El terremoto de magnitud 3,8 registrado el lunes en Álava con epicentro en Iruña de Oca tuvo su origen en una falla no cartografiada, según detalla el informe técnico actualizado por el Instituto Geográfico Nacional (IGN). El documento confirma que en el entorno epicentral no existe ninguna falla activa conocida, un dato que subraya el carácter excepcional del sismo en una zona con actividad sísmica muy reducida.
Un sismo de 3,8 sentido ampliamente pero sin daños
El movimiento sísmico se produjo a las 23:10:23 (UTC), con un epicentro situado al noreste de Iruña Oka/Iruña de Oca, a unos nueve kilómetros al oeste de Vitoria-Gasteiz y con una profundidad muy superficial. No se han registrado réplicas desde entonces.
El terremoto se sintió en gran parte de Álava y también en territorios cercanos como La Rioja, norte de Burgos, Bizkaia, Navarra y Gipuzkoa. El IGN recibió cerca de 3.660 informes ciudadanos, con una intensidad máxima de IV en la escala EMS-98. Los efectos reportados incluyen vibración moderada, caída de objetos y crujidos en la carpintería. El organismo confirma que no se ha constatado ningún daño material.
Origen en una falla desconocida
El informe destaca uno de los datos más relevantes: en el entorno del epicentro no está registrada ninguna falla activa en la base de datos QAFI del Instituto Geológico y Minero de España. Esto significa que el terremoto se ha generado en una estructura tectónica no identificada previamente.
El análisis del tensor momento sísmico muestra un mecanismo de tipo falla normal, compatible con un proceso de extensión local. Sin embargo, el IGN recuerda que en la región oriental de la cornisa cantábrica, y en el sector central del eje pirenaico-cantábrico, no existe un campo de esfuerzos dominante y la tasa de deformación es muy baja. La provincia de Álava solo registra históricamente dos terremotos de intensidad V (1916 y 1929), y nunca se había detectado uno de magnitud superior a 3,0 en un radio de 20 kilómetros alrededor del epicentro.
El sismo del 7 de diciembre se convierte así en el de mayor magnitud registrado instrumentalmente en esta área, reforzando la idea de que se trata de un fenómeno inusual en una región sin fallas activas conocidas.
Aceleración moderada y registros limitados
Los acelerógrafos más próximos se encuentran a unos 100 kilómetros y no registraron datos útiles. Según los modelos del IGN, la aceleración máxima en la zona epicentral se situó entre el 2 % y el 5 % de la gravedad (g), con velocidades pico del suelo que alcanzaron aproximadamente 1 cm/s. Estas cifras son coherentes con la intensidad IV detectada por las estaciones sísmicas y reportada por la población.
Monitorización reforzada en la zona
El IGN recuerda que la actividad sísmica en tiempo real se controla a través de una red de sensores de velocidad y aceleración. En el entorno de la zona epicentral existen seis estaciones permanentes, además de las instalaciones gestionadas por la Red Vasca de Sismicidad (Euskalsis), que aporta diez estaciones adicionales en un radio de 50 kilómetros.
El informe incluye mapas de intensidades, modelos de sacudida y elementos técnicos que permiten reconstruir el comportamiento del terreno durante el evento.
Un terremoto excepcional en un área tranquila
El documento concluye que la combinación de factores —magnitud relativamente alta, ausencia de fallas activas identificadas y escasa sismicidad histórica— sitúa este terremoto como un fenómeno destacable en la sismología reciente del territorio alavés.
Toda la información del análisis, así como los mapas y parámetros técnicos, puede consultarse en los enlaces oficiales del IGN, incluidos en el informe actualizado el 9 de diciembre de 2025.
