
La pandemia y el confinamiento han vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de adaptar la ciudad a la ciudadanía y no a los vehículos a motor. El haber estado encerrado en casa también ha puesto en valor la necesidad de tener espacios verdes y los servicios necesarios cerca del domicilio. Por eso, muchas ciudades han pisado el acelerador y han comenzado a construir las denominadas “supermanzanas”.
Venezuela y Brasil implantaron este modelo arquitectónico hace décadas, en los años 50. Como ejemplo cercano, tenemos a Barcelona. La capital catalana puso en marcha en septiembre del 2016 una supermanzana en el barrio barcelonés del Pueblo Nuevo, como ensayo para futuras intervenciones urbanísticas de este tipo en otros barrios y como parte del programa de supermanzanas anunciado por el Ayuntamiento de Barcelona.
El objetivo de las Supermanzanas es dar un paso adelante para convertirse en el modelo de transformación de las calles de toda la ciudad, con el objetivo de recuperar para la ciudadanía una parte del espacio que actualmente ocupan los vehículos privados consiguiendo un espacio público saludable, con más verde, más justo y seguro, que favorezca las relaciones sociales y la economía de proximidad teniendo los servicios a 15 minutos como mucho.
En el caso de Vitoria-Gasteiz, el Ayuntamiento ha presentado este jueves la transformación del barrio de Zabalgana en “con una valiente propuesta basada en el modelo de las supermanzanas”. Según lo anunciado, el Gobierno municipal invertirá dos millones de euros este mismo año para desarrollar una decena de intervenciones de espacio público que permitirán crear nuevos espacios verdes donde hasta ahora existía pavimento destinado al coche.

Estas zonas de estancia supondrán espacios de oportunidad para el encuentro de la ciudadanía y servirán para romper el paso del tráfico en grandes avenidas como la de la Ilustración y la del Mediterráneo, dando continuidad a los paseos peatonales ya existentes. Los vehículos de paso no podrán atravesarla.
En ese sentido, el planteamiento pasa por proteger el interior de los barrios del tránsito de vehículos mediante reducciones de la velocidad importantes (a 20 y 10 kilómetros por hora), cortes de tráfico e intervenciones como peatonalizaciones. Esta red permite crear un nuevo mapa de la ciudad en el cual la ciudadanía es la protagonista.

Una decena de ‘nudos’ naturalizados, libres de vehículos, garantizarán el tránsito por los itinerarios peatonales actuales y se convertirán en zonas de estancia en las que la ciudadanía podrá desarrollar actividades de ocio. Las actuaciones aumentarán la seguridad vial en el barrio y calmarán la velocidad del tráfico en el interior de las supermanzanas.