
OPINIÓN
El pasado día 21 de este pasado mes de enero se celebró en el Teatro Barceló de Madrid una de las muchas fiestas ilegales. Se pueden ver las imágenes virales que circulan por redes sociales en las que se ve a un amplio grupo de personas bailando, sin mascarilla y sin distancia de seguridad.
Teatro Barceló achaca a un «hecho puntual y extraordinario, en el contexto del final de la sesión y como consecuencia de una reacción espontánea de una parte del público», por irresponsabilidades como estas son las que están hundiendo la hostelería y muchos negocios.
Los responsables de la sala aseguran que «inmediatamente después, el personal de acceso a la sala reaccionó con la mayor celeridad, expulsando del local al grupo de personas que participa en las imágenes«.
Sostienen que reforzarán las medidas internas necesarias «que permitan garantizar que un hecho de estas características no pueda volver a producirse» y al mismo tiempo destaca la importancia de la implicación «especialmente del público y los clientes, cuya responsabilidad es fundamental».
Desde el Área de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid han informado que se abrirá una investigación sobre lo ocurrido. Para ello «se recuperarán todos los antecedentes y expedientes que afecten a este local de ocio». Aseguran fuentes de la delegación que «la policía municipal adoptará todas las actuaciones administrativas y/o penales».
Fiestas ilegales, botellones, enfrentamientos cada vez más violentos con la policía. Son noticias que tienen como denominador común grupos de jóvenes que transgreden las restricciones de la pandemia para divertirse.
Solo hay que ver los incidentes de hace unos fines de semana, donde varios grupos de jóvenes que se encontraban realizando sendos botellones, se enfrentan a la Ertzaintza en Donostia, en Pasaia o en Santurtzi, es este ultimo resultaron heridos varios Ertzainas.
En otras ciudades como Barcelona, donde había 140 personas en Montjüic, en Zaragoza. Alicante y un largo etcétera, en Lanzarote sin ir más lejos, donde cerca de cuarenta efectivos de la UME, militares del Ejército de Tierra y agentes de la Policía Autonómica ya se encuentran trabajando en Lanzarote para reforzar así el dispositivo de seguridad y vigilancia establecido.
Sabemos que las multas no son la solución, primero porque un alto porcentaje de las multas impuestas por infringir las restricciones no se cobran. Y segundo, porque son los padres quienes se hacen cargo de esas sanciones, por lo que les sale muy bien la jugada. Los padres, a menudo adoptan el relato de la horizontalidad en las relaciones con sus hijos. Quieren ser sus amigos. “Pero los hijos ya tienen amigos, lo que necesitan son padres, que alguien les haga de padres, de figura moral de referencia”.
Y en esto sí que creo que están fallando los dirigentes en la “tibieza” a la hora de emplear mano dura contra los irresponsables, si son menores y reincidentes, en mi opinión la solución seria, que realizaran trabajos para la comunidad y sin son adultos, unas buenas multas, por ejemplo 100 € la primera vez identificado, 1.000€ la segunda vez, 10.000€ y así sucesivamente y si no pueden pagarlo, unos mesecitos en “chirona” no les vendría mal.
En cuanto a los dueños de estos lugares, como es el caso de esta discoteca (la familia Trapote), no pasarle ni una más, unas sanciones ejemplares y a estos sí que hay que cerrarles el “chiringuito” una buena temporada y no cerrar el local cumplidor.
La Policía Local ha impuesto el último fin de semana de enero en Vitoria- Gasteiz 94 multas por no cumplir las normas, estas sanciones han sido en una lonja juvenil del barrio de Arana. Sobre la 1:30 de la madrugada del domingo, varios menores de edad estaban en el interior de este local. Los agentes municipales trasladaron a todos estos menores a Agirrelanda. Desde allí se avisó a sus padres para ponerlos a su disposición, ¿Que pasa que los padres de esos menores no sabían que a las 22 horas, sus hijos como el resto de la ciudadanía tenían que estar en sus casas?
El resto de sanciones fueron por las siguientes razones: 34 por incumplir el número máximo de personas permitidas en reunión; 17 por saltarse el toque de queda; 29 por no llevar mascarilla o no usarla adecuadamente; 4 por consumo de alcohol en vía pública y 1 por otro motivo.
Además, la Policía Local detuvo a una persona que estaba sobre las 15:00 del viernes y mientras sus “colegas “de profesión peleando por salir adelante, que sinvergüencería.
Los jóvenes creen primero en la invulnerabilidad inherente a esta edad, se sienten inmunes al peligro y al coronavirus. Segundo, como todos los jóvenes sienten la fatiga pandémica. Y tercero, y el más grave de todos, es el asumir que “todo lo que no conlleva un castigo, no es delito”. Si un adolescente pega a su madre y no le pasa nada, acaba asumiendo que eso no está tan mal. “Es el relato que se ha impuesto y eso es un tremendo error.
Viven en un constante no hay castigo, no hay delito”. Detrás de esta actitud puede haber un grave trastorno de conducta. Desprecian cualquier posición de autoridad, mostrando comportamientos no cooperativos, negativos, irritables y de enojo hacia figuras autoritarias como padres, profesores, educadores etc. Por eso ahora las medidas restrictivas de la COVID19 se han convertido en una barrera a derribar, para mostrar su desafío ante la sociedad.
Si todos estos irresponsables, son los responsables de las miles de pérdidas humanas, pérdida de miles y miles de puestos de trabajo e incluso de los millones de euros en pérdidas económicas, de tantas y tantas personas, y todo esto mientras ellos están de fiesta.
En mi caso que tengo un bar debajo de mi casa, prefiero que este abierto con normalidad, porque de ese modo los clientes a los que les de todo igual, estarán o dentro o en la terraza y no como ahora que tengo que aguantar que la gente esté tomando café, pinchos y lo que sea en la puerta de mi portal, donde no solo eso sino que se permiten el “lujo” de ponerse a fumar y cuando salimos los demás tengamos que pasar entre los no “respetadores”, los que parece que la pandemia no va con ellos, y por cierto tenemos un buzón donde pueden dejar la propaganda que reparten y que no es para que los irrespetuosos dejen los vasos de café, las latas de refresco y el resto de desechos, porque cabe recordar que los bares pueden servir, pero para llevar y no para consumir donde le plazca.
“LOS IRRESPONSABLES SON LOS CULPABLES”
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