
A veces, los héroes aparecen cuando menos se les espera. Este mediodía, en el bullicioso cruce del Bulevar de Salburua con la Avenida de Varsovia, una enfermera de paisano se ha convertido en el rostro de la esperanza tras el grave accidente entre un tranvía y un microbús.
Una escena caótica
Eran las 14:18 horas cuando el sonido de un fuerte impacto rompía la tranquilidad del mediodía. Un microbús, que transportaba trabajadores de Indesa, había volcado tras chocar con un tranvía. La escena era desoladora: el tranvía descarrilado, el microbús tumbado en mitad de la calzada y los pasajeros atrapados o desorientados.
En ese instante, sin dudarlo, una enfermera que pasaba por el lugar ha asumido el control. Vestida de paisano y sin más herramientas que su formación y determinación, ha comenzado a evaluar las condiciones de los heridos.
Una intervención crucial
Con una calma asombrosa, la enfermera ha organizado el triaje de los afectados, determinando quiénes necesitaban atención inmediata y quiénes podían esperar. Su rapidez y profesionalidad no han pasado desapercibidas. Cuando llegaron los primeros policías, no dudaron en elogiar su labor: «Ha hecho un trabajo digno de mención. Nos facilitó mucho la tarea», comentan.
Gracias a su intervención, los equipos de emergencia han podido actuar con mayor eficiencia. En total, cinco personas han sido trasladadas al hospital y dos más atendidas en el lugar. Aunque la situación era complicada, la enfermera ha sabido manejarla con maestría, marcando una diferencia crucial en los minutos más críticos.
La solidaridad de los testigos
No ha sido la única que ha actuado con valentía. Los primeros testigos también han ayudado a evacuar a los pasajeros atrapados en el microbús. Entre ellos, un maquinista de Renfe que, al igual que la enfermera, ha demostrado que la solidaridad puede surgir de forma espontánea, incluso en las circunstancias más adversas.