La segunda edición del certamen coreográfico ‘Harria’ ha logrado asentarse en la programación cultural de Vitoria-Gasteiz gracias a una participación que casi duplica la del año anterior. En total, se han recibido 50 propuestas procedentes de distintos puntos del Estado y también de Francia, lo que refleja un creciente interés por crear y presentar danza en espacios no convencionales.
Este año, el certamen ha ampliado su ámbito geográfico y ha incluido por primera vez a las regiones francesas de Aquitania y Occitania. La apertura responde al interés compartido entre el Ayuntamiento y la organización por fortalecer proyectos culturales transfronterizos. La intención es impulsar el intercambio artístico entre ambos lados del Pirineo, enriquecer la oferta cultural, hacerla más diversa y aportar otros puntos de vista.
La selección ha sido especialmente compleja por el alto nivel artístico de las propuestas. Finalmente, se han elegido cuatro piezas coreográficas diseñadas específicamente para entornos singulares que se presentarán el domingo 15 de junio en la Plaza de la Provincia, dentro del festival KaldeArte.
Cuatro miradas distintas sobre el cuerpo, el territorio y la transformación
Desde Madrid, Lucía Montes y Mado Dallery traen After the drop, una pieza en la que los cuerpos se convierten en materia moldeable, atrapados en un bucle de rutina apática e inducidos por la tensión de la catástrofe. La obra se mueve entre lo real y lo imaginario, y a través de símbolos corpóreos se exploran conceptos como la destrucción, la transformación, lo rígido y lo cambiante.
El Colectivo DeXeito, de Galicia, firma 77.000, una coreografía que evoca la catástrofe ecológica del Prestige. La historia se cuenta a través del movimiento, desde el impacto hasta las consecuencias. La pieza invita a reflexionar sobre la fragilidad del medio ambiente y subraya la importancia de la acción colectiva en situaciones de emergencia.
Desde el País Vasco francés, Fabian Tome propone Nahas, una obra que muestra cómo dos mujeres poderosas descubren una relación simbiótica a través de un antiguo ritual. Llevan sus trenzas entrelazadas, unidas no solo por el cabello, sino también por una conexión profunda que representa sabiduría, fuerza y belleza. Las trenzas, símbolo de interdependencia, encarnan la idea de que la solidaridad femenina es clave para alcanzar el equilibrio y la fuerza compartida.
Raquel Ferradás, también desde Galicia, presenta Mesura, una pieza sobre la espera, el cambio y la necesidad de encontrar equilibrio. El cuerpo se refugia en el movimiento, se adapta a las transiciones y avanza. Empezar de cero es una forma de sobrevivir en el presente, sin mirar al pasado. La obra plantea que convivir con la espera es esencial para mirar el mundo de frente.
El voto del público
El día de la muestra, el público podrá votar su pieza favorita, que recibirá el Premio del Público. Además, un jurado profesional entregará reconocimientos a la Mejor Coreografía, Mejor Intérprete y Mejor Compañía Emergente. Iniciativas locales como Baratza Aretoa también contribuirán con residencias artísticas.