
Cada 4 de agosto, la Plaza de la Virgen Blanca se llena de más de 30.000 personas que esperan con entusiasmo el descenso de Celedón desde la torre de San Miguel a las 18:00 horas. Aunque este evento es uno de los más emblemáticos y visualmente impresionantes, también está marcado por restricciones sobre las manifestaciones reivindicativas.
Esta medida no es nueva, lleva en vigor desde hace unos cuantos años A pesar de estas restricciones, es común ver diferentes pancartas a favor de diversas causas en medio de la multitud.
El bando municipal es claro al respecto: «En este espacio tampoco se podrán introducir pancartas, globos, balones u objetos similares relacionados con campañas reivindicativas o publicitarias, ya sean promovidas por instituciones públicas o privadas, excepto aquellos elementos aprobados dentro de las campañas municipales».
Esta normativa intenta mantener el foco en la festividad, pero no logra evitar que ciertos mensajes reivindicativos se cuelen entre los asistentes. La bajada de Celedón, transmitida en directo por Euskal Telebista, se convierte así en un escenario de celebración y, para algunos, de protesta.