
La Policía Local de Vitoria-Gasteiz ha iniciado una huelga de celo, retomando una estrategia de presión que no utilizaban desde 2017. Este tipo de protesta se ha convertido en una herramienta para visibilizar las demandas laborales del cuerpo, que denuncia la falta de personal y otros problemas estructurales que afectan al servicio.
Pero, ¿qué es exactamente una huelga de celo y cómo impacta en la vida cotidiana de la ciudadanía?
Una huelga de celo es una forma de protesta en la que los trabajadores cumplen sus funciones al pie de la letra, respetando estrictamente todas las normativas, reglamentos y procedimientos establecidos. A diferencia de una huelga convencional, en la que se interrumpe el trabajo, aquí se sigue trabajando, pero de forma tan minuciosa que los procesos habituales se ralentizan considerablemente. Esta rigidez evidencia cómo la flexibilidad y el criterio que aplican los trabajadores en su día a día son fundamentales para el buen funcionamiento de cualquier servicio.
En el caso de la Policía Local, esta protesta puede traducirse en un incremento significativo de controles y sanciones. Los agentes denuncian todas las infracciones que observan, sin aplicar la tolerancia que normalmente permite resolver casos menores con una advertencia. Por ejemplo, podrían multar todos los vehículos mal estacionados, inspeccionar exhaustivamente establecimientos comerciales o realizar controles rutinarios más largos y detallados de lo habitual.
El objetivo de esta huelga no es incumplir sus responsabilidades, sino visibilizar la sobrecarga que supone trabajar sin los recursos adecuados. Además, buscan presionar a la administración para que atienda sus reivindicaciones laborales, que en este caso incluyen la mejora de condiciones salariales, la creación de nuevas plazas y otras medidas que permitan aliviar la carga de trabajo.
En el pasado, una huelga de celo de la Policía Local de Vitoria-Gasteiz, llevada a cabo en 2017, se extendió durante 120 días, dejando un impacto notable tanto en las finanzas municipales como en la vida cotidiana de la ciudadanía. Las sanciones por infracciones menores se dispararon.
Parece que este artículo lo ha escrito la propia policía…
Vergonzoso.
Pagamos el pato la gente que con nuestros impuestos pagamos sus sueldos.
Por qué no una huelga normal?.
El ayuntamiento recaída el doble o el triple y todos contentos,todos menos los de a pie que en lugar de una policía que te protege,tenemos una policía que te revienta el presupuesto mensual.
Muchas gracias señores agentes,y perdón por lo de señores.
Personalmente pienso eliminar mi voto en las próximas elecciones al partido o partidos políticos que cedan al chantaje de estos robots sin cerebro.
Aguantaremos sus tonterías, pero sin ceder al chantaje de estos terroristas con boli y libretita…
Dese aquí ánimo a todas la ciudadanía a hacer lo mismo, al que cede al chantaje, no le votamos!
No se puede ser mas perro, os habeis puesto morados en mendizorrotza, hacer huelga como todo el mundo y no jodais mas a la gente