OPINIÓN | A continuación os ofrecemos un artículo de opinión escrito por José Damián García-Moreno, coordinador de Ezker Anitza-IU en Araba; y Miguel Burdallo, responsable Político del PCE-EPK de Araba, con motivo del 47 aniversario del 3 de marzo.
47 años después, el 3 de marzo sigue siendo una fecha clave para la lucha obrera. Como cada año, las trabajadoras y los trabajadores volveremos a las calles de Vitoria-Gasteiz para homenajear a los compañeros asesinados y heridos de los sucesos ocurridos en 1976. Aquel trágico día la clase trabajadora protestaba por las condiciones laborales y salariales de sus puestos de trabajo y el mejor homenaje que les podemos hacer es continuar con su lucha y sus reivindicaciones para mejorar las condiciones de vida de las y los trabajadores.
La lucha obrera del 3 de marzo sigue vigente. A lo largo del año pasado y durante estos primeros meses de 2023 hemos asistido en nuestro territorio a ejemplos de dignidad y lucha por parte de la clase obrera alavesa. Los conflictos laborales de las residencias privadas, del sector del metal, Mercedes-Benz, Intervención Social, Naipes Fournier, Altan Bernedo o Talleres Abasolo… han mantenido en lucha a los trabajadores y las trabajadoras para defender sus puestos de trabajo o reivindicar un convenio digno.
Luchar en las calles, pero también desde las instituciones para seguir conquistando derechos como la reforma laboral, primera en la que hemos recuperado derechos después de décadas de recortes, la reforma de las pensiones, las sucesivas subidas del SMI, que en Euskadi ha beneficiado a más de 56.000 personas, o el apoyo al mantenimiento de la plantilla de las empresas en dificultades a través de los ERTE.
En este contexto de crisis, donde cada día aumenta el riesgo de un choque militar entre los bloques que se disputan la hegemonía mundial, las grandes corporaciones hacen crecer sus cuentas de resultados a expensas de degradar las condiciones de vida de la mayoría social trabajadora y las capas populares. Comprobamos con indignación cómo las grandes distribuidoras de alimentación, la banca, las empresas energéticas… están batiendo récords de beneficios mientras la mayoría social trabajadora tiene serias dificultades para cubrir sus necesidades básicas.
Mejorar las condiciones de vida desde el sistema capitalista, que se basa en la explotación del ser humano por el ser humano para mantener los privilegios de unos pocos, no es tarea fácil. Hay que transformar nuestra sociedad para potenciar el bien colectivo. Para ello, es imprescindible la esencia del 3 de marzo: una clase obrera concienciada y movilizada en las calles y en los centros productivos. Debemos seguir luchando con un pie en las instituciones y miles en las calles para recuperar la conciencia de clase y las condiciones de vida de la clase obrera.
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