Arriaga, un concejo que antiguamente formaba parte del municipio de Vitoria y que hoy es un barrio consolidado, ha dejado de existir oficialmente como entidad local. El Consejo de Gobierno Foral de Álava ha aprobado este martes el proyecto de norma foral que propone su disolución, tras comprobarse que ya no cuenta con ninguno de los elementos esenciales que definen a un concejo: ni población, ni territorio delimitado, ni órganos de gestión.
Un pasado con peso histórico
Ubicado a 2,5 kilómetros al norte del centro de la capital alavesa, Arriaga fue en su día un punto clave en la historia del territorio. Allí se reunían las instituciones que gobernaban a los alaveses antes de la incorporación al reino de Castilla. En 1332, la Cofradía de Arriaga cedió la soberanía del Señorío de Álava al rey Alfonso XI de Castilla y León, a cambio de mantener sus privilegios. Desde entonces, Arriaga pasó a formar parte de las ocho aldeas cedidas a la villa de Vitoria.
Un pueblo convertido en barrio
Durante las guerras napoleónicas, el lugar fue escenario de combates en la Batalla de Vitoria. Y a partir de los años 60, comenzó una transformación radical: la expansión urbana de Vitoria por el noroeste y la urbanización del polígono de Lakua ocupó los antiguos terrenos de Arriaga. Hoy apenas queda de aquel pueblo su iglesia parroquial, algunas antiguas viviendas de labranza y una memoria fragmentada que sobrevive en la toponimia y el paisaje urbano.
2003: el año en que Arriaga se quedó vacío
Fue en 2003 cuando Arriaga quedó oficialmente despoblado. Ese año desapareció del censo el último vecino con residencia oficial en el concejo. Desde entonces, no ha contado con Asamblea vecinal ni Junta Administrativa. Aunque su delimitación territorial aún existe sobre el papel, se ha reducido a un pequeño cuadrilátero de apenas 100×60 metros, donde hoy se encuentra una antigua casa de labranza y la parada del tranvía que lleva su nombre.
Una cuenta corriente y documentos, sus únicos bienes
El Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz, impulsor del procedimiento, ha confirmado que el concejo no tiene más posesiones que una cuenta corriente sin actividad desde hace años y documentos archivados en el Departamento de Espacio Público y Barrios. De no haberse procedido a su disolución, el saldo de esa cuenta habría pasado al Estado según la Ley de Patrimonio.
Nadie presentó alegaciones
La tramitación del expediente comenzó con la Orden Foral 398/2024. Durante el proceso de exposición pública, no se presentó ninguna alegación. La Comisión Consultiva de la Administración Foral de Álava ha emitido un dictamen favorable a la disolución, al considerar que se cumplen todos los requisitos legales.
Según lo aprobado, el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz asumirá todos los bienes, derechos y obligaciones del concejo. El Consejo de Gobierno Foral ha pedido que el trámite en las Juntas Generales se haga por lectura única, debido a la simplicidad del asunto.