pueden alcanzar.

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1 COMENTARIO

  1. dar la enhorabuena a esta gran promesa del deporte alavés, tan poco reconocido y con tanto futuro por delante! Ánimo y a seguir luchando y disfrutando de lo que tanto le gusta.

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