Ubicado en el sudoeste de Guipúzcoa, cerca del límite con Álava, el Túnel de San Adrián se erige como una notable formación geológica que ha sido testigo y protagonista de incontables capítulos de la historia vasca.
Con una extensión de 55 metros y a 1000 metros sobre el nivel del mar, esta cueva natural conecta Guipúzcoa y Álava, traspasando el cresterío rocoso de los Montes Vascos. Desde tiempos ancestrales, ha servido como puente comunicativo entre la península ibérica y Europa.
Las primeras marcas de humanos datan del Paleolítico Superior, aproximadamente entre 13000 y 15000 años atrás, con hallazgos arqueológicos como herramientas de sílex. También es testigo de la trashumancia estacional y cuenta con dólmenes y túmulos prehistóricos en sus cercanías.
Edad de bronce
Aproximadamente hace 3500 años, el túnel refleja evidencia de la ocupación humana, desde restos de cabañas hasta un enterramiento. A pesar de las teorías populares, la principal vía romana de la zona no atravesaba el túnel. Sin embargo, registros documentales del siglo XI aluden a la posible construcción de un castillo en el túnel por el Reino de Pamplona, y su adquisición posterior por el Reino de Castilla en 1200.
El túnel, en los siglos XVI y XVII, ganó especial relevancia como punto de acceso a Guipúzcoa. Su importancia se solidificó cuando, en 2015, la UNESCO incluyó el túnel y la calzada de San Adrián en el reconocido Camino de Santiago.
Edad Moderna
Respecto a la Edad Moderna, una ermita fue edificada dentro de una cueva en el túnel, y una confusión lingüística la rebautizó popularmente como «San Adrián». Junto a la ermita, se alzaban el Albergue o Venta y un edificio para los Miqueletes, ambos devastados por un incendio en 1915.
Cerca del túnel, una sección de la calzada nos muestra vestigios de las antiguas vías de comunicación. A solo 600 metros, la ermita del Sancti Spiritus en Cegama, antiguamente un establecimiento templario, revela su profunda conexión con el Camino de Santiago.

Cronistas y viajeros
Este paso ha sido mencionado por diversos cronistas y viajeros a lo largo de los siglos, desde Herman Künig von Vach en 1495, pasando por Antoine Laling, Jan Janssonius, Jorge Braun, hasta J.B. Venturino en 1572. Todos han destacado, desde diferentes perspectivas, la importancia y particularidades de este emblemático túnel.
ORIGINAL
Nous avons cheminé longtemps
Dans les montagnes de Biscaye,
Cheminant toujours rudement
Par le pays en droit voie,
Jusqu´au Mont Saint Adrien;
Prions Jésus‐Christ par sa Grâce
Que nous puissons voir face à face
La Vierge et Saint Jacques le grand.
TRADUCIDO
Hemos recorrido un largo camino
En las montañas de Vizcaya,
Siempre caminando bruscamente
Por el país de manera correcta,
Al Mont Saint Adrien;
Oremos a Jesucristo por Su Gracia
Que podamos ver cara a cara
La Virgen y Santiago el Grande.
El Túnel de San Adrián no es solo una formación geológica; es una cápsula del tiempo que nos transporta a través de la rica tapestría histórica del País Vasco. Con cada descubrimiento arqueológico, nos acercamos un paso más a comprender la vastedad de su legado.
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