Hace unos años el PP de Vitoria-Gasteiz público un vídeo en sus redes en el que se tomaba como punto argumental el excesivo espíritu crítico que siempre se le supone a los vecinos de la capital vasca.
El vídeo criticaba, no solo una actitud de los vitorianos y vitorianas hacia la política municipal, también la falta de acuerdo de los partidos que impedía avanzar a la ciudad. Como contra punto se ponía la nueva estación de autobuses, que llegó a la ciudad producto de un acuerdo entre PP, por aquel entonces en el gobierno de la ciudad, y EH Bildu, su más claro antagonista político.
Al margen de todas las lecturas de un pacto inusual que se han hecho, incluso a nivel estatal, me parece importante este vídeo para introducir lo que, para mí, es un claro cambio en la actitud del PP de Vitoria, ya que en apenas 7 años han pasado de criticar esa actitud pesimista de los gasteiztarras respecto a la política municipal, a ser quienes abanderan la campaña negativa constante contra los gobiernos municipales y otros grupos de la oposición.
La crítica del PP hacia el gobierno de Urtaran ha sido constante durante los dos mandatos del jeltzale y la han llevado a cabo en todos los frentes, en redes sociales, en la institución y una intensa campaña de crítica en medios de comunicación y, sin embargos, el PP de Vitoria no parece recuperar el apoyo popular que tenía en épocas de Javier Maroto.
El PP vitoriano no levanta en las encuestas esos 5 concejales que en 2019 consiguiese su candidata Leticia Comerón. No lo hace ni con efecto Feijo, ni con bajada del PSOE a nivel estatal, ni cambiando sus liderazgos locales y posicionándolos intensamente, ni con esa campaña negativa constante que está ejecutando.
La teoría de la comunicación política nos dice que una campaña negativa tan intensa no solo puede o tiene que desgastar a quien es objetivo de esa campaña (en este caso el alcalde Urtaran), también tiene que reportar beneficios electorales a quien la está ejecutando y eso no está pasando en el escenario electoral gasteiztarra.
Y es que la teoría es muchas veces demasiado terca y no nos permite ver alteraciones en lo que debería pasar. En concreto, en lo que a campañas negativas se refiere, este tipo de campañas pueden tener un efecto inesperado al que llamamos el efecto de doble deterioro.
Este efecto supone no solo un perjuicio a quien sufre la campaña negativa, también afecta a quien está ejecutando esa campaña.
El PP de Vitoria ha estado todo el mandato municipal haciendo campaña negativa contra Urtaran en algunos de los aspectos que más le interesaban:
- Seguridad
- Movilidad
- Actividad económica
Esa campaña se centró durante unos meses en el BEI, un autobús eléctrico, al que el partido conservador suponía un caos de movilidad, una falta de seguridad vial para los peatones y un derroche económico.
La campaña tuvo su efecto sobre la opinión de los ciudadanos con respecto al BEI y de hecho en una encuesta realizada por Gizaker para el propio ayuntamiento de Vitoria Gasteiz, la mayor parte de la ciudadanía consideraba que el autobús eléctrico tenía más «contras» que «pros».
De hecho, según esta encuesta, la mayor parte de los vecinos suspendían el transporte en cuestión.
Es curioso, pero es que además los motivos por los que los ciudadanos se ponían en contra del BEI eran, precisamente, los mismos que la campaña del PP había utilizado.
Con estos datos sería fácil intuir que una campaña tan intensa y tan exitosa a la hora de sembrar un estado de opinión en contra de una de las obras de gobierno más importantes del gabinete Urtaran tendría que haber supuesto una mejora de las perspectivas electorales del PP vitoriano y, sin embargo, en esa misma encuesta no solo no mejora, es más empeora resultados y pierde un concejal, pasando de 5 a 4.
Es solo una encuesta, pero la realidad es que ninguna encuesta de las publicadas hasta ahora han mejorado los resultados del PP y mantienen a los populares con los mismos concejales que ahora tienen, 5 y que serían un mal resultado ya que les aleja de volver al gobierno municipal.
Entonces, ¿Qué puede estar pasando? ¿Por qué el PP de Vitoria ejecuta la que parece ser una buena campaña negativa que consigue cambiar la percepción de los ciudadanos y no logra atraer votos a sus siglas?
No creo que haya una sola razón, pero si bien es cierto que no se puede achacar al efecto de doble deterioro el estancamiento electoral de los populares, tampoco podemos rechazar la hipótesis de su influencia y más cuando según este estudio del Reurters Institute los ciudadanos de varios países desarrollados reacciona emocionalmente mal a ciertas noticias negativas.
De hecho en España la cantidad de personas que se muestra muy interesada por las noticias ha pasado de un 85% en 2015 a un 55% en 2
El porcentaje de personas que evitan las noticias ha pasado del 26% en 2017 al 36% en 2022.
Y es que actualmente a nivel global el 36% de las personas reconocen que las noticias tienen un efecto negativo en su estado de ánimo.
Mientras, un 29% de los encuestados dicen que les agota la cantidad de noticias que hay.
Pero la cuestión aquí es saber como afectan estos datos a una campaña electoral y más concretamente a una campaña negativa como la que lleva a cabo el PP en Gasteiz.
Los partidos políticos tienen, en su comunicación, una función de informar a los electores y más cuando se trata de una campaña negativa ya que a todas las emociones que comunican a la ciudadanía tienen que acompañarle datos o análisis para sostener esas campañas. Por tanto, es lógico pensar que los votantes reaccionan a las campañas de los partidos de manera similar a cómo lo hacen con las noticias.
El PP de Vitoria ha abusado de la campaña negativa hasta generar una falta de interés en el mismo y si bien ha conseguido condicionar la opinión de los ciudadanos, sobre todo con respecto al BEI, esa campaña negativa ha producido un desgaste en sus valores. La falta de propuestas positivas ha alejado al los populares de una visión positiva de su actividad en la oposición y ya no son para el ciudadano una opción real de gobierno.
Es posible que los populares a pocos meses de las elecciones municipales empiecen a lanzar sus propuestas a los votantes (si alguien quiere ganar en unas elecciones, mas si son municipales, tiene que tener propuestas), pero en mi opinión ya será demasiado tarde.
Las estrategias basadas en campañas negativas suelen ser muy efectivas, pero siempre y cuando, esas campañas tengan su parte positiva de igual cantidad, intensidad y espacio temporal. Es decir, la estrategia electoral de un partido tiene que ser 50/50 en porcentaje entre positivo y negativo.
El PP de Vitoria ha excedido la cantidad de intensidad de campaña negativa hasta el punto de que la ciudadanía ya solo les reconoce en ese papel y mejorar ahora se me antoja muy complicado por muchas y buenas propuestas en positivo que lancen. Es una manera equivocada de entender la oposición política, una campaña electoral y mucho menos una campaña electoral municipal. A saber, al final serán los ciudadanos los que decidan donde esta cada uno y por muy agorero que sea el estigma del vitoriano gruñón, los votantes buscan sobre todo propuestas que les puedan seducir.
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