“¡Hola a todos! Me llamo Belén y ella es mi tía. Estamos buscando a su hermana gemela”. Así comenzaba el mensaje que Belén puso en sus redes sociales para seguir en la búsqueda de hermana gemela de su tía Zuriñe casi sesenta años después de que fueran separadas.
Corría 1.961 y el franquismo campaban a sus anchas por todas las calles e instituciones del país causando terror y cometiendo uno de los capítulos más negros de la historia reciente: el robo de niños. Se estima que en España hay unos 300.000 casos de niños que durante la Guerra Civil Española, la posguerra y la dictadura fueron arrebatados a sus madres. En muchos casos, las sustracciones se realizaban en el momento del nacimiento alegando a la familia que había nacido muerto o que lo había hecho a los pocos minutos.
Esta lacra también ocurrió en Vitoria-Gasteiz, concretamente en la hoy cerrada Clinica Arana. “Mi madre sabía perfectamente que veníamos dos. Ahí no ha habido ninguna ocultación y siempre hemos sabido que éramos dos”. Para Zuriñe poder cerrar es muy importante, y así nos lo hizo saber cuando nos contaba esta historia. Actualmente no se encuentra en su mejor momento de salud, pero eso no ha evitado que siga la búsqueda teniendo claro que su hermana pueda no estar interesada en un reencuentro.

«No se lo enseñaron en ningún momento. Simplemente le enseñaron una caja de cartón».
Ella nunca ha dejado de sentir que su hermana está viva mientras recordaba que “no se lo enseñaron en ningún momento. Simplemente le enseñaron una caja de cartón” haciendo referencia al cadáver de la supuesta hermana fallecida. “Yo siempre le decía a mi madre, mamá, mi hermana está viva. Y claro, pues entonces te toman un poco por loca, ¿sabes?. Yo siempre, siempre he mantenido que mi hermana estaba viva” apuntala señalando entre risas que “muchas veces me han confundido por ahí, pero bueno, eso pueden ser muchas casualidades”.

En la búsqueda de la información
En los últimos años, Zuriñe ha tocado decenas de puertas en busca de información. La mayoría de las veces se ha encontrado de frente con el silencio, pero el Obispado le entregó un registro de fallecimientos donde deberá constar “si mi hermana hubiese muerto”. Pero la sorpresa fue no encontrar nada registrado en esa fecha. La institución religiosa le explicó que entre el 30 de julio y el 19 de septiembre de 1961 no se había producido ninguna muerte”. Así que “si mi hermana falleció tenía que constar en el registro”.
Esta situación, nos cuenta, le recuerda a una historia que escuchaba a su hermana mayor. “Cuando mi madre estaba embarazada, iban las monjas a decirle que se iban a llevar a una de sus hijas porque tenía mucha carga. Ya tenía cuatro y veníamos dos”. “Pues mira, cuando ya nacimos, una nacio supuestamente muerta, ¿casualidad?, nunca más volvieron a aparecer”.
Pistas fallidas
A lo largo de todos los años de búsqueda Zuriñe ha recibido decenas de pistas de personas que luego resultaban ser falsas o erróneas. “Yo entiendo que es muy, muy difícil. Primero, porque no sabemos ni dónde está. Puede estar en Vitoria o puede estar en cualquier parte. No tenemos ni idea. Ella misma puede que no sepa que es adoptada. Si esa persona no lo sabe, pues tampoco se molestará”.
«Se la robaron, la engañaron»
Achucharla
Pese a que ha vivido momentos en los que casi ha tirado la toalla, nunca ha perdido la esperanza de volver a encontrarse con ella para darle un “achuchón hasta dejarla sin respiración”. Pero también es consciente que “no quiera ni saber nada, pero no me importa (…) por lo menos que una sepamos de la presencia de la otra”.

Zuriñe también cuenta que encontrar a su hermana sería cerrar una herida abierta en su madre y en ella misma para poder dejar de sentirse engañada. “Se la robaron delante de tus narices. Se la robaron, la engañaron y ha estado toda la vida pensando en que estaba muerta. A ver si realmente me demuestran con pruebas, pero con pruebas reales que se puedan constatar de que realmente murió”.