Opinión
En medio de un macro-puente como ha sido el de San Prudencio y 1 de mayo, hemos conocido que el Gobierno Vasco ha aprobado una subvención directa a VIA (Sociedad para la promoción del aeropuerto de Vitoria-Gasteiz), por 4,5 millones de euros que serán abonados entre 2024 y 2028 para en resumidas cuentas mantener los vuelos regulares de Ryanair. Hay que recordar que el Gobierno Vasco no es la única institución pública que destina dinero público a pagar vuelos, también Diputación Foral de Álava y Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz lo hacen anualmente.
Por lo tanto, a puertas de que en un año finalice el actual contrato con la compañía irlandesa, parece que la situación no va a cambiar en la estrategia de nuestro aeropuerto. Ya hemos visto las deficiencias no sólo desde el punto de vista climático, también social y económico de dejar en manos de esta compañía el presente y futuro de Foronda.
Desde las instituciones públicas han cedido el control de nuestro aeropuerto a una compañía low cost que es como una montaña rusa porque cada día pone y quita frecuencias o destinos, como hemos visto en los últimos meses. Además, se ha impulsado las subvenciones a vuelos cuyos destinos (Bruselas, Sevilla, Malaga…) ya están a 70 km de Gasteiz, como es el aeropuerto de Loiu. Y puede ser polémico, pero debemos trabajar en un sistema aeroportuario vasco colaborador, no competitivo.
Además, esta compañía es la que más sanciones paga por exceder las emisiones del CO2 que marca Europa. Fue la aerolínea más contaminante del mundo en 2023 por tercer año consecutivo con 15 toneladas de dióxido de carbono (CO2) emitidas a lo largo del año, según un estudio de emisiones elaborado por Transport & Environment (T&E).
Por no obviar, la larga estela de conflictos laborales que ha tenido la compañía en los últimos años. Porque no nos olvidemos que para el mantenimiento de vuelos baratos, no sólo hay que recibir ayudas públicas, también es en detrimento de los derechos laborales.
Pero en Foronda, el “pecado original” no sólo son los vuelos regulares, como vimos con el desastre de los vuelos a Canarias de Binter. También hay una política de subvención de vuelos que no tiene ningún euro de retorno, ni llegan turistas. Estamos hablando de los vuelos charter en periodos festivos como los que hemos tenido tanto en Semana Santa como en San Prudencio.
Mientras tanto, los debates políticos que se han trasladado en los últimos meses en Araba no ha sido realizar un análisis del actual sistema aeroportuario para hacerlo más sostenible. ¡No! Ha sido la posibilidad de ampliar el actual parking y el mantenimiento de la gratuidad del mismo. Medidas que no van en consonancia de esta emergencia climática y de reducir el uso del coche.
Aparte, en plena campaña para las elecciones vascas, el PNV volvió a sacar la posibilidad de que Foronda tenga vuelos transoceánicos. Más allá de ser una propuesta meramente electoralista, tenemos el antecedente del Gobierno de Javier Maroto en el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz que propuso e impulsó en el año 2014 vuelos a New York. Fue un auténtico desastre y se dilapidaron grandes cantidades de dinero público.
Por lo tanto, es necesario más que nunca escuchar a la comunidad científica, hacer políticas acordes a esta situación de emergencia climática. Hacer un análisis para elaborar un Plan aeroportuario vasco como solución para Foronda y el resto de aeropuertos vascos. Eliminando la competencia entre ellos y favoreciendo la colaboración de los mismos. Eliminando las subvenciones públicas a los vuelos regulares y charter, reduciendo el número de vuelos y apostando por impulsar un sistema ferroviario atractivo y sostenible. Como dice la campaña de Greenpeace: “¡Más trenes y menos aviones!”.
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