Mientras los gasteiztarras tienen la mirada puesta en hacer las maletas, rebuscando ofertas y confirmando reservas, los políticos locales han vuelto a usar su arma secreta: que el debate del estado de la ciudad pase casi desapercibido al celebrarlo en plena canícula y entre festivales. Mikel Gómez, politólogo y master en Marketing y Comunicación política por la UAB, analiza esta peculiar tradición veraniega tan vitoriana.
Opinión
Ha llegado el momento, ese tan esperado por los y las gasteiztarras tras un año intenso de trabajo. Escaparemos de la complicada climatología de Gasteiz a nuestros lugares habituales de veraneo (o no tan habituales). Algunos afortunados harán un viaje internacional, otros un viaje a alguna de las playas del mediterráneo o de las islas del estado y otros acudirán a sus pueblos paternos o maternos.
Algunos aprovecharán el mes de julio porque están extenuados de trabajo y quieren huir lo más rápido de sus trabajos. Otros aprovecharán las fiestas y, después, a la playa sin mirar atrás.
Mientras tanto, nuestros políticos locales, nos harán la jugada del verano para poder así escapar de uno de los momentos más fundamentales en las democracias europeas, la fiscalización de la ciudadanía.
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La importancia de la fiscalización ciudadana
Explico cómo funciona la fiscalización ciudadana y por qué creo que en nuestra ciudad los políticos aprovechan el verano para sortear esta fiscalización.
La fiscalización ciudadana es importante y sencilla de entender: Los políticos en los distintos gobiernos actúan con sus políticas y los ciudadanos evaluamos esas políticas y las recordamos (o no) de cara a la siguiente cita electoral. Si las acciones de gobierno nos han satisfecho, damos nuestra aprobación a los políticos gobernantes, prestándoles nuestro voto para que sigan gestionando nuestros recursos. Si por el contrario nos parece que nuestros políticos no han obrado adecuadamente, votaremos por alguna de las opciones que se presentan en la oposición.
Los desafíos de la fiscalización efectiva
Esto es en principio sencillo, pero tiene su complicación más adelante. En primer lugar, para que un ciudadano descontento con los gobernantes tenga la opción de votar por una alternativa, tiene que haber alternativa. Por esto es tan importante que en democracia se respete la labor y la legitimidad de las oposiciones para ejercer política. Además, esa oposición tiene que ejercer como tal en sesiones de control al gobierno, debates del estado de la ciudad, Autonomía, país, nación, donde con ayuda de los medios de comunicación, la oposición fiscaliza la acción de gobierno. En este punto es importante que un ecosistema institucional tenga buenos medios de comunicación libres, independientes y de calidad.
En segundo lugar, la ciudadanía debe tener también herramientas de evaluación propias sin la intermediación de medios de comunicación u oposición. Por esto en los últimos años, las democracias europeas u occidentales han puesto especial hincapié en leyes de transparencia y rendición de cuentas y por esto, además es tan importante que la comunicación institucional este orientada al ciudadano y no al servicio de intereses personales o de partido. Esta comunicación debe ser clara, concisa y de calidad y mal que les pese a algunos, es uno de los sustentos de la calidad de las democracias en nuestro entorno. Gran parte del descrédito de algunas de nuestras instituciones y/o partidos viene dado por la utilización, obscenamente partidaria, que hacen de la comunicación institucional.
El caso de Vitoria-Gasteiz
Pues bien, En Vitoria ya llevamos varios mandatos arrastrando una comunicación institucional al servicio de los políticos.
Uno de los recursos que han utilizado los distintos gobiernos para evitar que los ciudadanos puedan evaluar su acción de gobierno es el veranito. Gasteiz no tiene especiales atractivos turísticos para sus residentes y lo habitual es que la ciudad sufra un éxodo en los meses estivales. Así los políticos de la ciudad aprovechan esta huida para, entre otras cosas realizar el debate del estado de la ciudad. Este es un debate importante por tres razones: atrae la atención de los medios de comunicación; da un altavoz a la oposición para ejercer alternativa de cara al electorado y hace que le gobierno dé cuenta de su acción de gobierno y fije los retos para el próximo curso político.
Algunos pensarán que lo lógico es que el debate se haga al cumplir el año de gobierno, pero no hay ninguna obligación legal de realizarlo al llegar la fecha y fijarlo en meses de verano tiene una clara intención: que el debate pase desapercibido para una parte importante de la ciudadanía, bien porque no están en la ciudad, o bien por que los medios de comunicación están bajo mínimos, ya que sus empleados y periodistas empiezan también a disfrutar de sus vacaciones.
Una estrategia cuestionable
De hecho, Vitoria-Gasteiz en una rara avis en cuanto a la fecha del debate. Lo normal en ciudades de nuestro entorno es realizar la sesión en los meses posteriores al verano, finales de septiembre o principios de octubre.
Gasteiz por el contrario ha decidido realizarlo en la primera quincena de julio, pasar el mes con poca actividad, la semana de fiestas donde hay actividad de proselitismo político personal y partidista, pero poco de rendición de cuentas a la ciudadanía y hasta bien entrado septiembre el ayuntamiento no empieza a funcionar de manera normalizada en cuanto a la función de rendición de cuentas se refiere.
Es una pena que los políticos de nuestra ciudad utilicen un truco tan burdo como el filibusterismo para no responder ante la ciudadanía y a la actual falta de comparecencias públicas de nuestra alcaldesa (algo también fundamental en una institución democrática), tenemos que añadirle este vicio tan feo. Ojalá alguien preocupado por la calidad de la democracia en nuestra ciudad que se dé cuenta de esto y empiece a hacer las cosas bien.
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INFORMACIÓN DEL AUTOR
MIKEL GÓMEZ
Politólogo experto en comunicación política. Ha trabajado en diversas campañas electorales en México y Colombia y ha desarrollado investigaciones sobre el sistema de partidos políticos en Euskadi.