En el Día Internacional de la Mujer, rendimos homenaje a la memoria de Marina Vega de la Iglesia, una heroína indómita cuya vida es un testimonio de valentía, resistencia y firme dedicación a la libertad. Nacida en Castro-Urdiales, Cantabria, el 21 de marzo de 1923, y fallecida en Madrid el 11 de junio de 2011, Marina, con lazos familiares en Euskadi, se distinguió como espía, luchadora antifranquista y cazanazis, cuya audacia trascendió fronteras y generaciones. Además, cabe destacar que el personaje de Lola Mendieta en la serie «El Ministerio del Tiempo» está inspirado en ella.
En la juventud de Marina, la adversidad golpeó temprano a su familia; su padre fue condenado injustamente por el régimen franquista, y su madre vivió en la clandestinidad para evitar la represión. Estas circunstancias forjaron en Marina una determinación que la llevaría a desempeñar un papel crucial en la lucha contra el totalitarismo. Con apenas 17 años, se unió a la red española de las Fuerzas Francesas Libres, trabajando incansablemente desde España y luego en Francia contra el fascismo y el nazismo.
Su vida en París, interrumpida por la Segunda Guerra Mundial, y su posterior regreso a España marcan un periodo de extraordinario valor. En un tiempo cuando las mujeres raramente eran reconocidas en roles de liderazgo en la resistencia, Marina se convirtió en la única mujer en la red española al servicio de la Resistencia francesa. Realizó peligrosos viajes transfronterizos, facilitando la fuga de perseguidos y transportando documentos cruciales para la lucha contra los opresores.
Al finalizar la guerra, su compromiso no cesó; se dedicó a rastrear nazis y colaboracionistas fugitivos, contribuyendo a la justicia y al proceso de desnazificación de Europa. Su regreso definitivo a España en 1950 no marcó el fin de su lucha, sino la continuación de su vida como una incansable defensora de la libertad y la justicia.
Marina Vega de la Iglesia, condecorada por el Parlamento Europeo, se mantuvo fiel a sus ideales de masonería, republicanismo y su identificación con los valores de izquierda, demostrando que la dignidad y la valentía no conocen de límites ni de tiempos. En este 8 de marzo, celebramos no solo su vida y legado, sino el espíritu indomable de todas las mujeres que, como Marina, han luchado y siguen luchando por un mundo más justo y libre.
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