El 23 de febrero de 2025, un joven vitoriano de 31 años, exjugador de baloncesto, murió en la entrada de la discoteca Mítika tras recibir, presuntamente, un golpe de un portero. Según el auto judicial, este empleado de seguridad fue señalado como responsable de la agresión mortal. Lo que en un principio se investigaba como un homicidio imprudente cambió de rumbo días después, cuando el Juzgado de Instrucción número 3 de Vitoria-Gasteiz ordenó su ingreso en prisión provisional y elevó la imputación a homicidio o asesinato.
Sin embargo, este suceso no fue un caso aislado. Correos electrónicos internos de la Policía Local, a los que ha tenido acceso esta redacción, muestran que la violencia en Mítika ya había sido denunciada en 2024 por una agente del cuerpo. En sus mensajes, advirtió de la reincidencia de los porteros en agresiones y alertó de que la situación podía desembocar en «una desgracia».
Un «punto ciego»
Todo comenzó con una investigación que la agente llevó a cabo tras una agresión ocurrida el 7 de abril de 2024 y denunciada al día siguiente. Según su relato, tanto la discoteca Mítika como el centro comercial Dendaraba pusieron obstáculos para entregar las grabaciones de seguridad.
«Me las vi y me las deseé para conseguir las imágenes», escribió en uno de sus correos. Tras múltiples intentos infructuosos, la agente tuvo que enviar a una patrulla de paisano a la puerta de Mítika para obtener las grabaciones.
Cuando finalmente pudo revisar las imágenes, descubrió algo inquietante: la agresión no había ocurrido en la entrada principal, sino en un «punto ciego» entre Dendaraba y la calle Paz, un espacio donde las cámaras apenas captaban lo sucedido.
«Venga a ver las imágenes y no veía nada… pero justo veo ‘algo’ entre Dendaraba y la calle Paz», detalló en su correo. Contactó de nuevo con el denunciante, quien confirmó que la agresión había tenido lugar en ese punto. A partir de ahí, trató de obtener imágenes adicionales del centro comercial, pero sus intentos fueron en vano.
«Intenté conseguir los teléfonos de Dendaraba, nadie me coge y solo consigo hablar con una limpiadora que me da un teléfono… resultado: nada», escribió en un mensaje en el que expresaba su frustración. Incluso pidió a sus compañeros del grupo de menores que acudieran en persona a solicitar un correo de contacto, pero nunca recibió respuesta.
En otro correo, la agente dejó clara su preocupación: «¿Cómo puede ser que el control de acceso a una discoteca lo tengan en la línea que separa Dendaraba con Paz? Algún día va a ocurrir una desgracia… un golpe mal dado a un ciudadano… son porteros reincidentes y Fiscalía está al tanto».
El portero implicado en esa agresión de abril resultó ser el mismo que, meses después, acabaría en prisión por la muerte de Kerman.
«Algún día iba a pasar algo así»
La agente no solo tuvo que lidiar con la falta de colaboración de Mítika y Dendaraba, sino también con la indiferencia de sus propios superiores en la Policía Local.
«Desde mi comisaría, mis superiores pasaban de mí y del caso. Yo me veía incapaz de avanzar más rápido debido a la pésima situación en denuncias», escribió en 2024. En lugar de brindarle apoyo, la presionaron para que cerrara la investigación cuanto antes.
Ante la falta de respaldo dentro de su propio cuerpo, recurrió a la ayuda externa. Agentes de la Ertzaintza del grupo de Espectáculos la asesoraron, y policías de Fuenlabrada, con quienes había coincidido en un curso, le ofrecieron orientación. La Fiscalía, por su parte, ya estaba al tanto de la reincidencia de los porteros en agresiones, algunas de ellas tipificadas como delitos de odio.
En un correo fechado el 27 de febrero del 2025, la agente dejó constancia de su impotencia:
«Se me ignoró como siempre. Bien, los porteros de la discoteca siguieron actuando igual… ¿Se pudo haber evitado la muerte de Kerman? Fue el mismo portero. Contesten ustedes. Yo sé mi respuesta».
Silencio tras la tragedia
El 27 de febrero de 2025, cuatro días después de la muerte de Kerman, la agente envió un correo electrónico a la alcaldesa de Vitoria-Gasteiz, Maider Etxebarria, y al concejal de Seguridad Ciudadana, César Fernández de Landa. En ese mensaje, habría adjuntado toda la cadena de emails que había remitido a sus superiores en 2024, demostrando que sus advertencias fueron sistemáticamente ignoradas.
«Si siguen leyendo mi respuesta al mail, más abajo, yo ya advertí de lo que podía ocurrir. Nadie se puso en contacto conmigo, de ninguna forma, se me ignoró como siempre», escribió.
«Nadie hizo nada»
Fuentes policiales consultadas por esta redacción aseguran que los mandos de la Policía Local —Suboficial, Oficial y Subcomisaria— recibieron estos correos, pero no actuaron.
GasteizBerri no ha podido verificar que no se haya tomado ninguna decisión tras la misiva.
«Lo grave aquí es que ninguno de los mandos informados hizo nada de nada, salvo ponerle trabas para que investigase y presionarla para que cerrase su trabajo cuanto antes. Nada de nada, y ha muerto un joven por ello», denuncian estas fuentes.
«Simplemente lo han ignorado y ocultado, pensando que nadie se enteraría… Esto, políticamente, es gravísimo», añaden.
Además de las denuncias por agresión que constan en el juzgado contra el portero implicado, numerosos ciudadanos han relatado episodios de violencia en Mítika. Según varios testimonios recogidos por GasteizBerri, los incidentes protagonizados por el personal de seguridad de la discoteca no eran hechos aislados.
Gasteizberri se ha puesto en contacto con la alcaldía y el concejal de Seguridad Ciudadana para conocer su versión de los hechos y saber qué medidas tomarán para evitar que algo así vuelva a suceder. Por el momento, han declinado hacer declaraciones.
