A la espera de la actualización de los indicadores de referencia para conocer la evolución de la pandemia todo parece indicar que la segunda oleada del Coronavirus se acerca peligrosamente a las tasas de contagios y hospitalizados que nos obligó a un confinamiento duro allá por marzo.
Si bien las medidas decretadas por el Lehendakari hace dos semanas son demasiado recientes como para comprobar su efectividad, las restricciones en vigor desde que dejamos el primer Estado de Alarma de 2020 (las ya conocidas del uso obligatorio de la mascarilla, las de higiene, distancia de seguridad, control de aforos, etc.) no parecen detener el avance del virus, que sigue entre nosotros, causando muertes, ingresos en UCI (en el nivel 3 del Plan de Contingencia de Euskadi) y cientos de hospitalizaciones.
Además, colateralmente, la restricciones o el cierre de varios sectores de la economía está provocando ya graves daños para el tejido empresarial, las personas y las familias que viven de estas industrias, por no hablar de consecuencias menos visibles como la lista de pacientes en espera de ser atendidos por otras dolencias, por ejemplo.
Con algunas excepciones, prácticamente la mayoría de la población sigue las recomendaciones y restricciones que indica Osakidetza, el Gobierno Vasco y el Español. ¿Dónde está el problema? ¿Por qué sigue aumentando la tasa de contagios? Dirigentes políticos como el propio Iñigo Urkullu apuntan directamente a conductas «irresponsables» en los encuentros sociales de los ciudadanos.
¿Es esto suficiente para provocar esta segunda oleada que estamos viviendo? ¿Y si no estamos haciendo todo lo que deberíamos para combatir el coronavirus?
¿Tienen en cuenta los organismos oficiales todo lo que sabemos ya del virus, más allá de las indicaciones oficiales que dio la OMS a principios de año?
Medidas desactualizadas
Una de las recomendaciones que más se han repetido desde la Consejería de Salud del Gobierno Vasco ha sido la de desinfectar frecuentemente nuestras manos, las superficies y los materiales que utilizamos. Aunque el lavado de manos sigue siendo crucial para prevenir contagios, el CDC americano ha relegado el contagio por contacto de superficies a «poco probable«.
Sin embargo, del contagio a través de partículas en el aire el CDC advierte de que la Covid-19 se propaga «de manera más habitual» por las gotículas respiratorias que produce una persona infectada al hablar, cantar, toser, estornudar o respirar. Además, añaden: «Las gotas pequeñas también pueden formar partículas cuando se secan muy rápidamente en la corriente de aire.»
En el siguiente párrafo lo aclaran todavía más:
«Existe evidencia de que bajo ciertas condiciones, las personas con COVID-19 parecen haber infectado a otras que estaban a más de 1,8 metros de distancia. Estas transmisiones ocurrieron dentro de espacios cerrados que tenían ventilación inadecuada.«
El 28 de marzo de este año la OMS publicaba en un tweet un aviso para que la gente supiera que el coronavirus “no está en el aire” “los #coronavirus se transmite principalmente a través de gotitas generadas cuando una persona infectada tose, estornuda o habla”. Muchos investigadores y expertos en partículas del aire se llevaron las manos a la cabeza.
Meses después incluso la OMS ha admitido ya que «la transmisión de aerosoles puede ocurrir en entornos específicos, particularmente en espacios interiores, abarrotados y con ventilación inadecuada, donde las personas infectadas pasan largos períodos de tiempo con otras, como restaurantes, prácticas de coro, clases de gimnasia, clubes nocturnos, oficinas y / o lugares de culto«.
En Euskadi: «ventilar siempre que se pueda»
Las indicaciones y medidas que ha emitido el Gobierno Vasco en Decretos, guías y comunicados pueden considerarse ciertamente ambiguas en lo que se refiere a la importancia de renovar el aire de espacios cerrados (como bares o restaurantes).
En la guía que Osakidetza distribuye para prevenir el contagio de Coronavirus. solo se hace referencia a ello en el apartado dedicado a los Centros de Trabajo: «Ventilar siempre que se pueda» y en el de las medidas a seguir en caso de aislamiento domiciliario.
En el Decreto del Lehendakari del 20 de Octubre, donde se establecen las medidas y obligaciones de prevención para el actual Estado de alarma, solo un punto -el 3.2- hace referencia a la necesidad de ventilar los espacios de uso público. Sin entrar en detalle se limita a decretar que los establecimientos y lugares de uso público «deberán ventilarse lo más frecuente posible (sic)», con un mínimo de 3 veces al día.
Expertos en la materia indican que un nivel adecuado de renovación de aire debería estar situado como mínimo entre 3 y 6 veces cada hora, no hay un consenso oficial sobre esta cifra pero el CDC marca un mínimo de 2 renovaciones de aire por hora para las estancias menos críticas en instalaciones hospitalarias (como el cuarto donde se almacena la ropa de cama). En zonas críticas como los quirófanos el mínimo de renovaciones de aire por hora llega los 15.
La Comisión Técnica del LABI lo menciona, pero tampoco lo concreta
De los documentos publicados por la Comisión Técnica del Plan de Protección Civil de Euskadi (LABI) tampoco podemos extraer medidas concretas para prevenir contagios a través de sistemas de ventilación del aire en espacios de interior. En el documento con recomendaciones que el pasado 2 de noviembre hizo público la Comisión Técnica del LABI, se define como «medidas de prevención fundamentales» la de «restringir los encuentros sociales en espacios interiores al grupo de convivencia estable y realizar las actividades de interacción social en espacios abiertos y bien ventilados». No establece un criterio sobre cual sería una «buena» ventilación pero, eso sí, define que estas medidas fundamentales «dependen de cada persona» y «deben intensificarse en estos momentos«.
La hostelería sin protocolos específicos
A pesar de lo que pide la Comisión del LABI, no todas las actividades sociales pueden realizarse al aire libre. La hostelería es un claro ejemplo de ello, y sin embargo las recomendaciones para este sector apuntan (apuntaban) en otras direcciones bastante dispares, dos: Uno, «la utilización de espacios de hostelería para el visionado [···] de partidos de fútbol» se considera de «alto riesgo de transmisión del virus.«. Y, dos, se recuerda la importancia de tener la mascarilla correctamente colocada y solo retirarla en el momento expreso de darle un trago o un bocado a los alimentos o bebidas que nos hayan servido.
No aparecen recomendaciones específicas de sistemas o protocolos de ventilación, ni filtrado o medición del aire en bares o restaurantes. Eso sí, la Comisión recoge el guante de las últimas actualizaciones en los organismos científicos y médicos internacionales y señala, bajo el epígrafe «Otros ámbitos» que «La ventilación constante de espacios cerrados, con renovación del aire, es una medida preventiva eficaz. Recomendamos que se cumpla en cualquier caso y, muy especialmente, en establecimientos situados en sótanos o semisótanos o con mala ventilación. En estos contextos, además de intensificar la ventilación para renovar el aire deben extremarse y protocolizarse las medidas preventivas de distancia, higiene, aforos máximos y uso de mascarilla.«
3.2.– Los establecimientos y lugares de uso público deberán ventilarse lo más frecuente posible
y, en todo caso, un mínimo de 3 veces al día.
Los manuales de protección ante la Covid-19 de medio mundo ya se están actualizando para reflejar la importancia de renovar, filtrar y sobretodo no contener el aire en espacios cerrados. Países como Escocia mantienen guías para la hostelería donde se informa de la importancia de la renovación y filtrado del aire en bares y restaurantes. También piden -teniendo en cuenta que los aerosoles se emiten simplemente hablando- un «Control de ruido» para configurar la música de los locales lo más baja posible a fin de que la gente no tenga que hacer esfuerzo por comunicarse subiendo la voz, gritando o acercándose.
Unos más, otros menos, se apresuran a tener en cuenta este factor clave que la OMS -por lo menos abiertamente- no supo reconocer a tiempo.
Alemania, Reino Unido, el Centro de Control de Enfermedades de EE.UU. y el CDC Europeo aceptan la transmisión por aerosoles (o partículas que flotan por el aire) como una de las principales vías de contagio de la Covid-19. Ya preparan o perfeccionan protocolos de prevención, sistemas de ventilación y medición del aire en lugares públicos, cerrados y concurridos.
Los expertos ya lo avisaban
Que los contagios de Coronavirus también podrían producirse por acumulación de aerosoles -a más de 2 metros de distancia- es algo que muchos científicos llevan meses advirtiendo.
Uno de ellos, José-Luis Jiménez, investigador de Ciencias Ambientales, profesor de química de la Universidad de Colorado (EEUU), nació en Zaragoza pero lleva unos 27 años de trabajo en EE.UU.
Actualmente es uno de los expertos más conocidos en la labor de informar sobre los peligros de no tener en cuenta los contagios por el aire, o aerosoles.
Jiménez es el más conocido o mediático -pero no es el único-. ¿El motivo? José-Luis es uno de los dos miembros hispanohablantes del grupo multidisciplinar de académicos e investigadores, surgido al comienzo de la pandemia con el objetivo de arrojar luz sobre la importancia de este método de transmisión de la Covid-19. Además es el principal responsable y desarrollador de la herramienta de medición de riesgos de transmisión por aerosoles que muchos investigadores y estados del mundo ya utilizan para analizar riesgos de contagio en espacios cerrados.
GasteizBerri.com ha tenido la oportunidad de entrevistarle:
Entrevista a José-Luis Jiménez
¿Crees que podemos combatir el Coronavirus si los gobiernos no actualizan sus estrategias de prevención y restricciones para tener en cuenta el aire en espacios cerrados como canal de contagio?
Es muy grave no considerar los aerosoles como un factor importante de contagio, porque es la forma más importante de contagio. Se sabe que las superficies contagian poco, que esto es difícil, lo dice el CDC. Y las gotas básicamente solo pueden contagiar en una situación: cuando alguien te tose o te estornuda en la cara y te acierta hacia ti, [o a tus manos]. Si tose hacia otro lado, entonces las gotas se pierden y lo que te contagia son los aerosoles.
La mayoría del contagio ocurre con gente con pocos síntomas que no tose. Los aerosoles son por lo menos el 75% y es posible que sean el 95%. En esto la ciencia ya está muy clara.
No tomar medidas contra la forma principal de contagio es un desastre y nos va a llevar a un yoyó de confinamientos. Un confinamiento es un fracaso.
Ya sabemos por marzo y abril que los confinamientos funcionan y bajarán los contagios, pero si volvemos a no tomar medidas, volverán a subir. Y estaremos en un yoyó de confinamiento.
Y además, lo que pasa es que las medidas para controlar los aerosoles una vez que lo entiendes y lo aceptas, no son tan difíciles ni tan caras. Hacer cosas al aire libre, con distancia, con mascarilla, limitar el tiempo en interiores, ventilar, medir el CO2 para saber que estamos ventilando lo suficiente sin pasar demasiado frío y ajustarnos bien la mascarilla para que no haya huecos, porque con un 2% de hueco ya entra un 50% del aire que respiramos sin filtrar (y sale). Si no nos ajustamos bien la mascarilla se convierte en un objeto de decoración, pues no está sirviendo lo suficiente para quitar el virus del aire.
También ventilar, poner filtros… Y no hace falta que siempre sean los filtros HEPA caros. El catedrático de la Universidad de Zaragoza, Javier Ballester, compañero mío en el MIT, lo ha demostrado: se puede hacer de forma segura y con la industria que tiene el País Vasco seguramente lo podrían hacer ustedes de forma masiva y a un coste muy bajo se podría quitar el virus del aire de todas partes.
Los gobiernos tienen que ser más decididos y valientes, porque estamos en una situación de guerra, no es una situación de andarse con tonterías de homologaciones, es una situación de guerra.
¿Cree que el Gobierno vasco debería dejar de seguir «a pies puntillas» lo que dice la OMS, como dijo recientemente que hace España?
Por supuesto que el Gobierno vasco se debería desmarcar de la OMS, porque la OMS está más perdida que un pulpo en un garaje. Con este tema tienen una tradición científica demasiado estrecha, no están consultando a la gente que sabe de estos temas. Tienen a gente que nunca ha estudiado los aerosoles diciendo que no son importantes y cometiendo errores garrafales una y otra vez. Desde las medidas más básicas que cada vez más países saben que hay que tomar para combatir realmente el coronavirus.
¿Por qué no se toman ya medidas completas para evitar los contagios de coronavirus (teniendo en cuenta los aerosoles)? ¿Puede ser por el coste que esto conllevaría?
Las medidas que deberíamos tomar no son ni tan difíciles ni tan costosas. Muchas de las más importantes son gratis: hacer las cosas al aire libre, con distancia y con mascarilla. Esto es gratis. Abrir las ventanas es gratis, aunque te puede costar más calefacción. Un medidor de CO2 para compartir en un colegio vale 150 euros, no es nada comparado con disminuir los contagios Covid y el coste que esto tiene en la sanidad.
Ventilar, abrir las ventanas, ajustarnos bien la mascarilla. Que no queden huecos. Hay que ponerse las pilas, mirarse al espejo y ajustarse bien la mascarilla. Esto es gratis. Muchas de las cosas que se pueden hacer son gratis.
Otra medida es la de disminuir el tiempo en interiores, en la medida de lo posible. Puedes hacer calles peatonales y los restaurantes o los bares ponerlos afuera o en los parques, los días que se pueda. Esto tampoco tiene un gran coste.
Y luego filtrar. Si no se puede ventilar, hay que filtrar. Están los filtros HEPA, estos son caros. Pero se pueden hacer filtros con un ventilador que vale 30 o 40 euros y no hay excusa para no hacerlo.
O sea, al final lo que hay que poner es inteligencia, lo que falta es inteligencia, no dinero.
Tanto se le ha oído hablar de los filtros HEPA que muchos pensarán que Jimenez tiene intereses en esa industria. Lo que sí tiene Jose-Luis Jimenez son conocimientos sobre el comportamiento de los aerosoles e interés en que se les escuche a expertos virólogos, epidemiólogos, físicos medioambientales y demás colegas científicos con los que ha conectado durante estos meses de pandemia. A día de hoy cientos de estudios confirman en mayor o menor medida lo que temían ya hace tiempo: que el coronavirus se propaga también por el aire. El ya famoso “caso del coro” en el que un solo portador del virus contagió a 53 de 61 compañeros durante un ensayo, es un claro ejemplo. No solo porque la pandemia ya había comenzado y los miembros del coro que acudieron al ensayo mantuvieron las distancias, además, para más inri, el supercontagiador estaba sentado en primera fila, dando la espalda a sus compañeros. A partir de estudios de caso como este, y muchos más, la comunidad científica empezó a convencerse de que las gotículas no son las únicas culpables de los contagios del Coronavirus. Algunos de los contagiados estaban situados a 14 metros del “paciente cero”.
¿Cómo de cerca estamos de que las pruebas sean irrefutables como para que las autoridades se tomen en serio el control del aire que respiramos?
Las pruebas ya son irrefutables, cuando hablamos con la OMS en marzo y abril ya se sabía que esto pasaba, y había pruebas de que pasaba. De hecho, ya entonces había más pruebas de los aerosoles que de las gotas o de las superficies. Pero la OMS parte de Chapin [por Charles Chapin, autor de «Fuentes y modos de infección» libro de 1912], en que las gotas de la superficie son obvias y no tienen necesitan evidencia y que los aerosoles necesitan de una evidencia tremenda porque es dificilísimo que una enfermedad se transmita así. Esto es lo que se decía y es un error total, pero siguen empecinados en eso.
Ahora se ha ido acumulando la evidencia. Hay una evidencia abrumadora. Esto se ha publicado en Science, no lo digo yo. Y se ha publicado en Science porque las Academias Nacionales de Ciencias e Ingeniería y Medicina hicieron un taller y juntas, las tres academias, las organizaciones científicas más prestigiosas del mundo, han dicho esto que resumía Science, que la evidencia es abrumadora: que los aerosoles son una parte muy importante del contagio.
Y como creo que he dicho antes, lo dice la CDC, la «inhalación». En su página web, la inhalación es la forma principal de contagio. Marean la perdiz y no dicen «los aerosoles», pero esto es por los hospitales. Pero vamos, está claro. La evidencia de que la forma principal de contagio son los aerosoles es abrumadora. Ya que lo admita la OMS, pues tienen que salir de su cerrazón mental y de cosas políticas, a lo mejor, pero esto es una cosa que no tiene que ver con la ciencia. Tiene que ver con que las organizaciones como la OMS acepten la ciencia,
¿Qué pasa? Pues que, precisamente las organizaciones que deciden estas cosas de salud pública, están dominadas por la gente que viene de esa tradición, que piensa que la transmisión por el aire es casi imposible y que siempre pide mucha más evidencia, mucha más evidencia. Ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. No ven que las gotículas no tienen ninguna evidencia. Nunca, jamás en la historia de medicina se ha demostrado directamente que ninguna enfermedad se transmita por gotículas. Ninguna, nunca jamás. Esto es un escándalo. Por el aire sí que se han demostrado. Se ha demostrado el sarampión, la varicela, la tuberculosis, se sabe de la gripe, el SARS, el MERS, el rinovirus…, hay un montón de enfermedades que se transmiten por el aire.
Es una tradición errónea. ¿Qué ocurre? Pues que los que mandan son todos de esa tradición errónea. Y como los aerosoles «nunca han sido importantes» y son «complicados», pues nunca los han estudiado y, entonces, no lo entienden. Y la evidencia es obvia, pero no lo entienden y no le dan importancia.
Llevamos mucho tiempo tratando de comunicar esto directamente a la gente, porque con la OMS es como darse con la cabeza con una pared. Estaban totalmente cerrados, confundidos, nos despreciaban y nos decían que somos unos ignorantes y que a ver qué hacemos hablando de esto y que a lo mejor incluso lo decimos por intereses económicos, dijo uno de un comité de la OMS, que igual decíamos esto porque somos propietarios de compañías de ventilación y cosas así.
Cuando en realidad tienes un comité de la OMS que dice que los aerosoles no son importantes y en ese comité no hay nadie que nunca haya estudiado los aerosoles, ni nadie tiene una publicación que sea un estudio de los aerosoles con rigor. Escriben sobre los aerosoles y meten la pata, pero de una manera espectacular. Tienen un artículo y todo son errores. No dicen una cosa correcta sobre los aerosoles, porque nunca los han estudiado, siempre han pensado que no eran importantes.
En fin, esto es un desastre, una situación desastrosa.
Su labor en la difusión del conocimiento sobre los aerosoles y la Covid-19 es digno de ser reconocido ¿Cree que desde la comunidad científica se ha hecho un esfuerzo suficiente para comunicar el conocimiento sobre los aerosoles? ¿Qué podría hacerse para mejorar la difusión de un conocimiento -más que nunca- vital para todos?
Respecto a la divulgación, pues estamos haciendo todo lo que podemos. Nadie sabía quién era yo, porque yo nunca me había preocupado de salir en los medios ni nada. Pero esto es una situación de emergencia, es una situación de guerra. Hemos salido muchos científicos a divulgar y del grupo de científicos pues básicamente soy yo y Javier Querol los que hablamos español. En realidad yo estoy más metido en los detalles por eso estoy tratando con todos los sitios donde se habla español para que llegue el mensaje. Hay otra gente, lo hacen más en inglés. Estamos haciendo lo que podemos y de todas maneras seguimos hablando con la OMS, con la CDC… Les hemos echado la bronca por lo confuso que hacen lo de los aerosoles y estamos hablando con diferentes países, con diferentes gobiernos y asociaciones. Todo lo que pensamos que pueda funcionar lo estamos haciendo dentro del tiempo disponible.
Lo que es muy útil es que vengan más aliados, gente que entienda esto y que hable también, que no tenga que ser siempre solo yo. Allí, por ejemplo, tienen a Gorka Orive en el País Vasco o a Javier Querol en Barcelona, o Margarita del Val. Son gente que esto lo sabe perfectamente. Y se les puede entrevistar también, así no soy sólo yo, «este iluminado de Colorado» -dice entre risas- sino que hay más gente que dice lo mismo. Esto es importante también.
El gobierno vasco permite la asistencia a espectáculos y conciertos siempre que se mantenga la distancia de seguridad entre el público, pero penaliza cosas como que los asistentes se levanten de su asiento y a la vez no tiene en cuenta niveles de CO2 ni filtros del aire en el recinto… ¿Qué opina de dicha medida?
Sobre los espectáculos, pues depende de cuáles. Si es un espectáculo donde no se habla como el cine y sobretodo si no es una película, que la gente se tenga que reír, (al reírse emiten más aerosoles). Y si el sitio está bien ventilado, pues entonces puede ser más o menos seguro. Con distancia y con mascarillas. Lo que estamos recomendando es que en todos los espacios donde se comparta el aire se ponga un reloj de pared que mida el CO2 para que todos podamos ver cuánto CO2 hay y si se está ventilando o no. Si sube de 700, pues entonces tienes demasiada gente.
Si esto estuviera en todos los bares, todos los supermercados, todos los restaurantes, todos los cines, todos los teatros, muy rápidamente nos daríamos cuenta. Y si entramos a un sitio que dice 2000, saldríamos corriendo.
Pero si estás hablando espectáculos de teatro o cosas en los que la gente se ríe mucho, pues eso ya empieza a ser más peligroso. Un coro es muy peligroso. Sobre todo sin mascarillas. Si se ponen mascarillas y con distancia [no sería tan peligroso]. Yo creo que se debería tratar de hacer más espectáculos por internet. Sobre todo en estos momentos que hay tantos casos. Ser un poco creativo y hacer las cosas a distancia mientras haya muchos casos [de contagio].
Eso depende de cada situación. Y precisamente es lo que da un poco de rabia, que en realidad con un medidor de CO2 y sabiendo si se habla así, se ríe o no, por ejemplo, con el modelo que tengo yo en Internet, es fácil predecir cuáles son las situaciones fáciles y difíciles de contagios. Se ven muchos contagios en coros sin mascarillas o en bares donde está la música muy alta y la gente tiene que gritar hay un montón. ¿Dónde no se ven? En bibliotecas o en cines, donde la gente está callada. Que yo sepa, en esos sitios no ha habido casos de super propagación. Casos en los que hay tanta gente contagiada que ya te das cuenta.
Se puede predecir perfectamente y podríamos hacer medidas inteligentes.
En vez de restringir todo en un confinamiento, restringir las cosas que son peligrosas. Las cosas que son muy peligrosas, restringirlas del todo, las que son medianamente peligrosas hacerlas medidas. Por ejemplo, un confinamiento, aunque venga un confinamiento durísimo, que nunca se cierren los parques, no tener que estar encerrado en casa dos semanas, si no, pues aunque tengas que estar encerrado en casa poder salir dos veces al día y pasear por el parque con la mascarilla y con distancia. Estamos todos muy cansados y la salud mental está tambaleándose. Que nos dejen hacer cosas seguras que nos permitan calmarnos.
¿Qué le aconsejas a la gente que no pueda evitar pasar largos tiempos en un espacio cerrado sin ventilación junto a más gente, como en supermercados, tiendas, etc.?
Para la gente que tiene que estar en sitios cerrados con poca ventilación, yo recomendaría tres cosas: uno, conseguir buenas mascarillas de las FFP2 si es posible y que se ajusten bien, poner mucha atención en que ajusten y que no haya ningún hueco. Un hueco del 2% del área de la mascarilla deja que pase por ahí la mitad del aire y entonces no estás protegido. Tienes que fijarte que no hay ningún hueco. Y las mascarillas contra una barba no sellan. Entonces hay que afeitarse la parte donde pase la mascarilla. A lo mejor una barba modelo mascarilla [risas].
Y luego también pues llevar gafas de protección, si hay que estar mucho tiempo con otra gente. El contagio por los ojos se sabe que es posible, pero se piensa que es menos factible, menos probable. Porque los ojos no están respirando una gran cantidad de aire, entran en contacto con menos cantidad de aire. Pero alguien que trabaja en un hospital, en un supermercado, mucho tiempo compartiendo el aire y sobretodo en sitios con poca ventilación yo usaría unas gafas, como gafas de laboratorio que son cerradas y simplemente se cierran alrededor de los ojos e impiden o dificultan que el aire entre y salga. Estas gafas, aquí [en Colorado, EEUU], de laboratorio cuestan 8 dólares. Algo así que que te proteja un poco a los ojos, dependiendo de la situación.
Y luego, filtrar. Se puede filtrar de dos maneras. Se puede filtrar con los filtros, HEPA comerciales, que van muy bien, pero son caros o se puede filtrar con un ventilador de los que pasan calor pegándole un filtro de los sistemas de aire acondicionado y por 40 euros tienes un filtro que hace lo mismo que un filtro de HEPA de 250 €. Javier Ballester, de la Universidad de Zaragoza, lo ha demostrado y lo tiene publicado en un documento.
No hay excusa. No hay excusa para no quitar el virus del aire en los sitios donde compartimos el aire.
Hay que ser inteligente, porque si no somos inteligentes, esto será un ir y venir de confinamientos. Y la destrucción económica y de salud es tremenda. Cómo estamos viendo en todas partes donde tenemos la pandemia desbocada.
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