Álava ya está de fiesta. Este 24 de abril han arrancado oficialmente las celebraciones en honor a San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz, y lo han hecho con un pregón cargado de emoción, memoria y reivindicación. La encargada de abrir estas fiestas ha sido Isabel Mellén, doctora en Historia del Arte, especializada en el románico y en el papel de las mujeres en la Edad Media.
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La filósofa, historiadora del arte y divulgadora ha recibido una cálida acogida por parte del público que ha seguido su intervención con mucho más que atención.
“Ohore bat da niretzat eta, honekin batera, errekonozimendu oso garrantzitsu bat emakumeentzat oro har”, ha afirmado Mellén al comenzar su intervención. Ha agradecido la confianza de las instituciones y ha subrayado que su elección como pregonera es un gesto que reconoce “el trabajo que he hecho recuperando la huella de las mujeres de Álava a través de nuestro patrimonio”.
Dos aniversarios y una memoria en transformación
Este año, ha recordado Mellén, se cumplen 50 años de la primera tamborrada vitoriana. Pero también se ha descubierto una efeméride que hasta ahora había pasado desapercibida: el centenario de la primera retreta. “Esta noticia del centenario ha llegado justo a tiempo gracias a la labor incansable de la historiadora Virginia López de Maturana”, ha explicado.
Y ha añadido que estas conmemoraciones no son detalles menores, sino claves para entendernos: “En la memoria de nuestro pasado se funda lo que somos hoy en día”.
“Nos hace ser quienes somos”
La pregonera ha insistido en la importancia del relato histórico como herramienta de identidad. “Nos permite entender quiénes somos, dónde estamos, nos da un carácter, una biografía, un modelo a seguir”, ha explicado. Pero ha advertido que hay colectivos a quienes se ha negado ese relato: “Se nos ha arrebatado todo atisbo de identidad histórica”, ha denunciado, en referencia a las mujeres, el colectivo LGTBIQ+, las personas racializadas, con discapacidad, la infancia y la vejez.
“La historia no se construye sola”
Mellén ha subrayado el valor del trabajo de quienes investigan desde los márgenes. “La historia es un relato que no se construye solo ni surge por generación espontánea”, ha afirmado. “Siempre hay un dato más que puede aparecer, un enfoque que no habíamos contemplado, una pregunta que se vuelve urgente”.
Entre esas preguntas, una ha sido clave en su trayectoria: “¿Dónde estaban las mujeres en la historia?”. Según ha contado, esta duda le cambió la vida: “Se convirtió en mi obsesión, en la idea constante que rige mis pensamientos y mis acciones”.
“Ahí estuvimos. Sólo hay que volver a mirar”
A lo largo del discurso, Isabel Mellén ha descrito cómo, enfrentada al silencio de los libros y las aulas, decidió buscar en las fuentes primarias. “Rebusqué en los textos originales, miré de nuevo las imágenes, examiné los restos materiales… y allí sí las encontré”. Ha afirmado con rotundidad: “Las mujeres no estamos en el relato común de la historia porque no han querido que estuviésemos”.
Y ha defendido la necesidad de romper con los relatos excluyentes: “Sabemos que sólo conseguiremos revertir el daño causado mediante el trabajo duro, riguroso, colaborativo”.
Estíbaliz y Armentia: dos joyas con huella femenina
En la segunda parte de su pregón, Mellén ha querido compartir “unas breves pinceladas de historia alavesa ubicando a las mujeres como protagonistas”. Ha explicado que en la basílica de Estíbaliz fueron Toda y María López, madre e hija de la Casa Haro, quienes impulsaron su construcción. “A ellas también les debemos la introducción del románico en nuestro territorio”, ha dicho.
Ha defendido el papel del matronazgo, el mecenazgo femenino, como un motor esencial de la historia local: “Gran parte del patrimonio que hoy en día atesoramos ha sido posible gracias a la acción de estas mujeres benefactoras”.
Reproducción, poder y cuidados: la otra cara del patrimonio
También ha resaltado las representaciones visuales en Armentia, donde aparecen mujeres embarazadas y escenas de parto: “Podemos intuir el miedo a morir en el parto que tenían las madres de otros tiempos”, ha señalado. Ha denunciado el olvido de estas experiencias, consideradas poco dignas de ser contadas.
Y ha recordado las palabras de Margaret Mead: “El gesto fundacional que nos hizo seres humanos fueron los cuidados mutuos”. Mellén ha subrayado: “Sin esa labor de reproducción y esos primeros cuidados, hoy ninguna de las personas que llenan esta plaza estaría aquí”.
“Es momento de hacer unas fiestas para todo el mundo”
Para concluir, la historiadora ha apelado a repensar las tradiciones desde la inclusión. “Durante demasiado tiempo hemos tenido unas tradiciones excluyentes”, ha dicho. Y ha lanzado una invitación clara: “Es momento de hacer unas fiestas para todo el mundo”.
Las fiestas de Álava, ha dicho, son la oportunidad de “recordar a las mujeres que hicieron posibles estos enclaves”, de rescatar valores del pasado y construir una memoria común que sea diversa y abierta. “Gora Armentia, gora Estíbaliz, gora Araba!”, ha cerrado entre aplausos.
Unas fiestas para todas las personas
Para cerrar, Mellén ha hecho un llamamiento a vivir unas fiestas más inclusivas, sin dejar a nadie fuera. “Durante demasiado tiempo hemos tenido unas tradiciones excluyentes”, ha dicho. Y ha invitado a transformar esa herencia: “Es momento de hacer unas fiestas para todo el mundo”.
Las fiestas de Álava han arrancado con un mensaje claro: recordar también es resistir. Isabel Mellén ha dejado huella en el inicio de un programa que incluirá 82 actividades entre el 24 de abril y el 1 de mayo.
