Hace aproximadamente tres meses Noelia Da Costa, una joven de 26 años con parálisis cerebral, se graduó en Trabajo Social, pero meses antes de acabar, ya sabía que lo que quería hacer una vez acabada la carrera: seguir formándose y aprendiendo, cursando un postgrado de gestión e innovación en servicios sociales, compaginando este con unas becas de transición al mundo laboral.
Pero la UPV/EHU no se lo está poniendo fácil, le niega la ayuda de un técnico especialista de apoyo educativo; es decir, una persona que le ayude en el baño, le ponga o le quite la cazadora o le coloque el ordenador, ya que es una persona con movilidad reducida.
Se siente discriminada
Ante esta situación, Noelia ha querido denunciar de manera pública lo que le ocurre. Dice sentirse discriminada por su condición de discapacidad y las necesidades de apoyo inherentes que esta trae consigo.
Según nos ha explicado, la Universidad Pública Vasca argumenta que al no tratarse de un máster oficial por ser de título (un posgrado de especialización y una vez finalizado este no tendría acceso a un doctorado) no le pueden ofrecer esa ayuda, pero dice que ha hablado con la Facultad que se encarga de impartir del Máster y le dicen que sí que es oficial, «es un postgrado ofertado por la propia Universidad». «¿Cómo puede ofertar una Universidad un máster que no es oficial?», se pregunta.
Facilitar su acceso en la Universidad a alumnos con necesidades especiales
El reglamento de igualdad de oportunidades para la atención de personas con discapacidad de la UPV/EHU señala que «el objeto de este Reglamento es regular las acciones de atención al alumnado de la UPV/EHU con discapacidad, y en general con necesidades educativas especiales, para facilitar su acceso en la Universidad, el desarrollo de sus estudios y la plena participación, garantizando el derecho a la educación en igualdad de oportunidades con el resto de estudiantes durante su permanencia en la universidad». Pero Noelia dice que esto no se está cumpliendo.
Cansada de los discursos de inclusión
La joven de 26 años dice estar «muy cansada» de los típicos discursos de la inclusión porque «luego, a la hora de la verdad, solo es una palabra que queda bonita a los ojos de la sociedad. Si se habla de inclusión que sea con razón, ya que como dice un gran dicho popular, obras son amores y no buenas razones».
Desde el propio departamento de discapacidad de la UPV le han invitado a renunciar al postgrado y a las becas de transición como solución, pero dice que esto le invita a seguir luchando «por nuestros derechos y que queda mucho camino por recorrer en el ámbito de la inclusión».