
La escultura «Araba», obra del aclamado escultor vasco Néstor Basterretxea, ha sido reubicada en Araia tras más de dos décadas desaparecida. El emotivo acto, celebrado el sábado, contó con la presencia de la familia del escultor. Su reubicación en la intersección de las calles Santsaerreka e Ilarduibide ofrece una conexión visual con la cima del monte Aratz, lugar donde se colocó originalmente hace 25 años como símbolo cultural.
Una elección estratégica para una pieza emblemática
La alcaldesa Txelo Auzmendi explicó el significado del nuevo emplazamiento y el simbolismo de su relación con el monte Aratz. «El lugar está elegido primero por ser un sitio de cruce, de paso y céntrico. Queríamos que, después de tanto tiempo de anonimato y de misterio, la escultura pudiera ser disfrutada tanto por vecinas y vecinos del pueblo como por cualquier visitante que viene a Araya o a Asparrena», afirmó Auzmendi. Añadió que la ubicación, además de ser un cruce, conecta con el sitio original donde estuvo en el Aratz, reforzando el lazo entre la obra y el entorno natural que la inspiró.
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Auzmendi expresó la alegría del municipio al recuperar esta pieza histórica: «Para el municipio fue una gran alegría porque, por fin, después de un montón de años, algo que había desaparecido y con lo que teníamos una cierta deuda, reaparecía, y de alguna manera también curaba esa espina que tenía Néstor Basterretxea con esta escultura. Además, siendo su centenario este año, es un honor tener una escultura de Basterretxea aquí, y agradecemos la generosidad de la familia, que en ningún momento dudó de que debía quedarse aquí, cerca del sitio original donde estuvo».
Un legado enraizado en Euskadi
Gorka Basterretxea, hijo del escultor, explicó cómo fue el proceso de decisión sobre el emplazamiento actual, el cual contó con el acuerdo de la familia y el ayuntamiento. «Esto fue una decisión compartida, propuesta por el Ayuntamiento de Asparrena, el Ayuntamiento de Araia y la familia. Se habían planteado varios lugares para colocar la pieza, pero el ayuntamiento nos dijo que su intención era adecentar el espacio en el que estamos y colocarla aquí», explicó. Al ver el sitio, la familia consideró que la ubicación era idónea: «Nos pareció muy bonito, además, porque se crea una relación directa con donde estuvo antes, en el Aratz, y desde aquí esa conexión se mantiene».
Gorka recordó que la escultura «Araba» forma parte de una trilogía creada en los años 60, junto con las piezas «Bizkaia» y «Gipuzkoa», cada una con su estilo y forma únicos. «Creo que mi padre estaría muy contento, porque es algo que se coloca con mucha ilusión, siempre desde la sensibilidad. La escultura desapareció después de dos años y no se supo nada de ella, pero cuando reapareció, aunque él ya había fallecido, fue una alegría para todos. No solo por la pieza, sino porque revivió ese espíritu, esa ilusión», compartió.
El hallazgo inesperado de una obra olvidada
Aritz Albizu, vecino de la zona y responsable de hallar la escultura en mayo de 2021, relató cómo ocurrió el descubrimiento. «Este momento fue en mayo, el día 1, cuando suelen salir setas. Recuerdo que, de repente, apareció una pieza rara en una esquina de la roca», relató. Al no reconocer la pieza en un principio, decidió tomar fotos para verla mejor después. «Al principio no le di mucha importancia, pero al llegar a casa le enseñé las fotos a mi esposa, y en cuanto la vio, la reconoció enseguida. Esa escultura era digna de valorarse», añadió Albizu.
Gracias a estas imágenes, el hallazgo se difundió rápidamente entre los y las vecinas de la zona. «Para mí, no tenía ningún valor especial, pero luego es una satisfacción ver el valor que realmente tiene», confesó. «Es curioso ver cómo estaba allí, sin que nadie lo supiera».
Un homenaje al arte y al centenario de Basterretxea
El evento de reubicación incluyó un concurso literario en homenaje a la escultura. En la categoría de adultos en castellano, Vicente Arrizabalaga ganó con el relato «A la sombra del gigante», mientras que en euskera, el premio fue para Juanma Gallega por «Zirkuloaren amaiera». En la categoría juvenil, el galardón en euskera fue para Izaro Etxebarria con «Mariren orrazie». Además, Idoia Mendia y Gentzane Martín fueron premiadas a nivel local por sus relatos en castellano y euskera, respectivamente. Todos los relatos ganadores pueden leerse en la web del Ayuntamiento de Asparrena, y se repartieron un total de 900 euros en premios.
Una obra que vuelve a su origen
Esta reubicación de «Araba» cierra un capítulo de incertidumbre, y abre una nueva etapa en Araia, donde podrá ser admirada por vecinos y visitantes mientras mantiene su vínculo simbólico con la montaña de Aratz. En palabras de la familia Basterretxea, «esta obra ahora es y será siempre parte de este paisaje». La escultura representa, más allá de su belleza artística, el espíritu y la identidad del arte vasco, restaurada y finalmente devuelta al pueblo que la vio nacer.
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