La tarde del lunes transformó las campas de Armentia en un improvisado festival de rock. Cientos de personas aprovecharon el buen tiempo para extender sus mantas sobre la hierba y disfrutar del ambiente festivo que coronó las celebraciones de San Prudencio.
Con cuadrillas repartidas por todo el espacio, algunas merendando mientras otras charlaban animadamente, el ambiente fue creciendo conforme se acercaba la hora del concierto principal. Muchos habían pasado ya todo el día en la zona, aprovechando las actividades y los hinchables para los más pequeños.
A las seis de la tarde, Niña Coyote eta Chico Tornado tomaron el escenario entre aplausos. El dúo vasco no decepcionó con su característica mezcla de rock contundente que rápidamente consiguió que el público se pusiera en pie. Ursula Strong a la batería y Koldo Soret a la guitarra demostraron por qué son una de las propuestas más sólidas del panorama rock actual.
El contraste entre la tranquilidad del entorno natural y la potencia sonora del concierto creó un ambiente especial que muchos aprovecharon para despedir las celebraciones diurnas de San Prudencio. Jóvenes y no tan jóvenes compartieron espacio y música mientras el sol comenzaba a esconderse, cerrando así una jornada festiva que combinó perfectamente tradición y modernidad en uno de los enclaves más queridos por los alaveses.























