La negativa del Obispado de Vitoria a permitir el rodaje de una escena de la película Sacamantecas en la Catedral de Santa María ha abierto un debate más profundo sobre el uso cultural del patrimonio religioso en Álava. Este caso trasciende el simple desacuerdo entre una productora y la diócesis y ha puesto en el centro de la discusión la gestión de espacios históricos mantenidos con fondos públicos.
El caso «Sacamantecas»: el origen del conflicto
La película Sacamantecas, protagonizada por Antonio de la Torre y Patricia López Arnaiz, se está rodando en Álava, pero una escena clave, planeada para grabarse en la Catedral de Santa María, ha sido vetada por el Obispado. Según ha explicado Óscar Figueredo, productor de la película, en una entrevista con Cadena SER Vitoria, la razón es clara: «El deán nos contestó diciéndonos que no les parecía apropiado que se utilizase la Catedral para rodar escenas de la película, ya que el templo es un lugar de oración, evangelización y valores cristianos». Además, el deán consideró que la trama, inspirada en los crímenes del Sacamantecas, no era compatible con la misión del templo.
La escena en cuestión no incluye asesinatos ni elementos violentos. Según Figueredo, se trata de una reunión comunitaria tras una misa, en la que más de 100 personas discuten sobre los problemas que enfrenta la ciudad debido a los crímenes. «Ni aparece el Sacamantecas ni hay elementos de género de terror», ha asegurado el productor.
Reacciones institucionales: defensa del uso cultural
La negativa del Obispado ha generado críticas por parte de las principales instituciones locales, que ven en esta postura un freno al desarrollo de la industria audiovisual en Vitoria. Este viernes, la alcaldesa Maider Etxebarria ha vuelto a expresar su malestar tras reunirse con el obispo. «Las instituciones estamos haciendo un esfuerzo enorme para atraer rodajes que benefician la economía local. Generan empleo, impulsan el comercio, la hostelería y el turismo. Es fundamental que todos estemos alineados en esta estrategia», ha afirmado.
Etxebarria ha defendido que el uso cultural de la Catedral es compatible con su función religiosa. «No queremos convertir los templos en parques de atracciones, pero creemos que permitir rodajes es perfectamente compatible. Así se lo trasladé al obispo, con todo el respeto, pero defendiendo que las instituciones también tenemos voz en este tipo de decisiones, ya que parte de los fondos que mantienen estos edificios provienen de los impuestos de la ciudadanía».
El diputado general de Álava, Ramiro González, también ha reforzado este argumento al recordar que la Catedral de Santa María ha recibido cerca de 50 millones de euros en inversiones públicas durante las últimas décadas, la mitad de ellos aportados por la Diputación Foral. «Esos esfuerzos deben revertir a la sociedad alavesa, respetando el uso religioso, pero también fomentando un uso cultural. No hablamos solo de películas; estos espacios también pueden albergar conciertos y visitas guiadas», señaló el martes a preguntas de la prensa.
Un debate recurrente: el uso compartido del patrimonio
El conflicto actual no es el primero de este tipo en Vitoria. La alcaldesa ha recordado que otra película, El silencio de la ciudad blanca, basada en crímenes y asesinatos, sí pudo rodarse en espacios emblemáticos de la ciudad, incluida la Catedral.
Para las instituciones, este tipo de rodajes no solo tienen un impacto económico directo, sino que también posicionan a Vitoria como un destino atractivo para futuros proyectos. «Nos jugamos mucho», ha advertido Etxebarria. «No podemos permitir que las productoras perciban que aquí se ponen pegas».
Un tema que trasciende a «Sacamantecas»
Más allá de esta película, el caso ha puesto de manifiesto una tensión latente entre el uso religioso y cultural del patrimonio histórico. Por un lado, el Obispado defiende la misión espiritual de los templos. Por otro, las instituciones públicas, que financian gran parte del mantenimiento de estos espacios, abogan por un modelo de gestión que combine ambos usos.
¿Y ahora qué?
La productora de Sacamantecas espera resolver la situación en una reunión programada con la diócesis. Figueredo ha insistido en que desean rodar en la Catedral de Santa María por su relevancia histórica en la trama y para que el impacto económico del rodaje permanezca en Vitoria. Sin embargo, han dejado claro que, de no llegar a un acuerdo, buscarán alternativas fuera de la ciudad.
