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OPINIÓN | Ya no es necesario viajar a países lejanos como Estados Unidos, donde la cuenta de un restaurante incluye un porcentaje de propina sugerido al cliente, porque en España también hay restaurantes que solicitan entre un 5% y un 10% del costo de la comida.
Esta práctica, hasta ahora inusual en la restauración española, se ha detectado al menos en locales de Madrid, Barcelona y recientemente ha llegado a Donosti en los últimos meses. Mientras el gremio hostelero recuerda que no es obligatorio dejar propina, los consumidores creen que esta «propina» pretende «de alguna manera, sustituir los ya indignantes salarios en muchos casos».
Aunque no existen leyes específicas que regulen el uso de las propinas, es importante tener en cuenta que cualquier tipo de pago de este tipo debe ser voluntario, sin presiones ni intimidaciones. Es decir, no existe ninguna ley o regulación que indique que los clientes deben dejar propina en los establecimientos de hostelería. Es una decisión personal y voluntaria. Además, las empresas no pueden exigir a sus trabajadores que declaren las propinas recibidas como parte de su salario, ya que se consideran ingresos extras.
Dada esta práctica, creo que los establecimientos deberían estar obligados a colocar en un lugar visible, como en el área donde se muestran los menús o incluso en su página web, que al momento de pagar la cuenta se ofrece la opción de dejar propina, incluso si se paga con tarjeta de crédito, y que sea el cliente quien decida si desea hacerlo o no al visitar el local.
En primer lugar, muchos clientes pensaron que se trataba de «una broma», pero luego «no lo podían creer» cuando vieron el cargo en la cuenta, donde además se les daba a elegir entre tres opciones. Creo que es ilegal que intenten cobrar algo que uno no sabe antes de sentarse.
Si en la mayoría de los locales se paga con tarjeta de crédito, ¿qué harán los responsables de esos negocios para proporcionar un desglose de los pagos realizados en los que aparezcan reflejadas las propinas dejadas? Y, por supuesto, si un local cuenta con 6 u 8 camareros/as, ¿se repartirán las propinas de manera equitativa? No sería justo, ya que no todos ofrecen el mismo nivel de servicio y no a todos se les debería dar el mismo porcentaje.
En mi opinión, el colectivo de la hostelería es uno de los más maltratados. Solo hace falta ver las ofertas de trabajo que aparecen en la prensa para darse cuenta de que algunos ofrecen salarios bajos que supuestamente se incrementarían con las propinas que suelen dejar los clientes.
Pondré algunos ejemplos:
- En una oferta se proponen jornadas de trabajo de 6 días a la semana, 12 horas diarias, todo por mil euros.
- A través de Whatsapp, el dueño del local le ofrece un sueldo de entre 1000 y 1100 euros, aunque señala que «podría ajustarse en el futuro, pero no es seguro». El empresario le comenta que si está de acuerdo, lo añadirá a una lista para optar al puesto. El problema surge cuando el candidato pregunta por las horas de trabajo: de 11 a 17:00 y de 20:00 a 00:30 de la noche, es decir, un turno de al menos 10 horas.
- Otro empresario le pide a un conocido una persona en situación irregular para poder aprovecharse de ella: «Hola, ¿tienes alguna amiga sin papeles para camarera o ayudante de cocinera? Que trabaje mucho y cobre poco».
- «Me han comentado que estás buscando camarero/a», le dice el solicitante de empleo al empresario. «Estoy buscando trabajo y me gustaría saber un poco sobre el horario, las condiciones y demás. Un saludo», agrega. Y las condiciones son las siguientes: trabajar 12 horas al día, seis días a la semana por 500 euros al mes. Además, el trabajador tiene que darse de alta como autónomo y las propinas se dividirían a medias. «¿Cuándo podrías empezar?», pregunta el empresario. «¿12 horas al día?», pregunta sorprendido el aspirante a camarero. «Sí, media jornada, sin horas extras», remata el dueño del local. «No, gracias, no me interesa».
Con este último ejemplo surgen muchas dudas. Si voy a un restaurante y dejo la propina que casi me exigen de manera intimidante, ¿qué impide que el responsable, al momento de hacer el cierre, se quede con la mitad de lo que he dejado? No todos son iguales, hay hosteleros muy honestos, pero personajes como estos generan mucha desconfianza.
En bares y restaurantes pequeños, es común que los empleados repartan las propinas entre ellos de manera equitativa, ya sea semanal o mensualmente. En lugares más grandes, como cadenas de restaurantes, suelen tener un sistema establecido para la distribución de las propinas, donde se suman todas las propinas generadas durante el mes y se reparten en función del número de horas trabajadas por cada empleado.
Y además, los camareros tienen que hacer un «papelón» para explicarlo a los comensales. Eso también es otro problema. ¿Qué les van a decir? ¿Que tienen que pedir propina porque sus sueldos son tan «miserables» que cada vez que ven su nómina se ponen a llorar como una cebolla?
¿Y por qué no tener en cuenta a otros colectivos donde se espera una propina, como los repartidores de comida a domicilio o los conductores de taxi? Y mi pregunta es: ¿por qué no incluir también al peluquero/a, a los conductores de autobuses urbanos o interurbanos, o a los cajeros/as de supermercado, entre otros?
En la sociedad en la que vivimos, en un mercado libre, los precios son libres. Esto se aplica a los precios de los establecimientos de hostelería: por el mismo refresco te pueden cobrar 2 euros o 10, y ambos casos son legales… siempre y cuando cumplan con una condición: que el precio esté debidamente reflejado en la lista de precios del establecimiento.
Está lista:
- Debe ser completa y proporcionar la información sobre los precios y servicios en una sola lectura, sin necesidad de información adicional.
- Debe estar a la vista del cliente.
- Debe mostrar los precios finales y completos, con los impuestos incluidos.
Aquí, en nuestra ciudad, prácticamente no se encuentra en ningún local. Si tienes problemas en un establecimiento de restauración, puedes hacer valer tus derechos. Expresa tus quejas con educación y argumenta tus razones. Si no se resuelve de manera amistosa, recuerda que los bares y restaurantes deben tener a disposición de los clientes hojas de reclamaciones, donde puedes plasmar tu queja. Esta reclamación iniciará un procedimiento administrativo que puede culminar con la inspección del local y sus condiciones, pero no te resarcirá del perjuicio causado.
En cualquier caso, conserva pruebas del problema (fotos, lista de precios, etc.), así como el recibo o factura, ya que sin él no podrás presentar una reclamación. Además, recuerda que las oficinas de Consumo están para ayudarte a defender tus intereses.