La historia interminable del soterramiento en Vitoria-Gasteiz

OPINIÓN

“La Historia Interminable”, “Los Pilares de la Tierra”, “la Pasión de Cristo”. Cualquier comparación hiperbólica que pueda alegar con respecto al soterramiento podría quedarse corta.

En una ocasión, un alcalde dijo que el soterramiento iba a ser la mayor transformación de la ciudad en los últimos 40 años. Casi nada la declaración, pero por aquel entonces ya algunos apuntábamos a que la ciudad no podía hipotecar sus arcas, planes de futuro y morfología a algo no estaba plasmado con la primera piedra de la obra, más que nada porque los retrasos, planes, estudios, variaciones, etcétera han alejado el objetivo de la mente colectiva de la ciudadanía.

Quiero que conste que no voy a hablar aquí de las condiciones técnicas del soterramiento. No sé si es realizable o no, ni siquiera si es necesario (todos me aseguran que sí). El problema que pretendo abordar en estas líneas que me ceden en Gasteiz Berri son las consecuencias políticas que nos trae una obra para la cual no vemos ni el comienzo del túnel.

El último varapalo que han recibido los políticos locales con respecto a tan fundamental obra viene de mano del ministro de transportes del Gobierno Sánchez, Óscar Puente, que vino a asegurar que eso de que el Estado tuviese que financiar todos los soterramientos en todas las ciudades del estado era un tanto complicado. No concreto, pero esto supuso un revuelo en los medios de comunicación locales y esta preocupación se trasladó a algunos políticos gasteiztarras. Digo a algunos porque aún estamos esperando a qué consejero de transportes (del mismo partido que el ministro) o la megaconsejera Tapia (ambos en funciones), digan algo ante una obra que por dimensiones y tamaño de la cartera prevista debería ser importante para todo Euskadi.

Por su parte, la alcaldesa de nuestra ciudad dijo no estar sorprendida por las declaraciones de Puente, que el ministro había hecho una valoración global y que esas declaraciones no tenían por qué suponer que el soterramiento no se fuese a realizar.

La verdad es que esas declaraciones son cuidadosas y muy medidas. La alcaldesa (también del mismo partido que el ministro) no se mojó, no descartó ni aseguro el futuro del soterramiento y por consiguiente hizo lo mismo a lo que nos tiene bien acostumbrados, solo que en esta ocasión acierta comunicativamente hablando para salvaguardar la posición de la clase política gasteiztarra. No nos habría venido mal que anteriores dirigentes alaveses hubiesen tenido más cuidado y mesura con la viabilidad del soterramiento en el pasado.

La cuestión no es superficial ni carente de importancia. Una de las críticas más extendidas por parte de la ciudadanía a la clase política es que son incapaces de cumplir lo que prometen y eso genera una desconexión de la propia clase política y del sistema democrático. Simplificando, Si la ciudadanía percibe que la democracia es poco eficaz para resolver los problemas que se le plantean, optarán por sistemas que se muestren más eficaces.

La cuestión a resolver es ¿Es la democracia un sistema poco eficaz para resolver los problemas de la ciudadanía? La evidencia empírica dice que no, que las democracias resuelven los problemas de manera más rápida y con memos costes que los sistemas dictatoriales. El problema es de comunicación política y en nuestra ciudad ese problema está más extendido de lo que creemos.

Nuestros políticos tienden a hacer promesas sobre asuntos que no están asegurados (y el soterramiento es uno de ellos) y como la política es un mundo complejo con infinidad de intereses y factores convergiendo en un mismo escenario, las promesas suelen caer en saco roto y frustran unas expectativas puestas muy altas. En términos de comunicación, es mucho mejor no dar nada por seguro, incidir en el empeño y el trabajo para lograr objetivos y no dar nada por sentado. Así preparan os a los votantes y a la ciudadanía para todos esos inesperados escenarios que puedan suceder. Nuestros políticos no son así. Nos prometen el cielo y luego nos deja a solas con nuestras decepciones y frustraciones.

Por eso digo que la alcaldesa acierta a la hora de no dar por sentado que el soterramiento se va a poder llevar a cabo (Ni descartarlo definitivamente). En cualquier caso, las declaraciones de la alcaldesa tienen un pero.

Le falta el “Call to Action”, es decir, la alcaldesa vuelve a cometer el error de no mostrar disposición al trabajo en sus declaraciones y a buen seguro las conversaciones con Óscar Puente se hayan producido después de lo dicho por el ministro.

El problema es que alguien le ha aconsejado a la alcaldesa que no haga públicas esas conversaciones.

Para mí esto es un error habitual. Gobernar es también comunicar y realizar una labor pedagógica que para la política es fundamental. Mostrar los procesos de negociación, conversación y no solo los acuerdos es generar confianza en el sistema y entre los ciudadanos, es cambiar el marco con el que vemos la política de la confrontación constante al entendimiento y el diálogo entre diferentes.

La alcaldesa, como política que es, también tiene que ocuparse de estas dimensiones de la política, tiene que liderar y mejorar la sociedad y la política. El soterramiento era un buen tema para mejorar esto. Nueva oportunidad perdida.

INFORMACIÓN DEL AUTOR

MIKEL GÓMEZ

Politólogo experto en comunicación política. Ha trabajado en diversas campañas electorales en México y Colombia y ha desarrollado investigaciones sobre el sistema de partidos políticos en Euskadi.