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La tensión sigue aumentando por el centro de refugiados de Arana

La construcción del centro de refugiados de Arana en Vitoria desata una crisis política entre el PNV y el Gobierno español, con acusaciones de unilateralidad y reproches por la gestión de la inmigración.

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Cartel de la Clínica Arana

La decisión del Gobierno español de construir un macrocentro de refugiados en el barrio de Arana ha encendido una fuerte polémica entre sus socios en Euskadi. El rechazo al proyecto ha sumado voces críticas dentro del PNV, que acusan a Madrid de actuar “sin consenso” y de “madrileñizar la política”.

Ramiro González, diputado general de Álava, ha pedido este martes “paralizar la construcción” del centro. Ha defendido que “un macrocentro como este no puede prestar la atención que merecen 300 personas, y choca con el modelo vasco de acogida y asilo”. Según González, “la decisión ha sido unilateral” y “solo la defiende el Gobierno Español”.

El PNV se siente atacado y pide explicaciones

La situación ha escalado tras las declaraciones de la delegada del Gobierno en Euskadi, Marisol Garmendia. En un acto público, afirmó: “Me preocupa que el PNV esté lanzando mensajes que están más cercanos a los mensajes de la caverna, y los mensajes viejos y retrógrados de PP y Vox”.

La comparación ha provocado un malestar evidente en la formación jeltzale, que ha calificado los comentarios como “inadmisibles y fuera de lugar”. En una nota oficial, el PNV advirtió: “Tomamos nota”, y reclamó a La Moncloa que actúe ante lo que consideran un deterioro de la relación institucional.

Pradales y el debate migratorio

La polémica se remonta a unas declaraciones del lehendakari Imanol Pradales, que durante un foro público habló de la necesidad de debatir qué tipo de migración necesita Euskadi. Señaló que en los últimos cinco años han llegado “más de 75.000 personas migradas”, pero que no ha sido “una migración buscada”.

Pradales insistió en que “no hay una política migratoria, un plan estructural”, y apuntó que “la mejor forma de integración es el trabajo en condiciones dignas”. Estas palabras fueron consideradas preocupantes por el PSE, lo que abrió una brecha pública entre los dos socios de gobierno.

Las palabras de Garmendia tensan aún más la cuerda

Garmendia también criticó al lehendakari por sugerir que solo se necesitan migrantes “con diploma por Harvard”. “¿Sólo queremos esos? ¿No necesitamos a gente que cuide a nuestros mayores, que limpie nuestras calles, y que trabaje en la construcción y en empleos que los vascos no queremos?”, preguntó.

La delegada también fue tajante sobre el centro de refugiados de Arana: “Está en marcha; no tiene vuelta atrás”. Estas afirmaciones han sido leídas por el PNV como una provocación que busca imponer un modelo desde Madrid, sin contar con la realidad vasca.

El PNV exige respeto a su modelo de integración

Desde la dirección del PNV, se ha reiterado que Euskadi “ha sido siempre y es” un país integrador, y que la inmigración debe gestionarse con “derechos y obligaciones iguales”. Defienden un enfoque ligado a la contratación en origen y a la integración laboral.

El partido ha señalado que las críticas de Garmendia “no se corresponden” con las posiciones que el propio presidente Pedro Sánchez ha defendido en el pasado. Por ello, exigen que se rebaje la tensión y se restablezca el diálogo institucional.

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