
Que alguien me explique cómo puede ser que los tres gobernantes que tenemos más cerca cobren hasta más de 20.000 € que el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, veamos las cifras oficiales.
- Presidente del Gobierno… 84.845 €
- Iñigo Urkullu (Lehendakari) 106.778 €
- Ramiro González (Diputado General) 100.487 €
- Gorka Urtaran (Alcalde)… 90.516 €
Empecemos por el Lehendakari, que es el segundo Presidente autonómico que más cobra solo por detrás del Presidente de Cataluña con 130.250 €, le sigue la Presidenta de Madrid con 103.090 €, el resto de Presidentes y Presidentas tienen un sueldo entre 70 y 80 mil euros.
En cuanto al Diputado General, es el tercero que más cobra, solo lo superan el de la Diputación de Bizkaia y el de la Diputación de Barcelona, el resto cobran entre los 54.000 € que cobra el de Huelva y los 87.800 del Diputado Foral de Guipuzkoa, es decir la diferencia entre Ramiro González y Markel Olano es de 1.000 € al mes.
El Alcalde de Vitoria-Gasteiz Gorka Urtaran, está en el top 5 de los mejor remunerados, solo le superan el Alcalde de Madrid, la Alcaldesa de Barcelona y el Alcalde de Bilbao.
Pero si comparamos por número de habitantes, Vitoria-Gasteiz ocupa el puesto 17 con casi 255.000 personas censadas.
Esta tabla es más significativa y demuestra lo que cuesta el Alcalde por habitante/año.
- Madrid – 3 céntimos por habitante/año
- Barcelona – 6 céntimos por habitante/año
- Valencia – 11 céntimos por habitante/año
- Sevilla – 13 céntimos por habitante/año
- Bilbao – 28 céntimos por habitante/año
- Vitoria-Gasteiz – 36 céntimos por habitante/año
Con estas cifras sobran las palabras.
Es decir, no se han subido el sueldo de forma importante en los últimos años, pero tampoco se lo han bajado, para ellos no ha existido la pandemia, ni los ERTES, ni nada por el estilo. Esto son los datos publicados por el Sistema de Información Salarial en la Administración.
Estos datos son brutos, lo que significa que incluyen el IRPF que se descuenta de sus nóminas y corresponde a las remuneraciones por función pública. Está recogido lo que cuesta su salario a las distintas administraciones tal y como está establecido en los presupuestos de cada comunidad autónoma o ayuntamientos y en sus respectivos portales de trasparencia.
Eso si algunos, presidentes autonómicos además de su salario, suman trienios por antigüedad y dietas o indemnizaciones de los parlamentos de su comunidad al tener un cargo en la propia cámara.
Hay una frase que en su día pronuncio Charles de Gaulle, primer ministro de Francia, “He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos”.
Por lo tanto no nos tiene que extrañar que estén deseando que finalice el año, eso sí solo pensando en subir los impuestos para los siguientes. La gente debería de estar empezando a darse cuenta de que las Administraciones son demasiado costosas. Lo que aún no terminan de comprender es que el peso de ese costo recae sobre nosotros, los contribuyentes. Y tenemos que pensar que solamente en los sueños somos libres. El resto del tiempo necesitamos el sueldo.
La cuestión a abordar sería la de quien decide sobre el sueldo de los políticos servicio público que tengan. Y es que en política, como en la vida, el dinero no lo es todo. Más allá de los formalismos, la respuesta ahora mismo es obvia: ellos mismos. El problema en España es que este sujeto, gracias a la descentralización política, es muy amplio lo que ha propiciado una disparidad de sueldos públicos enorme a lo largo y ancho del territorio nacional, sin que sea fácil encontrar un criterio que permita relacionar las retribuciones con las funciones o responsabilidades. Y no digamos ya con la preparación o la capacidad. Como hemos visto, cualquier intento de introducir una mínima racionalización tropieza con la feroz resistencia a la que se oponen los posibles afectados para que eso no ocurra. Pero la última pregunta es quizá la más relevante ¿Sería útil de verdad una subida de sueldos públicos para atraer “a los mejores” a la política? Pues sinceramente, creo que sin otras reformas imprescindibles muy poco.
Sin democracia interna en los partidos, donde ponen casi siempre a los que más comulgan con sus ideas y que siempre acataran sus órdenes y sin depuración de los constantes casos de corrupción que les afectan considero improbable que personas con trayectorias profesionales –y vitales- sólidas den el paso a la política por muy buen sueldo que se les ofrezca y por mucha voluntad de
Para finalizar, un recuerdo a nuestros abuelos, un par de dichos: “El jornal del pobrete, por la puerta entra y se va por el retrete” “El jornal del obrero, suele quedarse en mano del tabernero”