El F.C. Lakua llega al cierre del año inmerso en una crisis interna que ha cristalizado en un comunicado firmado por entrenadores y representantes de familias de distintos equipos. En el documento, elaborado tras una reunión celebrada el pasado 17 de diciembre en el Centro Cívico Lakua, las personas firmantes expresan su “profunda preocupación” por lo que consideran una mala gestión económica y organizativa por parte de la actual directiva.
Según el texto, al que ha tenido acceso este medio, el club arrastra impagos a entrenadores, proveedores de ropa deportiva, servicios médicos, mutualidades y alquiler de salas. A ello suman la “falta de transparencia en las cuentas”, la escasez de recursos materiales y una serie de decisiones internas que —aseguran— han derivado en despidos comunicados “por WhatsApp y de malas maneras”.
Reclaman acceso a las cuentas y una asamblea abierta
Las personas firmantes afirman que han solicitado sin éxito conocer el estado económico del club y los estatutos que lo rigen. “Solo pedimos que nos enseñen las cuentas y saber qué pasa con nuestro dinero: por qué no hay sueldos, por qué no hay ropa y por qué faltan tantas cosas”, recogen en el documento.
En ese contexto, plantean la necesidad de convocar una asamblea para exigir explicaciones y crear una mesa de trabajo que sirva para buscar soluciones colectivas. Aseguran que su intención no es confrontar, sino “garantizar la continuidad del club y de los equipos”.
Denuncian precariedad y riesgo de paralización
El comunicado también señala carencias materiales como “la falta de balones, ropa y espacios adecuados para entrenar”, así como la existencia de equipos con “un número excesivo de jugadores y falta de recursos”. Asimismo, afirman que el club mantiene deudas con la mutualidad y advierten de que algunos jugadores podrían quedarse sin ficha para competir en enero si no se resuelve a tiempo.
Los firmantes sostienen que la directiva ha atribuido esta situación a impagos por parte de las familias, pero niegan que sea el caso general: “Eso, en la mayoría de los casos, no es así”, remarcan.
Críticas por el despido de técnicos
Uno de los puntos que más malestar ha generado entre las familias es, según el texto, el cese de varios entrenadores que habrían impulsado las reuniones informativas. Denuncian que fueron apartados de sus funciones “rápidamente y sin justificación”, lo que interpretan como una reacción a su voluntad de informar a los padres y madres.
También apuntan que algunas personas implicadas en la organización de las reuniones han recibido “amenazas por parte de miembros del club”, aunque no se detalla si se ha formalizado ninguna denuncia por estos hechos.
Propuestas y posibles medidas de presión
Además de la difusión pública del comunicado, las personas firmantes plantean llevar a cabo protestas simbólicas —como que los jugadores se sienten al inicio de los partidos— y no descartan otras vías si no se atienden sus demandas. Entre ellas, se menciona como posibilidad remota la disolución del club y la creación de una nueva estructura bajo otro nombre.
El documento finaliza con una frase que sintetiza su posicionamiento: “Por un club de barrio, un club de toda la vida. Organízate y lucha”.

