Entrevista a Ignacio Garitano
Con el ánimo de atajar la expansión del Coronavirus, son muchos los proyectos, esfuerzos o ideas que están floreciendo de unos y otros. Gente anónima, e incluso profesionales de la salud están dedicando su “tiempo libre” a dejarse la piel para conseguir que la pandemia no se lleve más vidas por delante de las que pudimos evitar. Es así como el protagonista de esta entrevista decidió poner en marcha un sistema para recabar datos de la incidencia del Covid-19 en el mayor estrato posible de la sociedad. Apoyado en la estructura existente de la Fundación iO, el cuestionario epidemiológico del grupo Covid-19 Trends, tiene como objetivo “estimar el número de casos de Covid-19 sintomáticos y conocer su distribución en espacio y tiempo para contribuir al conocimiento de la pandemia y facilitar la toma de decisiones en materia de salud pública”. Esta semana hablamos con su impulsor para conocer un poco más sobre estos tiempos que corren.
Epidemiólogo de formación, Ignacio Garitano trabaja habitualmente como ginecólogo en Txagorritxu. También ha trabajado como médico de familia y anteriormente en el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC). Garitano ha colaborado con Médicos Sin Fronteras en varias ocasiones: “combatiendo epidemias de cólera en África, en el frente de guerra en Sudán, y en varios sitios más”. En el momento en el que empezó a hacerse real la crisis del Covid-19 en Vitoria-Gasteiz, Ignacio Garitano se ofreció para dejar a un lado su puesto en el departamento de ginecología y poner su experiencia (y saber hacer) para combatir lo que por aquel entonces todavía era “una epidemia”.
“Fui de los primeros que formamos equipos para ir a tomar muestras a las casas de la gente que estaba con fiebre. Llegas a la casa, preparas una mesa de camping fuera, en el descansillo, te pones todo el traje, entras, tomas la muestra y después te tienes que desvestir de una manera ordenada también. Luego meter todo en una caja hermética… Y eso hay que repetirlo con cada persona que atendíamos en su casa”.
Este ejercicio -de disciplina y minuciosidad- lo repitieron durante “unas dos semanas”, mientras salían a la luz los primeros casos de Coronavirus en Gasteiz. Pero ese es, según me cuenta, “el protocolo que había en ese momento”.
Le pregunto a qué se debe ese cambio de política. Si se debe a por un lado la escasez de kits de prueba y si por otro lado se evita o evitaba hacer más pruebas de las que se hacían por un posible miedo a que se sobrepase el sistema de salud. Le lanzo la teoría, aunque reconozco que es un poco conspiranoica. Según comenzamos la entrevista formal, Ignacio Garitano me lo quita de la cabeza rápidamente:
R – Bueno a ver, el sistema va a tener los mismos enfermos graves hagas pruebas o no hagas. [El no hacer pruebas] no influye, habrá los que habrá. Y luego, el test que estábamos haciendo, es un test que hay que llevar al laboratorio de micro-biología y allí tienes que esperar cuatro horas a que la máquina lo procese y te de los resultados. Quiero decir, que los reactivos son caros, no hay muchos, sí, pero el factor limitante es que el número de pruebas se multiplicaba y se multiplicaba… y no da la máquina. Estaban haciendo turnos de cuatro horas, (como en Altos Hornos), trabajando sábado y domingo por la noche.
Sí que tiene mucho sentido en una epidemia hacer tests al principio. Y cuando se está extendiendo, cuando ya todo Cristo tiene la enfermedad, te da un poco igual saber si es positivo o negativo. Si te viene alguien con síntomas primero lo consideras como positivo y tomas las precauciones necesarias. Es más complicado de lo que parece, lo de hacer o no hacer tests. ¿Lo ideal? Pues sería tener un test cada uno en su casa y cuando se tiene un poco de fiebre o algo se hace y ya lo sabes. Pero bueno, ese escenario no existe.
P – Supongo que tu primer ofrecimiento vino de lo que ya has vivido. De tu experiencia en el terreno con epidemias.
R – Sí, es otra manera de trabajar, una en la que improvisas día a día. El escenario va cambiando y eso a mí me motivaba mucho. Y sabía que esto iba a ir cambiando día a día…
P – Imagino que una de las cosas más importantes, como bien dices, es tener información, sobre todo al principio, y supongo que de ahí surge esta iniciativa de la encuesta.
R – Sí, efectivamente. La encuesta está encaminada a llenar un trozo de información que nadie conocía, el número de casos posibles que hay fuera de los hospitales. El que está dentro del hospital y le has hecho el test, ya los conoces. Es como un iceberg, lo que conoces es la mínima fracción, porque al hospital llega el que está grave. Y con el Covid-19 se ha visto que la inmensa mayoría de la gente no se pone grave, aunque haya un porcentaje no despreciable del 15 por ciento que igual necesita ingreso. Quiero decir, que es una enfermedad grave que la mayoría de la gente pasa como una gripe o un catarro fuerte.
P – Respecto a esta iniciativa. ¿Cómo está yendo la participación? ¿tienes algún resultado inicial?
R – Pues estamos contentos, porque esto lo hemos lanzado a nivel de todo el Estado español y tenemos un 0,5 por ciento de la población de España que ha respondido. Cuando hablas con publicistas y con gente que entiende de encuestas -que no es mi caso-, la gente te dice que es muchísimo, pero si vamos acercando el foco hacia nuestra tierra, Euskadi, nos ha contestado el 5 por ciento de la población. Y si bajamos el foco a Álava nos ha contestado el 10 por ciento. Osea, que tenemos unos datos de Euskadi muy buenos y de Álava ni te cuento.
P – Y respecto a los posibles contagiados, ¿puedes decirnos algo?
R – Pues te puedo decir lo que quieras, me pongo delante del ordenador un segundo… ¿Tienes tiempo?
Sí, sí.
Te voy a poder decir la cosas con exactitud. También te digo que cuantos más datos tengo -cuanta más tasa de respuestas tengo-, más me acerco probablemente al número real de infectados. Bueno, prefieres que empiece ¿por Álava?, ¿Euskadi? o ¿España?.
P – Me imagino que cuando vamos subiendo de muestra (hacia Euskadi o el Estado) va bajando la fiabilidad de los datos, porque son menos respuestas recibidas.
R – Yo creo que no es que baje la fiabilidad, sino que se infraestima el número total. Por ejemplo, en Euskadi tengo 122 mil respuestas y mi herramienta estima 26,600 casos.
P – Se podría hacer la regla de tres de si de 122 mil responden de manera positiva 26.000, del total de población de Euskadi darían positivo…
R – No, no se puede extrapolar. Pero no puedes hacer eso porque tú sabes cómo se ha comportado la gente que te ha respondido, pero no puedes asegurar que los que no han respondido sean iguales que los que sí.
P – Claro, de hecho, puede ser que respondan más los que han tenido algo. ¿Puede ser también?
R – Sí, seguramente sí. Eso lo hemos analizado y hay datos bastante uniformes. En toda España, independientemente de cuántas personas vivan en cada sitio, analizamos también qué porcentaje de gente es “un caso”, respecto a los que nos han contestado, es una cifra bastante estable en toda España: en torno al 23 por ciento. Es muy estable, así que es bastante fiable. Es decir, el 23 por ciento de la gente que nos contesta ha tenido síntomas compatibles con la enfermedad. Un “caso” para nosotros. Es verdad que hay sitios probablemente más afectados donde ese porcentaje suba. En Madrid, por ejemplo, ha habido días que ese porcentaje ha alcanzado el 32 por ciento. Más de una tercera parte de la gente habría pasado la enfermedad en Madrid. En Euskadi es más o menos el 25%. Son datos muy estables, y a mi me da mucha tranquilidad que no varíen mucho entre regiones.
P – Cuanto más pronto se tomen decisiones, como por ejemplo, la cuarentena o empezar a practicar la distancia social, antes se evitarán más contagios. Porque el virus intenta acaparar a toda la población, ¿Es
R – Efectivamente. Y este es un virus que se ha encontrado con una población absolutamente virgen, porque no habíamos pasado esta enfermedad. Y se ha visto que tiene un éxito de contagio mayor que el que se pensaba al principio: cada persona, de media, contagia a otras tres. Y eso, en nuestra sociedad, en la que nos movemos mucho y estamos con mucha gente… pues es un peligro.
P – Quizás conviene que nos recuerdes una vez más la importancia del aislamiento. Y si crees que lo estamos haciendo bien del todo.
R – Bueno, a ver. Por un lado está claro que el aislamiento nos va a ayudar, mucho. Está clarísimo porque estás cortando la cadena de diseminación. Si evitas un contacto y un contagio por un lado (aunque contagies al de al lado de tu casa, que no es lo ideal), eso está disminuyendo muchísimo esa cadena que podría acabar en casos graves. De eso no hay ninguna duda. ¿Si lo estamos haciendo bien o no? Tu igual quieres saber si es mejor tomar medidas todavía más agresivas.
P – Eso es, sí.
R – Pues desde el punto de vista médico es mejor, sin duda. Si nadie fuera trabajar -ni a nada-, pues sería mejor, seguro. Pero claro, yo no sé si eso procede. No sé si la balanza compensa. En en el tema económico yo no hago un juicio de valor porque no entiendo nada de economía, pero desde el punto de vista de transmisión, no hay ninguna duda. Cuanta menos gente salga de casa, pues mejor. ¿Y lo de comprar el pan? Pues bueno, igual deberían hacer unos panes que duren como los antiguos, tres o cinco días y así tendríamos que ir una vez a la semana a comprar el pan y no todos los días cuatro veces como algunas personas.
P – No sé si me quieres hablar, porque me parece importante, de la falta de material para el personal sanitario. La gente se está volcando para ayudar de cualquier manera. Ayer justo, entrevistamos a un médico, también de Txagorritxu, al que se le ocurrió la idea de hacer un crowfunding que ha sobrepasado todas las expectativas, llegando a 50.000 euros en tres días. La gente está deseando aportar. Y desde los altos estamentos no se aprecia tanto movimiento. ¿Qué opinas de la gestión que se está llevando a cabo?
R – A mí me parece que gestionar esto con falta de medios es muy difícil, porque claro, tú si eres el gestor y te piden medios y sabes que los tienes que dar y no los tienes… Es muy complicado. Todo depende de un mercado que está saturado y es difícil. Pero siempre hay maneras de optimizarlo, por ejemplo, si tú montas un hospital de campaña con un personal que esté vestido todo el rato con el traje y unos enfermos muy accesibles, todos cerca de ti o de tus recursos, pues estás gastando un traje al día en vez de 10 trajes si tienes que entrar a 10 habitaciones y quitártelo y ponértelo.
Siempre hay maneras de mejorar esto, pero tenemos que trabajar con una mentalidad a la que no estamos acostumbrados. La mentalidad de la gestión del caos, la de innovar, la de trabajar de otra manera. Y también decir que esta otra manera, aunque no es la nuestra habitual, está inventada. Hay gente que es profesional de trabajar de esa manera. Tenemos [como ejemplo] organizaciones como Médicos Sin Fronteras, (Garitano ha trabajado en ella) lo que hacen no son «ocurrencias». Está todo en manuales, o protocolizado. Hay maneras de trabajar. Siempre surgen innovaciones, hay gente muy despierta pensando cosas distintas.
El éxito logístico de organizaciones como Médicos Sin Fronteras es brutal, y no es que sean más listos o sepan más medicina, es que tienen integrada una manera de trabajar que les permite en muy poco tiempo (horas) ser capaces de desembarcar en sitios y montar unas estructuras que funcionan y que están pensadas. La gente piensa que solo montan una tienda y no es así. Montan las tiendas, las camas, el circuito por dónde se hace circular a los posibles contagiados para que no se expongan mutuamente al recibir el tratamiento, las gestión de materiales el agua y hasta los desechos… son absolutamente profesionales.
Quiero decir que, a veces, la gente que está ahora encargada de gestionar la crisis es la misma gente que está encargada de gestionar el día a día. Les falta ese punto de “cambiar el chip”, de funcionar diferente o de fichar a gente que funcione diferente como asesores. A veces queremos controlar estas enfermedades desde los hospitales -y creo que los médicos que trabajan en los hospitales hacen un trabajo enorme-, pero no tenemos que descargar en ellos la responsabilidad de gestionar la epidemia.
Tenemos que descargar en ellos la responsabilidad de curar a los enfermos que tienen en sus plantas. La responsabilidad de la epidemia está fuera del hospital. Están en centros de decisiones más altos que tienen que saber adaptarse y funcionar de esta manera.
Si tienes que ver en el periódico una foto de un hospital de campaña en tu ciudad, pues no pasa nada. Tienes un hospital de campaña en tu ciudad. Estamos en una situación absolutamente excepcional y es una crisis de salud pública.
Yo creo que eso es muy importante, muy importante. Tenemos gente potentísima en gestión pero también tenemos gente que ha llegado después de una carrera larga, muy encasillada… y bueno, yo no estoy diciendo que haga falta abrir un hospital de campaña, pero sí que tengamos la mente abierta.
Todos los datos que estamos generando se los hemos ofrecido por carta individual a todas las administraciones de Salud Autonómicas y al Ministerio, y estamos trabajando ya mano a mano por lo menos con tres grupos en Euskadi: uno es de la EHU-UPV, otro es de Vigilancia Epidemiológica y también el Instituto BioAraba, que hace investigación y modelo de predicciones. Estamos contentos porque pensamos que la gente está viendo que participar en la encuesta puede usarse para algo bueno, y esa era la idea. No era ni forrarse ni venderla… era ayudar y generar información.
P – Además la comunidad científica funciona a base de colaboración. Unos hacen una parte del todo, y todos juntos…
R – Exacto. Esto es como una bola de nieve, que empezó con una idea una noche de insomnio. A las ocho de la mañana ya había llamado a personas que entendían de redes sociales y de cuestionarios y a las diez de la mañana ya estaba en manos de la Fundación IO, que son los primeros que nos han dado un pequeño soporte con una persona que sabe de gestión de datos, una página web y luego un informático amigo mío. Ya somos 35-40 personas trabajando en red.