La Plaza de Abastos de Vitoria-Gasteiz, reconocida por su histórico papel en el suministro de productos frescos a la ciudad, experimentó hace menos de una década una ambiciosa transformación con la apertura de ocho gastrobares. Este proyecto, impulsado con la visión de revitalizar el espacio y enriquecer la oferta gastronómica local, aspiraba a atraer a un público más selecto y exclusivo, siguiendo la tendencia de reconocidos mercados y espacios gastronómicos de ciudades como Madrid o Sevilla. «Una nueva experiencia gastronómica» publicaba la prensa local de la época.
La remodelación, que implicó una reorganización del espacio tradicional de la plaza y una notable expansión de El Corte Inglés, se inició bajo el auspicio de Eloy López, quien era el gerente de la plaza en aquel momento, con el apoyo del Ayuntamiento, en el que el popular Javier Maroto era alcalde. López y otros promotores del proyecto mostraron un optimismo palpable durante la inauguración, augurando un futuro próspero para este renovado núcleo gastronómico y comercial.
Sin embargo, a pesar de las expectativas iniciales y el entusiasmo que rodeó el lanzamiento de los gastrobares, la iniciativa no ha logrado mantener el impulso deseado. Los años han visto una disminución en la cantidad de estos establecimientos especializados, reflejando un ajuste a la realidad del mercado y a la recepción por parte del público.
Si se pregunta a los comerciantes y trabajadores del mercado, todos coinciden en que «las obras eran necesarias» pero lamentan que «resultado no ha sido el esperado».
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