Cada vez se utiliza más la expresión «empatía», pero como sucede a menudo, despierta interés sin que se conozca bien su significado. Según la Real Academia Española (RAE), el término «empatía» se define de la siguiente manera:
- f. Sentimiento de identificación con algo o alguien.
- Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
Vamos a aplicar esto a los autobuses urbanos y su reglamento, junto con algunos comentarios depositados en el buzón ciudadano:
• Estoy totalmente de acuerdo con la persona que escribió el primer comentario. Es vergonzoso que, desde esta plataforma, solo recibamos excusas. Es SU OBLIGACIÓN cumplir la ley (¿qué ley?) y realizar bien su trabajo. Además, ser una persona cívica y empática no creo que cueste tanto. Si observan que en la parada hay carritos, deberían inclinar el autobús sin necesidad de que se lo pidan. He experimentado en carne propia las malas respuestas, como si les supusiera un esfuerzo extra, cuando se solicita la inclinación del vehículo. Recordemos que es un servicio público. Las órdenes transmitidas por la empresa indican que solo se debe inclinar el autobús para las sillas de ruedas y para las personas que usen andador.
Quisiera añadir que, cuando se desea que el autobús se incline, se puede pedir al conductor o conductora, quien lo hará siempre que sea posible, así responde el Ayuntamiento ante una consulta sobre este tema. Sin embargo, esto deja la decisión al criterio del conductor y provoca que recaigan sobre él las quejas.
Y ya que estamos tratando este tema, recordemos lo que dice el Reglamento:
La persona adulta que acompañe a la niña o al niño es la única responsable de asegurarse de que se cumplan las condiciones de seguridad del menor y de los daños que pueda sufrir el niño o niña o que la silla pudiera ocasionar. Bajo su responsabilidad, quien acompañe los carritos portabebé podrá optar por que viajen desplegados en los autobuses de plataforma baja, siempre que la persona adulta que los maneje:
a. Ubique el coche o silla en el lugar reservado para ello, en posición contraria a la marcha, de forma que el menor quede de espaldas al sentido de la marcha del autobús. b. Sujete la silla mediante los sistemas de seguridad con los que cuente el vehículo, si es necesario. c. Asegure debidamente al menor al coche o silla. d. Active el freno del coche o silla.
No existen elementos homologados para que los bebés en carritos desplegados viajen con seguridad en los autobuses. Las personas en silla de ruedas tendrán preferencia para ocupar el espacio reservado, por lo que si este está ocupado por un carrito, la persona responsable deberá plegarlo o bajarse para ceder el espacio a la silla de ruedas.
Por cierto, empatía sería que el conductor o conductora sacara un metro para hacer una comprobación reflejada en el mismo reglamento:
• No se admitirán sillas de ruedas ni carritos portabebé de dimensiones superiores a 740 x 1240 mm.
Recuerdo el comentario de un conductor sobre la «empatía» que una mujer tuvo con él en la línea 6, cuando, a dos paradas de llegar al final de la línea, le permitió subirse con su carrito de bebé a pesar de que ya había dos, y que se subió para que no le quitaran el lugar. Al llegar a la parada final y el conductor le indicó que tenía que pagar de nuevo, su respuesta fue presentar una queja contra él por permitir subir tres sillas cuando solo había espacio para dos. Ole su «empatía».
Otro comentario que, al no gustarle las respuestas del Ayuntamiento y de otros ciudadanos, vuelve a utilizar la palabra:
• Es muy curiosa la respuesta y empatía de otros ciudadanos ante mi denuncia de lo que nos pasó, la cual comparto para visibilizar y preguntar al Ayuntamiento/TUVISA si es una práctica normal. Si es así, otro día no nos la jugaremos a perder el tiempo con el transporte público.
Otro caso de falta de empatía:
• El autobús era el Gautxori G3 desde la catedral, a las 00:20 del domingo 12 de marzo. Justo antes de salir, tocamos la puerta para que nos abrieran. En lugar de parar, el conductor nos miró indecentemente con una sonrisa irónica, aceleró y, con sorna, nos dijo «el siguiente», justo antes de dejarnos tirados. Chapó por la atención exquisita.
Una vez cerradas las puertas y/o iniciada o señalizada la maniobra de salida de la parada, estas no deben volver a abrirse, tanto por cuestiones de seguridad como por evitar obstruir al resto del tráfico y evitar sanciones para el conductor o conductora. Siempre alegan lo mismo: «Es que me ha visto», y puede ser cierto, pero nadie recuerda a aquellas personas que envían a sus hijos a correr hacia la puerta para que no la puedan cerrar, acción que puede resultar en que la persona que estaba puntual en la parada no logre hacer su transbordo.
Un tercer caso:
• Ayer, literalmente, el conductor del BEI me cerró la puerta en las narices en la parada reguladora del boulevard, todo para poder pasar el semáforo en ámbar. Me vio correr para poder abordar, y cuando estaba en la puerta, la cerró y arrancó.
Y la respuesta del ayuntamiento: «En los autobuses BEI, las puertas no las cierra la persona conductora, sino que se cierran automáticamente cuando pasa un tiempo sin ser utilizadas».
Está claro que para algunos, el significado de la palabra empatía es saltarse las normas o las órdenes de los superiores arbitrariamente. Si así fuera, yo, cuando voy a tomar un vuelo, querría que el vigilante de seguridad fuera empático conmigo y me permitiera pasar una botella con litro y medio de agua, que el policía local que me multa por estar mal aparcado fuera empático y retirara la denuncia, que cuando voy al banco a las 8:15, cuando abren a las 8:30, fueran empáticos y me atendieran antes de hora, o si voy a una tienda dos minutos antes del cierre, fueran empáticos y me atendieran sin prisa, y así miles de ejemplos.
Por esta razón, todos deberíamos ser empáticos en nuestro día a día, entendiendo que la empatía es necesaria, pero que, como con todo, un exceso de la misma, tanto en tenerla como en exigirla, puede ser perjudicial.
Eso sí, empatía es lo que tienen los responsables de TUVISA con sus trabajadores. Solo hay que ver la respuesta cuando hay una queja: «Con los datos facilitados, procedemos a la identificación de la persona conductora y a la apertura de un procedimiento informativo para conocer lo sucedido». Pero cuando la queja es por las continuas averías, la falta de algunos servicios en las líneas, lo cual modifica el tiempo de paso, etc., entonces no abren un procedimiento informativo al responsable de esos temas, o cuando engañan a los trabajadores no diciéndoles la verdad del servicio que van a realizar debido a la escasez de personal por la mala gestión, tampoco se abre un procedimiento informativo para obtener explicaciones. Pero hay un refrán que dice: «tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata».
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Imagen: depositphotos.com
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