Este lunes se cumplen 49 años de la masacre del 3 de marzo de 1976 en Vitoria, un episodio brutal de la Transición en España. Cinco trabajadores murieron y más de un centenar resultaron heridos cuando la Policía Armada reprimió una huelga obrera con fuego real. Las grabaciones de aquellos días, que recogen tanto las comunicaciones policiales como los testimonios de las víctimas y sus familiares, siguen siendo una prueba irrefutable de lo sucedido.
Una crónica radiofónica de aquellos días reflejaba el dolor de la ciudad:
«Acabamos de escuchar un testimonio verídico, toda una ciudad consternada, cuatro obreros asesinados, el pueblo reclama democracia, acusa al Gobierno, pide justicia y que se aclaren las responsabilidades. Es posible que cuando este testimonio aparezca el eco de los sucesos de Vitoria se haya amortiguado, ya que no su dolor.»
Las grabaciones de la época recogen las palabras de quienes acudieron al funeral y la indignación que se extendió entre los ciudadanos.
El mensaje de los trabajadores: «Estos muertos son nuestros»
Uno de los audios más impactantes recoge el mensaje de los trabajadores durante el funeral, quienes denunciaron la brutalidad de la represión:
«Compañeros, en nombre de todos los trabajadores y del pueblo de Vitoria, la primera es que muchos hemos venido aquí para hablar, pero también muchos hemos venido porque es el único medio que tenemos para reunirnos y queremos aprovechar. Tenemos que aprovechar este momento para seguir marcando unas consignas. Porque pensamos cuando salimos a este conflicto que el problema era justo. Lo seguimos pensando y lo seguimos pensando hasta el final.»
El mensaje también se dirigió a las familias de los fallecidos:
«Todos comprendemos el profundo dolor que no se puede explicar, que tienen que sufrir los familiares de estos compañeros, pero también queremos decirle que estos son hermanos nuestros. Estos muertos son nuestros, son de todo el pueblo de Vitoria.»
«Nos han matado y no hay derecho»
Los audios también recogen la indignación de la ciudad por el tratamiento informativo de los hechos:
«No hay derecho lo que dice la televisión, es mentira, la verdad es que han matado a la gente en la iglesia. No hay derecho a hacer lo que han hecho con nosotros. Que no diga la televisión lo que no tiene derecho a decir. Aquí lo sabemos todo el mundo.»
Algunos testigos denunciaron cómo los medios de comunicación minimizaron lo sucedido:
«Que no digan lo que no, que no se saquen las cosas de las mangas. Si fuéramos bandas clandestinas como decían, y si fuéramos terroristas de ETA como solían decir»
«Aquí se entró a matar»
Los relatos de los testigos también dejan clara la violencia indiscriminada con la que actuó la Policía Armada.
«Aquí se entró a matar, simplemente a matar»
Los trabajadores y sus familias también denunciaron la represión posterior:
«Cuando hemos llegado a la calle Olaguíbel y nos hemos distribuido cada uno para nuestras casas, nos atacan en la calle Postas. Han pegado a un señor mayor y el señor ha dicho: ‘Hay más muertos, pues mátame ya.’ Eso ha dicho un señor de 60 años.»
«La paz social es la nuestra»
Los testimonios recogidos en los audios también denuncian la falsedad del discurso oficial sobre la «paz social»:
«A todos los ministros estos que van programando por ahí una democracia falsa y que están diciendo que estamos alterando el orden público y la paz social, la paz social es la nuestra. Y esto es una ley que la estamos exigiendo un pueblo entero.»
El nuevo aparcamiento del centro educativo NClic ha generado una fuerte polémica política en Vitoria-Gasteiz. EH Bildu ha denunciado que se utiliza sin licencias ni medidas de seguridad. El Ayuntamiento defiende su carácter provisional.
Otegi ha situado la masacre dentro de un contexto de lucha obrera y transformación política
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