
Frente a un salón de plenos lleno el Diputado General de Álava, Ramiro González, reconoció ayer que no puede asegurar «que hayan acertado siempre» en la gestión de la crisis de la pandemia en las residencias. 152 fallecidos es la cifra oficial de fallecidos por coronavirus en las residencias alavesas. Y podrían ser más, tal y como apuntan trabajadores del sector a este medio. Fallecidos no contabilizados de manera oficial que podrían achacarse a los daños colaterales del confinamiento y el verse alejados de sus familias.
En su discurso, González, admitió «problemas de abastecimiento» de equipos de protección individual «al principio de la crisis«.
En la nota de prensa sin embargo el tono de autocrítica desciende varios puntos. «El diputado general ha dedicado buena parte de su discurso a explicar las acciones llevadas a cabo en el ámbito social, especialmente en las residencias de personas mayores, que han permitido contener el contagio y frenar la expansión de la enfermedad entre el colectivo más vulnerable.»

De todo esto, aseguró, la Diputación ha aprendido.
«Hemos aprendido y en estos momentos, la situación es muy diferente a la que vivimos en marzo y abril».
Preocupación por el sector privado
Para mejorar el sistema de servicios sociales, que Ramiro González calificó «de alta calidad», la Diputación Foral ha diseñado un plan que busca «un cambio profundo en nuestro sistema de servicios sociales». Una transición hacia un mejor sistema de cuidados que dará sus frutos «a lo largo de los próximos años».
Sobre las plazas no concertadas, aquellas que son gestionadas exclusivamente por el sector privado, Ramiro admitió que la Diputación «no tiene posibilidad de intervención». El diputado anunció que la Diputación dejará de concertar plazas con empresas sin convenio ratificado y mostró su preocupación por la situación de las trabajadoras del sector privado.
Esta semana se inician movilizaciones anunciadas por los sindicatos del sector, con la posibilidad de tres de días huelga sobre la mesa.