La situación económica que ha comenzado a generar la guerra de Rusia en Ucrania ha obligado a los diferentes gobiernos a buscar alternativas para salvar sus mercados. Este miércoles, Putin ha decidido suspender las exportaciones hasta el 31 de diciembre y Ucrania ha prohibido sacar del país carne, centeno, avena, trigo sarraceno, azúcar, mijo y sal.
En el caso de Euskadi, el Gobierno vasco ya ha comenzado a avisar que nos encontramos a las puertas de una «emergencia energética« por la dependencia que la CAV tiene del exterior y por el riesgo que ha causado la invasión y los bloqueos comerciales a los negocios vascos poniendo en jaque cerca de 2.000 millones de euros.
Las consecuencias del conflicto, en palabras del Lehendakari Iñigo Urkullu, «son y seguirán siendo severas« y obligará a su gobierno a tener que trabajar en un contexto de «economía de guerra«.
«Emergencia energética»
Ante la emergencia provocada por la guerra, y teniendo en cuenta la dependencia energética de Euskadi respecto al exterior, el Gobierno Vasco ha tenido que activar de manera oficial la «situación de emergencia energética» que ya ha comenzado a afectar tanto a los hogares como al conjunto del tejido empresarial y en particular, a la industria electrointensiva que goza de un peso relevante en la actividad económica vasca.
«Economía de guerra»
Una situación así, catalogada como «economía de guerra« por el Lehendakari, va a acelerar los cambios marcados para poder llegar a una «eficiencia energética (…) así como vías para complementar estas ayudas en el ámbito económico«. Por eso, ha anunciado que el Gobierno vasco «hará lo posible» para aliviar la incidencia en la sociedad y en las familias con la puesta en marcha de diferentes ayudas económicas, que aún no ha confirmado, junto al paquete de medidas de carácter extraordinario que la Unión Europea está preparando.