
Hoy ha sido un día único para la historia de la política vasca. La «supuesta» malversación y corrupción del PNV con Alfredo de Miguel a la cabeza ha dejado de ser supuesta. Se les ha condenado con todo lo que ello conlleva.
Mucha gente ha escrito sobre la corrupción en Euskadi pero ninguno se ha enfrentado a ella. Hasta ahora -cuentan los mentideros- la ETB no quería que el «caso de Miguel» fuera el tema del que se habla pero por fin, las y los jueces, han dictado sentencia. Ahora hablan de ello, como no podía ser menos.
Por fin, en Euskadi, hay corrupción.
Son muchos los periodistas que durante este tiempo han hablado de este tema. Jose Manuel Cámara (Euskizofrenia) e Iker Armentia (Ser Vitoria y eldiario.es) han hablado mucho de ello.
Incluso cuando nadie jamás en el País Vasco se planteó que un gobierno que dura decenios pueda acabar desembarcando en la corrupción.
Pero así es.
Y hoy nos han dado con «un canto en los dientes» con el «temita».
Corrupción. En Euskadi.
Y es que nada menos que 9 años son los que cumplirá en la cárcel Alfredo de Miguel (4,5 con buen comportamiento) después de 11 meses de juicio y un año adicional para redactar la sentencia.
Pero lo curioso es lo siguiente. En Euskadi «vamos de frente» y el mismísimo lehendakari -leáse el máximo mandatario del Gobierno Vasco- ha salido hoy a pedir perdón.
Y con ello ha temblado el status quo.
No demasiado pero sí lo suficiente como para merecer ésta reseña que aquí publicamos.
Pedir perdón
O pedir «disculpas» para ser exactos. Eso es lo que ha hecho hoy, no sólo el Gobierno Vasco, desde la sala dónde habitualmente dan las ruedas de prensa de lehendakaritza, también desde la otra parte de esa bicefalia que ahora nos gobierna: Andoni Ortuzar, a la misma hora que Iñigo Urkullu salía «a la palestra» a dar explicaciones.
El resultado: todos los medios estatales han alucinado.
Pongámonos en situación: España, país que aparece señalado como uno de los que más se deteriora en temas de corrupción política, está acostumbrada a que varios altos cargos sean imputados, investigados e incluso sentenciados bajo cargos de corrupción. Pero «en España nadie dimite» o como decía Andreu Buenfuente en uno de sus monológos de la pasada seman:a «¿Dimitir? ¿Eso es ruso, verdad?».
Incluso cuando el Partido Popular, una de las dos patas del bicefalismo hispánico, fue condenado por corrupción recientemente nadie en su partido ha conseguido aceptar que -como partido- habían sido condenados.
Pero hoy ha salido a esa famosa palestra el Lehendakari, y los medios estatales han gozado con eso. Ferreras, máximo directivo del canal La Sexta ponía en su «Al Rojo Vivo» a Iñigo Urkullu en la ventana del «directo». Y han sido varias veces en las que han comentado algo así como «qué maravilla, que alguien pida perdón por conductas condenables» (ahora ya, condenadas).
Con esa pulcritud que le caracteriza, Urkullu pedía disculpas al pueblo vasco por lo que Alfredo de Miguel, y compañía, han hecho-.
Ejemplo de Gobierno, es lo que decían los medios estatales.
Por su parte Andoni Ortuzar, presidente del PNV, pedía cautela -porque según él esta sentencia es recurrible y podría cambiar- pero a su vez daba la cara.
Dar la cara
Y es que esto, lo de dar la cara, es muy vasco.
Puede ser que la corrupción en la administración vasca llegue hasta puntos que jamás descubriremos, pero si algo hacemos los vasco es dar la cara.
Y aunque sea de soslayo aceptamos el error de nuestros congéneres y pedimos disculpas. Y toda la prensa ha flipado.
Lamentablemente el resumen es que sigue habiendo corrupción en este país. Y aunque demos la cara, como dicen, también caemos en las trampas del oscurantismo de la dirección, en esa falsa bondad de la que se enorgullecen nuestros dirigentes, al final pensamos en nuestro bien propio, en nuestro enriquecimiento, y eso, aunque seamos vascos, nos hace humanos. Lamemtable día para el PNV y el pueblo vasco, que pasará a la historia como el día en el que los vascos «dieron la cara.»