Este jueves arranca en Vitoria-Gasteiz el ciclo Noches en danza, una nueva propuesta cultural que pone en el centro a las personas con capacidades diversas. A lo largo de varios días, seis espectáculos ocuparán distintos espacios de la ciudad con un objetivo claro: acercar la danza a colectivos que muchas veces quedan al margen de la oferta escénica.
Personas mayores, con discapacidad visual, auditiva, intelectual y la infancia formarán parte activa de esta experiencia, que nace del deseo de ofrecer nuevas formas de participación y de romper las barreras que aún existen en la cultura.
“Queríamos hacer algo diferente, cumplir un sueño que teníamos desde hace tiempo: crear un ciclo donde los colectivos artísticos de capacidades distintas estuvieran presentes”, explica Marta Monfort, directora de la Red de Teatros de Vitoria-Gasteiz. “No solo sobre el escenario, también integrados en el público”, añade. Para ella, esta propuesta responde a una idea sencilla: “¿Quién puede decir que no tiene una discapacidad? Todos tenemos capacidades distintas”.

Arai Danza: una obra construida desde los testimonios
Uno de los platos fuertes del programa será Miradas cruzadas Kalean, de Arai Danza, una compañía creada por Arantxa y Ainhoa Gago. Ambas hermanas, con pasado en la gimnasia rítmica de élite, decidieron fundar la asociación tras abandonar un entorno que definen como “elitista”. “Salimos quemadas y quisimos crear una asociación para que nadie viviera lo que nosotras”, explican.
La pieza que presentarán parte de los testimonios reales de personas con discapacidad intelectual con las que llevan trabajando muchos años. “Nos dimos cuenta de que ya era hora de hablar sobre ellos”, afirman. “Nos han dado todo tipo de testimonios reales vividos, y con eso hemos construido el guion”.
Para Maider Alonso, una de las bailarinas, esta obra supone algo diferente: “Con Arai Danza me siento alegre, tranquila, con mucha amistad y mucho amor”. La frustración también está presente, pero desde otro lugar: “Si algo no sale, nos ayudamos y seguimos adelante”.
Arantxa y Ainhoa lo resumen así: “No queremos que ellos se adapten a la danza, sino que la danza se adapte a ellos. Trabajamos con sus cuerpos, capacidades y potenciales”.

La pista como espacio libre
También formará parte del programa Elektrojaia, una propuesta de Isabel de Arza que traslada la música electrónica a la infancia. “Es como una rave para niños”, explica. Procedente de Tabakalera (Donostia), este espectáculo invita a que los más pequeños bailen acompañados de sus familias. “No vienen y los sueltas. Están con sus personas de confianza y bailan con ellas”, comenta.
En su visión, “en la pista de baile no hay géneros ni edades”, y por eso el espacio se adaptará. “Quitaremos las butacas. No es lo mismo ver una obra sentado que de pie, bailando”, asegura.

Cuerpos en comunidad
La compañía Babirusa Danza presentará la pieza Muchos caballos galopando, una creación colectiva que se construye con la participación de personas locales a través de un taller de cinco días. “Es una experiencia comunitaria”, explica Rafael de la Lastra, director de la compañía. En Vitoria-Gasteiz, compartirán escenario cinco bailarines profesionales y seis personas que se han inscrito en el laboratorio previo.
La obra comienza sin música. En su lugar, se escuchan los cuerpos en movimiento: respiraciones, pasos, jadeos. “Se oyen los Aires del caballo al andar, al trotar y al galopar… Es bastante impactante”, explica De la Lastra. Gracias a un sistema de microfonía, el escenario se convierte en una caja de resonancia para la experiencia compartida.
Cada representación es distinta, porque cada grupo que participa en el taller es único. “Cada persona que aparece es irremplazable. Como si cocináramos con ingredientes distintos en cada ciudad”, comenta. Aunque en esta edición se han apuntado menos personas que en otras ocasiones, el director insiste: “La fuerza está en el trabajo comunitario. El espectáculo se va a ver igual de bien con seis personas que con quince”.
Un programa para recorrer la ciudad
Noches en danza no solo se diferencia por su enfoque inclusivo, también por los espacios en los que se desarrolla. La programación se reparte entre varios rincones de la ciudad: el exterior del centro cívico Hegoalde, el Jardín de Falerina, el Izaskun Arrue, el teatro Jesús Ibáñez de Matauco…
“Va a ser complicado hasta para mí”, reconoce Marta Monfort entre risas. “Habrá que ver Arai Danza a las siete, correr a Falerina a las ocho para ver Swing para sentir y volver a correr a ver a Babirusa”.
Además de los espectáculos ya mencionados, el viernes se podrá ver Fronterizas invisibles, de Iara Solano y Mari Paula, una propuesta que pone en el centro la experiencia de personas con visión no normativa. También Los que bailaban, una pieza pensada para personas mayores que evoca los guateques de otra época. “Es un poco revivir aquellos bailes de juventud”, cuenta Monfort.
Una apuesta institucional por la cultura inclusiva
El ciclo cuenta con el respaldo del Ministerio de Derechos Sociales y del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. “El ministerio ha subvencionado todo el programa”, destaca Monfort. “Cuando presentamos la propuesta, vieron que encajaba perfectamente con sus objetivos en materia de accesibilidad y diversidad cultural”.
Las compañías participantes coinciden en valorar esa apuesta. “Lo nuestro es una apuesta muy difícil. Hoy en día, los circuitos de danza son complicados, y más aún para grupos inclusivos”, señalan las hermanas Gago. “Tener una propuesta así en tu ciudad, con apoyo institucional, es un lujo”.
También Isabel de Arza agradece la oportunidad: “Es increíble poder mezclarme con otras disciplinas, llevar la electrónica a otros espacios, con públicos de otras edades”.
Para Marta Monfort, Noches en danza va más allá del espectáculo. “Reivindicamos el escenario como un lugar libre, donde cada uno pueda hacer lo que pueda o lo que quiera”. Esta semana, en Vitoria-Gasteiz, la diversidad se sube a escena.
Para consultar el programa de Noches en danza, pincha aquí.
Qué maravilla! Deseando estoy de ver la obra de Arai Danza!