«Nos ha destrozado la vida»: 64 familias atrapadas en la agonía de SARO Vitoria

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«En 30 años de profesión, nunca había visto algo así». La perplejidad del administrador concursal de Recubrimientos Orgánicos S.A. (SARO) refleja la magnitud de una crisis que mantiene en vilo a 64 familias en Vitoria. Diez meses sin cobrar sus nóminas mientras la empresa sigue acumulando una deuda que ronda los 7 millones de euros.

La historia de SARO es el relato de una caída en espiral que comenzó en febrero de 2023. Lo que empezó como pequeños retrasos en las nóminas, justificados por las dificultades post-COVID y el aumento de costes por la guerra de Ucrania, se ha convertido en una pesadilla para decenas de trabajadores, algunos con más de 35 años de antigüedad en la empresa.

«Nos daba 100, 200 euros al mes para ir tirando», relatan fuentes sindicales sobre los pagos intermitentes que mantenían la esperanza de la plantilla. Una esperanza alimentada por la promesa de una venta de terrenos en Villaba que supuestamente aportaría 2,5 millones de euros. El 16 de diciembre, el mismo día que la dirección aseguraba por WhatsApp tener un talón de 600.000 euros para los trabajadores, presentaba el concurso de acreedores a sus espaldas.

Un torrente de promesas incumplidas

La cronología del engaño a los trabajadores de SARO revela un patrón sistemático de promesas rotas. «Nos daba 100, 200 euros al mes para ir tirando», relatan fuentes sindicales sobre los pagos intermitentes que mantenían la esperanza de la plantilla. En julio de 2024, tras acumular cuatro meses de impagos, los trabajadores convocaron una huelga. La dirección respondió firmando un acuerdo en el PRECO que comprometía el pago de la deuda con la venta de unos terrenos en Villaba, incluso estableciendo una penalización del 3% por cada mes de retraso.

Tras el fallecimiento del anterior director general en septiembre de 2024, su hijo y heredero, junto con su hermana, se reunieron con el comité de empresa. «Nos prometieron que cumplirían su palabra de pagarnos. La hermana, que dijo ser abogada, aseguró que todo estaba controlado. No la hemos vuelto a ver», relatan trabajadores presentes en aquella reunión.

El punto álgido de esta cadena de promesas llegó el 16 de diciembre, cuando la dirección aseguró por WhatsApp tener un talón de 600.000 euros para pagar las nóminas hasta octubre. Ese mismo día, sin embargo, presentaba el concurso de acreedores sin previo aviso. «Si hubiera reconocido la situación cuando la deuda era de tres o cuatro meses, podríamos haber buscado soluciones. Pero ha preferido engañarnos durante un año», concluyen los trabajadores.

La sombra de Epsilon 5

La trama empresarial detrás de SARO se complica al examinar sus vínculos con el grupo Epsilon 5, una estructura corporativa que ya tiene precedentes de cierres polémicos. Según documentación mercantil, Epsilon 5 S.A. controla el 50% del accionariado de SARO, compartiendo propiedad con Iongraf S.A., que posee el otro 50%.

Los trabajadores han detectado movimientos financieros sospechosos entre estas empresas. «Hay operaciones que no entendemos. Incluso algunas nóminas nos llegaron desde Epsilon 5 en lugar de desde SARO», explican fuentes sindicales. Un ejemplo concreto fue un adelanto de 60.000 euros procedente de la venta de terrenos que, en lugar de llegar directamente a SARO para el pago de nóminas, se canalizó a través de Epsilon 5.

La historia del grupo incluye el cierre de otra empresa, Iongraf, hace 14 años, donde los trabajadores también fueron despedidos. El patrón se repite ahora con SARO, que forma parte de un entramado empresarial más amplio que incluye negocios en diversos sectores, desde carpintería de cocina hasta tratamiento de metales.

Una empresa viable en crisis

Lo más dramático del caso es que SARO mantenía una actividad sólida hasta el último momento. «Teníamos trabajo a tres turnos, clientes nacionales e internacionales. Ahora hay material parado de clientes franceses, y los que mandaban piezas a Vitoria están teniendo que ir a Logroño, donde les doblan los precios», explican fuentes de la plantilla.

La Diputación Foral de Álava, en una reciente reunión con los trabajadores, planteó la posibilidad de que la plantilla se hiciera cargo de la empresa, una opción que los empleados ven inviable: «Las máquinas están destrozadas, no ha habido mantenimiento en años y hemos perdido personal clave. Sería imposible sin una inversión fuerte», explican.

Fotografía aparecida en "Recubrimientos Industriales" (nº 64, julio-agosto 2011) Sala de reuniones de Saro con el equipo directivo de sus años dorados: de izquierda a derecha, Vicente Pinedo (director técnico), Jesús Antonio Resano Cía (director general), José M. Traveria, Eloy Miguel Martin Bode y Eloy Menendez Bango (el equipo técnico-comercial de Proquimia), André Bernasconi (Dollmar).
Fotografía aparecida en «Recubrimientos Industriales» (nº 64, julio-agosto 2011) Sala de reuniones de Saro con el equipo directivo de sus años dorados: de derecha a izquierda, Vicente Pinedo (director técnico), Jesús Antonio Resano Cía (director general), José M. Traveria, Eloy Miguel Martin Bode y Eloy Menendez Bango (el equipo técnico-comercial de Proquimia), André Bernasconi (Dollmar).

El relevo generacional fallido

La muerte de Jesús Antonio Resano Cía en septiembre de 2024 marcó un antes y un después. Figura destacada en Pamplona por su papel en la refundación del San Antonio, histórico club de balonmano, su fallecimiento a los 64 años dejó la empresa en manos de su hijo, de 28 años.

Es importante remarcar que, según indican desde la plantilla, los herederos recibieron una empresa ya lastrada por graves problemas financieros. Según fuentes sindicales, la deuda total de SARO ronda los 7 millones de euros, de los cuales cerca de 3 millones corresponden a entidades bancarias y más de un millón a los trabajadores. «Se puede entender que se haya encontrado con un marrón de su padre», reconocen desde el comité de empresa, «pero el año de mentiras que nos lleva desde febrero, eso no se le puede perdonar porque ha jugado con muchas personas».

El contraste con el pasado es dramático. En 2011, en una entrevista publicada en la revista «Recubrimientos Industriales» (nº 64, julio-agosto 2011), el propio Jesús Antonio Resano declaraba: «Ante una situación económica difícil, SARO ha acelerado las inversiones en innovación tecnológica, encaminadas a garantizar niveles de duración y calidad reconocidos internacionalmente». En aquella época, la empresa trabajaba a tres turnos y era líder en su sector, con una importante vocación exportadora que, según explicaba entonces el director general, «ha permitido que SARO pase estos años de crisis manteniendo en funcionamiento las instalaciones a pleno rendimiento».

Captura de la revista "Recubrimientos Industriales" (nº 64, julio-agosto 2011)
La introducción del reportaje que la revista «Recubrimientos Industriales» dedico a SARO en 2011 comienza así: «Histórica empresa española de pintura para terceros, y una de las más importantes del país, Saro (Vitoria, Álava) está especializada en el recubrimiento de metales ferrosos y no ferrosos.»

«A los cinco días de morir el padre, vinieron el hijo y la hermana. Nos prometieron que cumplirían su palabra de pagarnos. La hermana, que dijo ser abogada, aseguró que todo estaba controlado. No la hemos vuelto a ver», relatan trabajadores presentes en aquella reunión.

El coste humano

La situación es especialmente grave para los trabajadores más vulnerables. «Algunas personas hemos tenido que dar ayuda económica a compañeros que no tienen ni para el alquiler. Hay inmigrantes que se han quedado sin ningún ingreso», explican.

Muchos trabajadores han tenido que darse de baja por ansiedad y consiguen percibir algún ingreso, a través de la mutua. «Llevamos décadas en la empresa. Yo tengo 59 años y estoy haciendo cuentas para ver cómo llego a la jubilación. Otros tienen 40 o 50 años, con hipotecas y familias que mantener», lamenta un veterano de la empresa.

«Si hubiera reconocido la situación cuando la deuda era de tres o cuatro meses, podríamos haber buscado soluciones. Pero ha preferido engañarnos durante un año», concluyen los trabajadores, que siguen sin respuestas sobre el destino del dinero prometido.

Una cronología que desvela el desastre

CRONOLOGÍA DE LA CRISIS DE SARO (ACTUALIZADA)

Fecha (Estimación)EventoCita
Febrero de 2023Comienzan los retrasos en el pago de nóminas. Los pagos pactados para el día 5 se realizan el 17 u 18.«Nos empezó a pagar las nóminas en vez del 5 pactado, pues un día 17, otro día 18.»
Julio de 2023Se acumula un mes de impago tras complicaciones derivadas del COVID, el precio del gas y la guerra en Ucrania.«En julio ya nos empezó a deber un mes.»
Septiembre de 2023Se acumulan dos meses de impagos.«En septiembre ya nos debía dos meses y se fue acumulando mes tras mes.»
Julio de 2024Se convoca una huelga por 4-5 meses de impagos. El gerente firma un acuerdo en el Preco, comprometiéndose a pagar mediante la venta de terrenos.«Hicimos huelga porque ya nos debía 4 o 5 meses y él se comprometió a firmar un documento en el Preco.»
Septiembre de 2024Fallece Don Jesús Antonio Resano Cía, padre del actual gerente, marcando un punto de inflexión en la gestión.«El padre falleció en septiembre de 2024.»
30 de septiembre de 2024Fecha límite para el pago prometido mediante la venta de terrenos. La promesa no se cumple.«Con todas esas promesas firmadas en el Preco, seguimos tragando la bola.»
Octubre de 2024Se denuncia el incumplimiento del acuerdo en el Preco.«Fuimos en octubre ya a denunciar al Preco.»
Noviembre de 2024 (finales)La empresa se paraliza tras cortar suministros. Solo 28 trabajadores continúan hasta el cierre operativo.«Hasta finales de noviembre cortaron los suministros, la luz y el agua.»
16 de diciembre de 2024El gerente envía un WhatsApp prometiendo pago de nóminas hasta octubre con un talón de 600.000 €, mientras presenta el concurso de acreedores sin previo aviso.«El 16 de diciembre, tenemos un WhatsApp que dice que nos va a finiquitar las nóminas y, al mismo tiempo, presenta el concurso.»
17 de diciembre de 2024SARO entra oficialmente en concurso de acreedores.«Situación de la empresa: Concurso (17/12/2024).»
7 de enero de 2025Se comunica por WhatsApp que, por la falta de suministros, los trabajadores no deben reincorporarse.«Debido a las circunstancias y no pudiendo hacer los pagos de los suministros, hasta nuevo aviso, no os reincorporéis.»
30 de enero de 2025La prensa informa que la empresa lleva 9 meses sin pagar.«SARO está sin actividad y en concurso de acreedores.»
31 de enero de 2025Reunión entre el comité y la Diputación Foral de Álava sobre la imposibilidad de contactar con la dirección.«El comité denunció que ni el administrador concursal consigue contactar con la dirección.»
5 de febrero de 2025Reunión en ELA que confirma la dificultad de obtener la documentación sobre las deudas individuales; se convoca concentración en Pamplona.«Esta mañana nos reunimos y ha sido imposible remitirnos la deuda de cada uno.»
Próximo evento: 11 de febrero de 2025Plazo límite para que el administrador concursal presente el informe de acreedores.«El 10 de febrero acaba el plazo para presentar las deudas.»

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1 COMENTARIO

  1. He trabajado 26 años en saro y desde que entró Andoni resano eso fue un calvario de mentiras y donde tenía la sensación de estar en una esclavitud .Andoni no te dirigía la palabra poca educación. Solo conocía un lenguaje: la amenaza. Llegó su hijo y poco tardo en aprender el oficio de su padre Andoni Resano era del OPUS no me meto con la institución pero no era un buen samaritano. Una pena la verdad por mis compañeros.

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