GasteizBerri Podcast ha estrenado nueva temporada con un episodio especial grabado en los estudios de Siberia FM. Bajo el título “Jóvenes que cambian el mundo”, el programa reúne a ocho activistas de Nepal, Kenia, Colombia, Serbia, Zambia, Sudáfrica y Filipinas participantes de la IX Cumbre Global de la Alianza para el Gobierno Abierto celebrada en Vitoria-Gasteiz. A partir de sus testimonios, el episodio dibuja una imagen inesperada de la ciudad y repasa dos revoluciones recientes lideradas por la Generación Z.
Vitoria-Gasteiz: una “utopía accidental”
El punto de partida del episodio es sencillo. ¿Qué opinión se llevan de Vitoria-Gasteiz personas que viven rodeadas de violencia, corrupción y falta de libertades básicas?

La respuesta descoloca incluso a quienes hacen el programa. Fradina Makena, activista keniana de 25 años que ha participado en la toma del parlamento de su país, se queda con una experiencia cotidiana que aquí pasa desapercibida. Cuenta que una noche, sobre las once, se dio cuenta de que estaba caminando por la ciudad con un amigo y que eso sería imposible en Kenia porque podrían robarle o agredirla. “Lo que estaba haciendo no lo podría hacer en mi país, porque podrían intentar robarme o quitarme la mochila”, explica en el podcast.
La seguridad aparece una y otra vez. Para Fradina o para Celine Samson, periodista de Filipinas, poder correr por la ciudad “sin mirar atrás” y disfrutar de una mezcla de arquitectura histórica y vida moderna es casi un lujo. En sus países, la noche es un espacio peligroso, sobre todo para las mujeres.
También les sorprenden pequeños gestos de confianza. Fradina relata cómo, cuando la tarjeta de un amigo suyo falló en un supermercado de Vitoria-Gasteiz, un desconocido se acercó desde la cola y se ofreció a pagar la compra. “Fue toda una sorpresa. Este es un gran país. Me siento segura aquí”, dice en la entrevista.

La periodista filipina Chin, que trabaja contra la desinformación desde el medio Vera Files, resume la impresión general con una idea que recorre todo el episodio: Vitoria-Gasteiz les ha ofrecido “paz mental” y un espacio para respirar lejos de la violencia cotidiana.
Al final del programa, los invitados se despiden con mensajes directos a la ciudad. Agradecen la acogida, hablan de una Vitoria “bonita, limpia y pacífica” y Mario Picón, director del Governance Action Hub, llega a decir en español que el Rioja alavés “es el mejor Rioja que existe”. Entre bromas y agradecimientos, uno de los participantes define la ciudad como “una utopía accidental” para quienes vienen de realidades mucho más duras.
Nepal: la revolución que empezó con un meme
Tras esa mirada a Vitoria-Gasteiz, el podcast entra en el primero de sus dos grandes casos de estudio. El protagonista es Nishchhal Kharal, activista nepalí que hoy vive amenazado y en el exilio.

Nishchhal cuenta que empezó a implicarse en protestas muy joven, harto de la violencia que acompañaba a cada movilización en Nepal. Con 19 años fundó la organización juvenil WeForChange, que tenía una regla básica: solo podían participar personas de entre 16 y 24 años. “Si tienes más de 24, no puedes ser miembro”, explica. El objetivo era crear un espacio seguro para que las nuevas generaciones pensaran su propio país.
Años después llegó la campaña que lo cambió todo. “Nepo Kids” utilizó memes para señalar a los hijos de políticos y élites económicas que exhibían coches de lujo, educación en el extranjero o vacaciones exóticas supuestamente pagadas con dinero público. En el podcast se explica que esos contenidos mostraban una “desigualdad masiva” con la que miles de jóvenes se identificaron y que la campaña se hizo viral hasta derivar en una ola de protestas.

Según relata Nishchhal, la respuesta del gobierno fue encarcelar a estudiantes que se manifestaban pacíficamente y, después, usar balas reales contra la población. La violencia, lejos de frenar la protesta, la amplificó.
El activista explica que todo ese trabajo se basaba en una herramienta que él considera clave: la escucha profunda. Habla de ir a los barrios, preguntar a la gente qué problemas tiene y diseñar estrategias de resistencia no violenta a partir de esas conversaciones. También recuerda que los derechos a la protesta y a la libertad de expresión están recogidos tanto en la Constitución nepalí como en instrumentos internacionales como el artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
El precio personal que ha pagado por su trabajo es alto. Nishchhal reconoce que se ha convertido en uno de los principales objetivos del poder político y económico en su país y que tendría que volver a Nepal “de forma encubierta” para no correr riesgos. Aun así, insiste en que la historia “ya está escrita” y que la ola iniciada en Nepal se convertirá en un cambio global.

Kenia: cuando la paciencia se agota
El segundo caso que aborda el episodio viaja a Kenia y a las protestas contra el proyecto de ley de finanzas de 2024. Jóvenes kenianos, hartos de nuevos impuestos y de una corrupción que “desvía miles de millones cada día”, decidieron asaltar el parlamento de su país.
En el programa, los activistas relatan cómo los legisladores huyeron del edificio mientras las personas manifestantes rompían parte del mobiliario, se llevaban la maza ceremonial y se sentaban a comer el banquete preparado para los parlamentarios. La escena se presenta como un acto de justicia simbólica.

De nuevo, la respuesta oficial fue la violencia. La policía usó gases lacrimógenos, cañones de agua y munición real. En el podcast se recuerda que más de 60 personas murieron y hay más de 200 desaparecidas tras esa represión. Desde Kenia, Fradina explica que ver a compañeros de generación asesinados por reclamar lo que consideran derechos constitucionales solo les ha hecho “más activistas que antes” y que se ha consolidado una generación joven frustrada pero decidida a no rendirse.
Escuchar, educar, combatir la desinformación
El episodio no se queda en las imágenes de parlamentos ardiendo o asaltados. A partir de ahí, se abre una conversación más amplia sobre qué herramientas usan estos jóvenes para intentar cambiar sistemas que consideran corruptos.

Desde Serbia, Nico insiste en que el primer paso es escuchar y entender cuál es el problema real de la gente antes de diseñar estrategias. Recuerda que dividir a una sociedad es fácil y barato, mientras que conectar es caro y difícil. Pone un ejemplo cotidiano: debates polarizados sobre política mientras ambos bandos beben la misma agua contaminada.
La activista zambiana Mumbi explica que en su caso la conciencia cívica empezó en casa. Sus padres hablaban de política en la cocina y les animaban a conocer quién gobernaba el país y qué problemas existían. Para ella, saber quién es tu ministro o tu presidente es la base para poder exigir responsabilidades.

En Filipinas, la periodista Chin trabaja contra la desinformación con una regla sencilla: no avergonzar a quien comparte bulos, sino acompañarle y darle herramientas para pensar críticamente. Reconoce que es un trabajo lento y que probablemente no verá en vida el cambio profundo que desea en su país, pero defiende la importancia de cada pequeño avance, como lograr que un joven se cuestione lo que lee en redes sociales.

Desde Sudáfrica, Tracy Jooste aporta una mirada de largo plazo. Recuerda que creció bajo el apartheid y que ha vivido en primera persona la transición a la democracia. Para ella, haber visto cómo “lo imposible se hacía realidad” es la mejor vacuna contra el cinismo. Aunque reconoce que su país sigue teniendo graves problemas de corrupción, subraya que en las últimas elecciones la ciudadanía volvió a las urnas para exigir cambios.

Un arranque de temporada que mira lejos
El episodio se cierra con una reflexión compartida. Estos jóvenes se fueron de Vitoria-Gasteiz “recargados” y dejaron un poso de realismo, una mirada sincera sobre el bienestar del que gozamos -y no vemos o no valoramos- y lo que «chavales» sin nada que perder pueden llegar a hacer por su país.
Así, el primer programa de la nueva temporada de GasteizBerri Podcast, dirigido y editado por Álex García con la participación de Janire Jauregi y David Álvarez, funciona como una ventana doble. Por un lado, permite mirar Vitoria-Gasteiz con los ojos de quienes viven en países donde caminar de noche o pagar con tarjeta sin miedo ya es un acto político. Por otro, acerca a la audiencia local historias de resistencia que van desde los memes de Nepal al asalto del parlamento en Kenia, pasando por la lucha contra la desinformación en Filipinas o la defensa del espacio cívico en Serbia, Zambia, Sudáfrica y Colombia.
Todo ello, sin perder de vista una idea que atraviesa el programa de principio a fin: la amabilidad, la escucha y la organización colectiva pueden ser, en muchos lugares del mundo, actos de auténtica rebeldía.
Aquí comienza: GasteizBerri Podcast.


