El Juzgado de lo Penal número 1 de Vitoria-Gasteiz confirma que el descubrimiento de grafitos en el yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia que se dieron a conocer en 2006 por un equipo de arqueólogos liderado por Eliseo Gil, son falsos. Quince años después del hallazgo, el juzgado considera probado que fue una estafa liderada por Gil, al que condena a una pena de dos años y tres meses de prisión junto a una multa de 12.000 euros que deberá pagar a la Diputación alavesa. También condena a Cerdán, su principal colaborador, a un año y tres meses de prisión.
La condena a Rubén Cerdán, uno de los colaboradores de Eliseo Gil, ha sido de un año y tres meses de cárcel por otro delito continuado de estafa. A ambos se les aplica un atenuante de dilación indebida, ya que el proceso judicial comenzó hace once años. Al principio del juicio, que en su día fueron calificados de históricos porque adelantaban varios siglos la aparición del euskera, también fue condenado Oscar Escribano, otro de los colaboradores de Gil, a un año de cárcel tras reconocer que había hecho una inscripción con un punzón en una pieza a modo de broma.
¿Qué ha ocurrido?
Hay que remontarse al año 2006 cuando anunciaron el descubrimiento de supuestos epígrafes en el yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia que se dieron a conocer el 8 y el 15 de junio de 2006 por un equipo de arqueólogos liderado por Eliseo Gil, directivo de la empresa Lurmen SL, concesionaria de las excavaciones.
El yacimiento arqueológico de Iruña-Veleia, popularmente conocido desde el siglo XIX como el oppidum de Iruña, alberga los restos de época romana más significativos de Álava y de todo el País Vasco. Además de su pasado romano conserva importantes huellas de la etapa prerromana. Durante el medievo se instaló en su solar el priorato de Nuestra Señora de Iruña, de la Orden de San Juan, dependiente de la Encomienda de Burgos y Buradón.
La aparición de casi 300 óstraca (fragmentos de cerámica con inscripciones) datados en principio entre el siglo III y el VI, en los que aparecían jeroglíficos egipcios, la representación de un Calvario, diversas escenas de la vida cotidiana y muchos textos en euskera y latín -los primeros con un sorprendente parecido a la lengua actual-, suponían un cambio radical en las diferentes hipótesis que desde varias disciplinas se había barajado hasta ese momento.
Los materiales encontrados han sido sometidos a diferentes estudios para poderlos datar y confirmar su autenticidad. El estudio principal se llevó supuestamente a cabo en los laboratorios de espectroscopia nuclear del CEA-CNRS en Francia en donde se analizó la pátina superficial quedando supuestamente determinado que cuando el material fue enterrado en el siglo III ya estaban los grafitos hechos aunque también se llevaron a cabo otros habituales como el de las referencias del entorno y el de análisis de C14 que se realizaron en los laboratorios de Geochron en Cambridge, Massachusetts (USA) y en el Centre for Isotope Research de la Universidad de Gróningen en Holanda.
En referencia al ejemplo dado en la polémica lingüística para el que se utilizó la palabra iankoa señalan que dicha palabra no apararece en las inscripciones, en las que sí aparecen palabras como zuri (blanco), urdin (azul) o gorri (rojo); verbos como edan (beber), ian (comer) o lo (dormir), o expresiones religiosas como Iesus, Ioshe ata ta Mirian ama (Jesús, José padre y María madre).
La importancia del descubrimiento y la posterior polémica dieron lugar a que la Diputación Foral de Álava encargará a un equipo de 26 expertos la evaluación de los hallazgos. El día 19 de noviembre de 2008 una representación de este equipo hizo públicas sus conclusiones cuestionando la autenticidad de muchos de ellos.
A la vista de los informes presentados por la comisión de expertos la Diputación Foral de Álava revocó la licencia de excavación a la empresa Lurmen S.L. que se encargaba de los trabajos arqueológicos bajo la dirección del arqueólogo Eliseo Gil, y puso los hechos en conocimiento del Ministerio Fiscal por si fueran constitutivos de delito.
El responsable del equipo arqueológico Eliseo Gil, siempre ha defendió la autenticidad de los hallazgos.