Nueva historia en formato breve del doctor en historia, Ismael García, para GasteizBerri.com
Nuestra píldora histórica de esta semana nos lleva a la Vitoria de los primeros años del siglo 20, años 1900 y poco.
Según nos cuenta Tomás Alfaro, que por entonces debía tener entre 12 y 14 años, en la Plaza Nueva, los días de lluvia solía desarrollarse cierto ritual.
Un ritual que tenía que ver con eso que nosotros hoy día llamamos ligar, pero al estilo de la época.
Como digo, uno de los lugares preferidos para el paseo los días de lluvia eran los soportales de la Plaza Nueva, los cuales debían ser un hervidero de gente yendo y viniendo, pero no de cualquier modo.
Al parecer los hombres, sobre todo los jóvenes, circulaban en grupitos, pero todos en un mismo sentido, digamos, por ejemplo, en el sentido de las agujas del reloj, mientras que las mujeres, también en grupitos, lo hacían justo en sentido contrario.
De ese modo se facilitaba el cruce de miradas entre chicas y chicos, miradas que se repetían a cada vuelta.
A eso le llamaban timarse.
Nos cuenta el bueno de Tomás Alfaro que así, día a día, de un modo lento y hasta agotador, se iban entonces rompiendo la timidez y viendo cada cual si de verdad existía una atracción mutua, momento en el cual, si se atrevía, el chico de turno pedía noviazgo a su pretendida.
Cuando hacía buen tiempo, la tarea del ligoteo en la plaza se facilitaba al parecer mucho más, ya que en su centro se organizaban bailes que, al son de pasodobles, jotas, chotis, mazurcas y habaneras, favorecían que chicos y chicas pudieran tener incluso contacto físico.
Cómo cambian los tiempos.
INFORMACIÓN DEL AUTOR
ISMAEL GARCÍA
Doctor en historia. Colaborador de GasteizBerri desde 2021 en temas relacionados con la historia. También le puedes seguir en www.historiadevitoria.com
Fotografía cortesía de Depositphotos.