El amanecer de este 17 de agosto en Vitoria-Gasteiz ha sido diferente. El cielo no luce azul, sino cubierto por una mezcla de calima y humo procedente de los incendios que asolan la Península Ibérica. Esa neblina se nota en el aire y también en los datos. La calidad ambiental de la ciudad ha empeorado.
La red de estaciones de Euskadi lleva sin actualizar sus registros desde el 15 de agosto a primera hora, pero las municipales de Vitoria sí funcionan. Según estas mediciones, el panorama no es positivo. A las 9:00, el índice de calidad del aire (ICA) marcaba “malo” en Zumabide, Huetos y Fueros, mientras que Paul y Landázuri presentaban un resultado “regular”. La única excepción se registró en Beato, con un nivel “bueno”. En todos los casos, el contaminante dominante es el mismo: PM2.5, las partículas finas que afectan directamente a la respiración.
Una crisis de incendios que no se detiene
El humo que ya se percibe en Euskadi tiene su origen en los 14 grandes incendios activos en España, localizados sobre todo en Galicia, Ourense, Zamora y Castilla y León. En apenas una semana, las llamas han quemado más de 150.000 hectáreas y obligado a miles de evacuaciones.
El operativo de emergencia desplegado es masivo, con 3.400 efectivos de la UME y decenas de aeronaves militares trabajando en distintas comunidades. El Rey Felipe VI acudió al cuartel general de la UME en Torrejón de Ardoz junto a la ministra de Defensa para seguir de cerca los trabajos.
En Asturias, la previsión es complicada: siguen activos seis incendios en áreas de alta sensibilidad como los Picos de Europa. El Gobierno regional ha alertado de un fin de semana difícil y ha enviado mensajes de aviso mediante ES-Alert.
En Portugal, las consecuencias han sido trágicas. Un exalcalde murió intentando frenar las llamas en Guarda y en Aguiar de Beira un tornado de fuego acabó con la vida de Carlos Dâmaso, también exregidor. El país ha pedido ayuda internacional activando el Mecanismo Europeo de Protección Civil.
El humo se extiende por Europa
El impacto no se queda en la Península. El humo se ha desplazado hasta buena parte de Europa occidental y ha llegado incluso al Reino Unido, tiñendo los cielos de un tono anaranjado.
Las cifras hablan por sí solas: más de 150.000 hectáreas arrasadas en España y Portugal solo en agosto, y 439.000 hectáreas calcinadas en la Unión Europea desde enero. En España, ya se han contabilizado tres víctimas mortales este verano.