Mikel Diéguez describe «lenguas de fuego de 10 metros» tras sobrevivir cinco días cercado por las llamas en Ourense
La desesperación llegó a tal punto que los vecinos acabaron diciendo «queremos que arda todo ya para dormir tranquilos» tras cinco días sin medios ni ayuda institucional
Mikel Diéguez, fisioterapeuta nacido en Vitoria, había viajado con su familia a Veiga das Ameas (Ourense) para pasar unos días de vacaciones en la casa familiar. Lo que debían ser seis días de descanso se convirtieron en una pesadilla de fuego que duró desde el miércoles hasta el domingo. En una entrevista concedida a Siberia FM, el vitoriano ha narrado con crudeza lo vivido durante esos días en los que el fuego llegó a perimetrar completamente su aldea.
«Era una lengua de fuego de unos 10 metros de altura. No te puedes acercar ni a 100 metros»
Mikel Diéguez
«Era una lengua de fuego de unos 10 metros de altura con viento. Si la base del fuego estaba en un sitio, la lengua se alargaba muchísimo más y nadie se imagina lo virulento que es hasta que lo tienes encima», relata Diéguez sobre el momento en que el fuego llegó a su casa el sábado por la tarde.
Abandono institucional y llamadas sin respuesta
El testimonio del fisioterapeuta vitoriano es especialmente duro cuando describe la sensación de abandono: «Nos vimos en todo momento abandonados. Solicitábamos ayuda al 112, llamábamos desde diferentes vecinos y la respuesta era siempre la misma: que estaban saturados los medios y que nos ayudarían si podían».
«Con poco que nos hubiese ayudado lo hubiéramos apagado»
Mikel Diéguez
Durante los tres primeros días, apenas recibieron ayuda. «Fue el último día, cuando el fuego estaba por el medio de las calles del pueblo, cuando empezaron a llegar un par de avionetas que antes pasaban de nosotros y vino una cuadrilla de bomberos», explica con evidente frustración.
La impotencia se hace palpable cuando Diéguez recuerda los momentos críticos: «Ves que tienes un fuego muy pequeño a las 10 de la mañana en un monte bajo que está al lado de un pino, pero no tienes un caldero de agua para echarle, no acude un helicóptero, no viene una motobomba. Y ves cómo empieza a arder y se acerca al pinar».
«El pueblo ayuda al pueblo»: la solidaridad que salvó las casas
Ante el abandono institucional, fueron los propios vecinos quienes tomaron las riendas. «El pueblo ayuda al pueblo, sí es cierto. Nuestra aldea no hubiera sido salvada sin la ayuda del pueblo», afirma rotundamente el vitoriano.
«Nuestra aldea no hubiera sido salvada sin la ayuda del pueblo»
Mikel Diéguez
Cuando vieron que la situación se desbordaba, Diéguez pidió a su madre que llamara a gente de otros pueblos: «Allí apareció un montón de gente. Nos vimos rodeados con 30 personas y fue lo que nos ayudó a salir adelante». Entre ellos, había incluso más vitorianos que estaban de visita en la zona.
La preparación previa fue clave. Dos días antes del desastre, los vecinos se dedicaron a desbrozar y crear cortafuegos caseros, colocando depósitos de agua en puntos estratégicos. Esta previsión fue fundamental cuando se cortó la luz y los pozos dejaron de funcionar.
El dilema del desalojo: «¿Quién protege mi casa?»
Uno de los momentos más tensos llegó cuando la Guardia Civil ordenó el desalojo. «Te llega una cuadrilla de la Guardia Civil y lógicamente lo que quieren es proteger las vidas de los ciudadanos. Desalojo. ¿Quién va a proteger mi casa?», se pregunta Diéguez.

El fisioterapeuta menciona el caso de una aldea cercana, en Caridade (Monterrey), donde los habitantes obedecieron la orden de desalojo: «A la vuelta había 20 casas quemadas. Gente que ha gastado los ahorros de toda su vida en construir su casa… y lleguen y no te encuentres con nada».
«Queremos que arda todo»: la desesperación extrema
Quizás la frase más desgarradora del testimonio sea la que refleja el estado de ánimo tras cinco días de lucha: «Queremos que arda todo ya para dormir tranquilos». Diéguez explica: «Llevas 5 días luchando contra un enemigo sin medios y ves que siempre quedan sitios en los que las brasas están latentes».
Crítica al modelo de gestión forestal
El vitoriano no se limita a narrar lo vivido, sino que señala las causas estructurales del problema: «Política de abandono del medio rural», sentencia. Según su análisis, las zonas más afectadas por los incendios -Extremadura, el tercio oeste de Castilla y León y el interior de Galicia- comparten esa característica común.
«Esos campos han sido abandonados. Al estar abandonados, se pueblan de monte bajo y de retama, material altamente inflamable que se sitúan cerca de pinares», explica. Y añade con ironía amarga: «No de robles o carballos, como se dice en gallego, o de otro tipo de especies autóctonas, sino de pino».
La crítica se extiende al modelo económico: «El pino paga mejor», reconoce, pero advierte: «En el momento que entra el pino es descontrol total». Su conclusión es clara: «Es mucho más fácil mantener el campo si llevamos a cabo una buena política de prevención que luego apagar un incendio».

El coste humano y económico
Diéguez, que además de fisioterapeuta es autor de libros sobre las tradiciones locales de la zona, reflexiona sobre las consecuencias: «¿Cómo vendes ese patrimonio? Todo negro, porque está el concello absolutamente quemado por los cuatro costados».
Como ejemplo, durante la entrevista, el gasteiztarra menciona también el caso de Rubén, un emprendedor de Ermua que había abierto una casa rural el año pasado: «Estaba súper contento porque este año, en los meses de verano, tenía plena ocupación». Ahora, «las reservas empiezan a desaparecer».
Cifras de una catástrofe
La magnitud del desastre queda reflejada en los números: 88.000 hectáreas quemadas solo en Galicia, con la mayoría concentradas en el sureste de Ourense. A nivel nacional, hay 40 detenidos y 119 personas investigadas por los incendios. Cuatro personas han fallecido defendiendo sus hogares o intentando apagar los fuegos.
«No eres realmente consciente de lo que es un incendio forestal de estas características hasta que lo tienes enfrente», concluye Diéguez, cuya hermana Mónica ni siquiera pudo acudir a ayudar debido a sus problemas respiratorios agravados por el humo.
El testimonio de este vitoriano pone rostro y voz a una tragedia que, según denuncia, podría haberse evitado «con poco que nos hubiese ayudado». Una historia de abandono institucional, pero también de solidaridad vecinal frente al fuego.
Escucha la entrevista completa en iVoox: Entrevista MikelDieguez-2025-08-21-incendios en Ourense – Emisiones especiales – Podcast en iVoox