Durante la guerra civil española, las tropas republicanas del frente de Bizkaia intentaron tomar Vitoria, que estaba en manos de los sublevados desde julio de 1936. Esta acción, conocida como la ofensiva de Villarreal y que apenas duró un mes (30 nov 1936 – 24 dic 1936), tenía como objetivo reducir la presión del ejército franquista sobre Madrid a corto plazo y romper el frente de los rebeldes en Álava a largo plazo para permitir la convergencia de las fuerzas del frente norte republicano con las del centro de la Península.
La ofensiva se llevó a cabo en el invierno de 1936 y se planteó el ataque en tres ejes, pero después de que el Ejército de Santander decidiera atacar Espinosa de los Monteros y Miranda de Ebro, el gobierno vasco anuló el ataque a Murguia y se reformuló la ofensiva, dejando solo dos columnas de tropas vascas que rodearían Villarreal por el este y el oeste.
El éxito de la ofensiva era crucial para los republicanos, ya que Bizkaia se encontraba aislada del resto del territorio español controlado por el gobierno de la Segunda República y también estaba aislada de Francia después de que las tropas nacionalistas tomaran Irún en septiembre. A pesar de la real situación de las fuerzas republicanas en ambos sectores y por el estado aún poco avanzado de organización del Ejército Vasco en comparación a las fuerzas sublevadas a las cuales debería enfrentarse, se esperaba que la toma de Vitoria fuera un punto de inflexión en la guerra.
Sin embargo, la ofensiva fracasó y la ciudad de Vitoria permaneció en manos de los sublevados, lo que marcó el fin de las esperanzas republicanas en el frente norte.