Aunque pueda parecer prematuro calificar como «iniciativa popular» la acción de tres personas, la respuesta ciudadana que han generado es indudablemente significativa. Hace apenas cuatro días, tres jóvenes alaveses lanzaron una campaña de recogida de alimentos, material sanitario, medicamentos y otros bienes de primera necesidad en apoyo al pueblo valenciano. Desde entonces, la comunidad se ha movilizado con determinación para respaldar esta causa solidaria.
“Ha sido impresionante”, comenta Mikel, uno de los organizadores, junto a Ikerpe y Maite. Gracias a un creciente grupo de voluntarios y la colaboración de numerosos comercios locales, la iniciativa, que arrancó el lunes, ha superado todas las expectativas. Este sábado, los impulsores planean entregar en persona las donaciones, movilizando un convoy de 20 furgonetas para garantizar que la ayuda llegue directamente a las comunidades afectadas.
A pesar del respaldo logrado hasta el momento, los organizadores aún solicitan ayuda adicional para cubrir gastos de combustible y otros costes logísticos, con el fin de asegurar el éxito de esta acción solidaria.
El sábado pasado, Ikerpe, se propuso ir con su furgoneta hasta Valencia. Quedaron a las diez de la mañana en un supermercado de Armentia y, en dos horas, llenaron cuatro furgonetas. «Entonces, a raíz de eso dijimos: ‘Id a Valencia a ver cómo está el tema allí, porque, claro, se oyen muchas cosas de que no se puede’, y no hubo ningún problema. Así que hemos organizado esto y está siendo increíble», explica Mikel.
Así nace esta aventura solidaria que, en cuestión de días, ha movilizado a cientos de personas en Álava. Mikel, junto a su pareja Maite e Ikerpe, han convertido el frontón de Nanclares en un centro de acopio desbordante. «Empezamos ayer recogiendo donaciones y ya tenemos 20 furgonetas preparadas para partir este sábado hacia Valencia», relata Mikel emocionado.
Los puntos de recogida no pueden ser más «del pueblo». En un primer momento, dos estancos, un bar y una peluquería en Vitoria sirvieron como centros de donaciones. En las horas siguientes se unieron el colegio Mendizabala, el colegio Francisco de Vitoria y «otro bar en Zabalgana que nos ha llamado para ver si nosotros les llevamos lo que ellos recauden de aquí al viernes y podamos llevar todo».
«Cuando llenéis el local, nos llamáis», les dice Mikel a los trabajadores del estanco de la calle Paraguay. El plan, bien concebido, no contaba con la avalancha de solidaridad que recibiría en las siguientes horas. Los puntos de recogida reúnen las donaciones y, cuando se reúne material suficiente para llenar una furgoneta, Mikel o uno de los otros chóferes se acerca para cargar las cajas.
Ayer ya llevaban más de ocho viajes con los locales totalmente llenos, comenta. El propio estanco de la calle Paraguay comenzó a participar en la recolección anteayer, y por la tarde ya sumaban más de 40 cajas llenas de mascarillas, alimentos, medicinas y productos sanitarios.
Grandes gestos humanos de todos los calibres
El frontón de Nanclares de la Oca—que el ayuntamiento les ha cedido desinteresadamente—se ha convertido en centro logístico y era anoche un hervidero de actividad, donde voluntarios de Vitoria y otras localidades alavesas trabajan sin descanso para clasificar, embalar y cargar víveres, ropa de abrigo, productos de higiene y otros artículos esenciales que partirán hacia las zonas más afectadas.
«La gente va leyendo y se va enterando. Y van viniendo y traen de todo: productos de limpieza, higiene, mascarillas, botas de agua…», relata el dueño del estanco de la calle Paraguay, uno de los puntos de recogida.
«La gente ha donado lo que puede, desde botas de montaña de más de 100 euros hasta un paquete de alubias.». Todos esos gestos, sea cual sea su calibre, «son enormes», recalca el estanquero.
Mikel confirma que la solidaridad de unos y otros es abrumadora. «Una empresa de limpieza quiere donar materiales, varios bazares han donado cantidades enormes de ropa y accesorios para el agua, y un vendedor de un mercadillo de aquí de Gasteiz nos va a dar todas las botas de agua que tiene».
Sin intermediarios
«Vamos a entregarlo nosotros mismos a los pueblos, sin intermediarios. No vamos a dejarlo en ningún punto para que luego se reparta», enfatiza Mikel. Para ellos, como para muchos otros, los actos son ahora lo que realmente importa.
Tras la experiencia del pasado sábado, el equipo de Mikel confía en que podrán acercarse a las zonas más necesitadas de ayuda y entregarla en mano. El fin de semana se podrá confirmar que así ha sido, porque según algunas informaciones existen problemas en la gestión de la ayuda humanitaria. «Nos preocupa que cuando lleguen los voluntarios, les pongan trabas y no les dejen repartir directamente», señala Belén, una vitoriana que se ha acercado al estanco para donar junto a su familia.
«Tenemos gente en Paiporta y nos dicen que no pueden ni encender la televisión o la radio por la cantidad de barbaridades que se dicen en los medios constantemente».
La familia de Belén—Miguel Ángel y su hijo Aimar—ha aportado varias cajas de ayuda. Tienen familiares en Paiporta y saben lo mucho que están sufriendo. Según relatan, por si no fuera suficiente la pérdida de vidas humanas y la devastación del pueblo entero, los valencianos tienen que lidiar con otros problemas. «Estamos hablando con ellos todos los días, vemos los bulos que hay a nivel de comunicación», comenta Belén. «Tienen problemas de seguridad. Por la noche les llaman a las casas diciendo que son los bomberos». El Gobierno ha desplegado en las calles de la región más de 10.000 policías para evitar robos.
«Y luego, con las noticias 24 horas en la televisión autonómica, dicen que es horroroso, que es poner la televisión y solo hablan y hablan y la culpa al otro, al otro la culpa, y ver tragedia tras tragedia».
Por eso, aseguran, «toda ayuda es poca».
Pero no son pocos los kilos y kilos de ayuda que transportará el convoy este sábado, y tampoco será poco el gasto mínimo de combustible que costará llegar hasta el Levante. Esto también hay que sufragarlo. Le preguntamos a Mikel: la gasolina para llegar hasta allí, ¿cómo lo hacéis?
«De momento no sabemos», admite. «Queremos ver si alguien puede hacerse cargo de esos gastos de gasoil hasta allí. Son 20 furgonetas».
Bravo, gora Araba, amunt Valencia!!