OPINIÓN | La asamblea de trabajadores de Tuvisa ha rechazado una convocatoria de huelga para este mes de abril. Esta es la noticia aparecida en los diferentes medios de comunicación de nuestra ciudad.
Los paros estaban pensados por las condiciones laborales y el estado de muchos de los autobuses, en especial los autobuses híbridos y las continuas averías que sufren durante sus recorridos. Este pasado lunes 10 de abril, otro autobús se incendió y, a pesar de la petición de los Delegados de Prevención, que llevan mucho tiempo solicitando realizar simulacros para saber cómo evacuar a los pasajeros en caso de incendio, la empresa sigue sin tomar ningún tipo de medidas para dar la formación adecuada.
Aunque esta semana por fin han impartido a algunos conductores un curso básico de incendios, solo hay que imaginar lo que puede suceder si en un autobús incendiado va una persona con movilidad reducida y lo primero que se quema es la rampa o deja de funcionar.
Hay tantas averías que algunos días no disponen de autobuses para poder realizar los refuerzos habituales en hora punta. Si sigue así, algún día faltarán incluso para realizar los horarios estipulados en las diferentes líneas. Esto ocurre a pesar del ingente trabajo que realizan los muy escasos mecánicos que trabajan en la empresa. Además, la empresa ha prescindido del servicio de mantenimiento durante el horario nocturno para ahorrarse unos euros, lo que implica que muchas veces los autobuses salgan sin revisar los niveles.
Es una lástima no disponer de los datos de reparaciones de 2019 para ver cuánto ha subido el gasto en reparaciones desde que en enero de 2021 la empresa redujo el turno de noche. Pero es casi seguro que ha habido muchas más reparaciones y gastos desde la aplicación de esos recortes que suponen 30 horas menos de trabajo a la semana. Al no poder realizar la revisión de niveles y evitar averías, hay menos gasto en personal y más gastos en reparaciones.
Se ha llegado a un extremo en el que algún ciudadano ha llegado a pedir en el buzón del ayuntamiento que se solicite a la EMT de Madrid que retire unos cuantos autobuses que aún tienen mucha vida útil por delante. En total, de los 32 autobuses donados, 12 corresponden al modelo Citalis de Iveco, 10 al NL 283F de MAN y los 12 restantes pertenecen a la gama Citaro de Mercedes-Benz. Todos ellos poseen carrozados de ‘piso bajo continuo’, motorizaciones diésel que cumplen con las normativas y una antigüedad que no supera los diez años. Estos vehículos son perfectamente aptos para poder desempeñar actividades relacionadas con el transporte. Hay que recordar que los modelos MAN que circulan por nuestras calles están matriculados en marzo de 2006, casi nada una antigüedad de 17 años.
Lo más preocupante es la respuesta a un ciudadano/a en un buzón, donde se escribió lo siguiente: «De todos modos, si estos autobuses han sido retirados por haber completado su ciclo de vida útil, es de suponer que sean de características y antigüedad semejantes a los que deberían retirarse en nuestra ciudad. Por lo tanto, los autobuses retirados suelen ser desguazados, aunque en casos como este, el de un país en guerra, aún pueden prestar servicio porque son mejor que nada y basta con que funcionen». Alguien ha respondido de manera inapropiada y poco ética, ya que nadie ha afirmado que los autobuses se retiraron antes de los 10 años de uso. ¿Qué hay de los autobuses en nuestra ciudad? Creo que deberían usarse para transportar a nuestros responsables políticos, con el alcalde a la cabeza.
Como ciudadanos/as, pagamos impuestos y merecemos un servicio de calidad, no de segunda o tercera categoría, como el que tenemos actualmente. Los conductores/as soportan una carga de trabajo insostenible y arriesgan su salud (entre otros problemas cardíacos). Se necesitan nuevas contrataciones de conductores/as fijos/as, que se respeten los tiempos de trabajo y los descansos acordados, así como otros cambios como la implementación de asientos ergonómicos para todos los autobuses, en lugar de tablas de madera.
He escuchado que las huelgas están en pausa por ahora, pero los trabajadores/as están hartos/as de la situación. Los finiquitos están mal hechos, faltan pluses en las nóminas por cobrar, se niegan licencias y permisos una y otra vez, y ni siquiera responden a las solicitudes por escrito de los trabajadores/as. Si quieren que se respeten sus derechos, los envían a los tribunales, incluso cuando ha habido sentencias favorables para los trabajadores/as en temas similares.
Según la Ley, se deben ofrecer 20 horas de formación al año, pero en Tuvisa se ofrecen los mismos cursos cada año, y algunos trabajadores/as ya los han tomado varias veces. En lugar de ofrecer cursos irrelevantes, la empresa debería ofrecer cursos más útiles, como se mencionó anteriormente. De lo contrario, la dirección no tendría excusa para decir que los conductores/as no saben cómo usar los extintores. ¿Cómo pueden saberlo si no reciben la formación adecuada?.
En el último incendio, cuando la Dirección se enteró, lo primero que preguntó fue si la persona que conducía se había bajado con el extintor. Parece ser que esto era más importante que saber si alguien había resultado herido. Increíble, pero cierto.
Probablemente, cualquier día saldrá Tuvisa por boca del ayuntamiento diciendo cosas irrelevantes, en lugar de asumir la culpa por la nefasta gestión que hacen del transporte público en Gasteiz. Esto ya es habitual, como han hecho con la UTE que gestiona la recogida de residuos en nuestra ciudad. La culpa siempre es de otros y los paganos son los trabajadores y trabajadoras, y como no, los ciudadanos.
Después salen titulares de que en nuestra ciudad se utiliza más el coche que en el resto de las ciudades de Euskadi. ¿Alguien lo dudaba? Pero nadie entona el «mea culpa». Por lo menos, al utilizar tu vehículo, sabes que llegarás a tiempo a tu destino.
El mes que viene hay elecciones, pero en vista de las encuestas, nos espera más de lo mismo e incluso les dan hasta más concejales. Entonces, ¿de qué nos sirve quejarnos si cuando tenemos la oportunidad de un cambio, miramos para otro lado? Cuando un/a gobernante/a hace las cosas mal, se merece un castigo en las urnas, y si no, a callar y aguantar.
Creo que, dado que la plantilla ha expresado sus quejas sobre cómo está la flota y sus circunstancias, deberíamos ser los ciudadanos quienes iniciemos las protestas y les demos nuestro apoyo.
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