
Michelin, la multinacional francesa de neumáticos, ha anunciado el cierre de dos de sus fábricas en Francia, lo cual dejará a 1.250 personas sin empleo. Las plantas de Cholet y Vannes, en el oeste del país, se dedican principalmente a la producción de neumáticos para camiones ligeros y componentes metálicos para neumáticos de camión. La empresa atribuye esta decisión a los altos costes energéticos y a la intensa competencia de fabricantes asiáticos, que ofrecen productos a precios más bajos. Desde 2020, la compañía ya ha realizado cierres en Alemania y recientemente ha revisado a la baja sus previsiones de beneficios debido a la caída de ventas en el mercado automotriz europeo.
Impacto en la planta de Vitoria
Parte de la producción de refuerzos metálicos para neumáticos de camiones que se realizaba en las plantas de Cholet y Vannes será transferida a la fábrica de Michelin en Vitoria-Gasteiz. Desde Comisiones Obreras señalan que “esta reestructuración es habitual en la compañía y suele suponer una mínima carga de trabajo para las plantas receptoras, sin generar nuevas contrataciones”. Por su parte, desde LAB han expresado su preocupación por la reestructuración del grupo, advirtiendo que, aunque la planta de Vitoria-Gasteiz se beneficia a corto plazo, “hoy cierran en Francia, pero mañana podría ser Vitoria”.
Michelin ha aclarado que el volumen añadido será pequeño y no aumentará los recursos humanos en Vitoria-Gasteiz, una planta que actualmente opera por debajo de su capacidad total.
Preocupación sindical
La noticia del cierre ha causado indignación entre los sindicatos franceses. La CGT ha llamado a huelga para protestar por el cierre, mientras que la CFDT ha pedido a las autoridades y a la empresa que busquen alternativas para evitar la destrucción de empleos.
El presidente de Michelin, Florent Menegaux, ha afirmado que la decisión fue inevitable debido a los retos competitivos de Europa y ha descartado otras alternativas tras evaluar distintas opciones. Además, el primer ministro francés, Michel Barnier, ha lamentado el cierre y se ha comprometido a apoyar a los trabajadores afectados. Desde el Ministerio de Industria galo se ha solicitado un “plan de emergencia” europeo para proteger el sector automotriz frente a la competencia extranjera, calificando la situación de «grave».
La empresa ha paralizado temporalmente la producción en las plantas francesas afectadas para dialogar con los empleados hasta el 11 de noviembre y ha reservado 330 millones de euros para cubrir los costes derivados del cierre. En Europa, otros fabricantes, como Volkswagen y Schaeffler, también han anunciado reestructuraciones ante la presión del mercado.