
OPINIÓN
A mediados del año pasado en Vitoria-Gasteiz estrenábamos corporación, Gobierno municipal y alcaldesa. Como cada cuatro años, volvíamos a escuchar discursos tan manidos como vacíos. Muchos tweets y unas pocas ruedas eran los canales (más lo primero que lo segundo) para llamar: a los acuerdos amplios, a cambios tranquilos, a trabajar a pie de calle, a tener humildad, rigor y responsabilidad o a ambiciosos y comunes escenarios futuros (que no sabemos cuáles son, pero en la nota de prensa queda de lujo). Sí, lo mismo que todos los alcaldes anteriores. Es difícil que haciendo (y diciendo) lo de siempre obtengas un resultado diferente, pero igual esta vez toca.
Pasaron los meses y a los que nos gusta que la política municipal tenga vidilla echábamos algo en falta. Costaba encontrar información. Las ruedas de prensa en las que se suele contar lo aprobado en Junta de Gobierno eran casi inexistentes. Ibas a las redes sociales de los partidos y solo funcionaban como altavoz publicitario. No había proyectos propios, ni siquiera se ponía en valor el acuerdo por el que PSE y PNV y ya ni hablamos de los programas electorales. Básicamente, lo único que tenía salida eran herencias o planes de carácter meramente técnico salidos de los departamentos. He de confesar que perdí la esperanza, aunque todavía quedaba gente a mi alrededor que me decía que el trabajo de una alcaldesa debe ser discreto, eficaz y centrado en la gestión. Uno que es un poco iluso, pues se lo quiere creer un poco y sigue esperando.
Llegó el debate de las Ordenanzas Municipales (los dineros) aquí se supone que una gestora discreta, eficaz y centrada se tendría que lucir. Todos los meses de trabajo de despacho y negociaciones con el resto de partidos políticos tendría que salir a la luz. Y… tampoco pasó. Una opción tras otra fue declinando por diferentes motivos y no hubo pacto.
Las semanas pasaban y pasaban y algo sí se recuperó. Parece que las ruedas de prensa de la alcaldía eran un poco más habituales. En ellas se habla con continuidad y detalle de: iluminación, parterres, arbustos o camerinos. Nunca por iniciativa propia son asuntos que pueden causar conflicto en la ciudadanía como pueden ser la negociación presupuestaria (cómo nos gastamos los dineros), la huelga en TUVISA o el conflicto con el Servicio de Bomberos. No sería tan grave si esto no destilara cierta frustración y ganas de culpar al otro.
Me explico.
TUVISA está en huelga. Mandó a Gurtubai a fustigar e intentar ridiculizar a la plantilla con declaraciones altisonantes y les acusó de querer trabajar cuando quieran y de querer endeudar al Ayuntamiento encareciendo los servicios. Que haya plantilla suficiente, que la gente pueda descansar en su tiempo libre y esas cosas… pues nada, otro día será.
El Servicio de Bomberos reivindica mediante una pancarta en la cabalgata de Olentzero dotaciones de equipamiento y seguridad que parecen más que justas. Pues yo impido que vuelvan a desfilar en la cabalgata de los Reyes Magos y dejo caer que han jugado con la ilusión de la chiquillería chafándoles un día de ilusión. Que los camiones se caen a cachos, que el Parque está obsoleto y esas cosas… pues nada, otro día será.
Y lo más grave, no tanto por su trascendencia, sino por la poca capacidad de autocrítica y la búsqueda de excusas, es que Elkarrekin Podemos dice que no va a pactar los presupuestos. Pues les culpo de incongruentes, mezclando dos debates que, como gobierno municipal, he determinado que sean diferentes (ingresos y gastos). Cuento medias verdades y les digo que igual lo que tienen que hacer es limpiar su casa antes de pedirme certezas en el cumplimiento de los compromisos. Que haya estado cuatro años siendo tu fiel socio preferencial, ahora tú mires constantemente a la derecha y esas cosas… pues nada, otro día será.
Podría decirse que a la alcaldesa Maider Etxebarria le está pasando lo mismo que a las ranas de la fábula, que están muy a gustico mientras sube la temperatura del agua de la olla en la que nadan o, de manera mucho más clara, podría decirse que se están dando todos los condicionantes necesarios para que a este gobierno municipal le estalle la tormenta perfecta en forma de huelga de la plantilla municipal. Eso sí, debido a su empecinamiento en encerrarse en sí misma, no contar qué es lo que quiere hacer y no llegar a pactar con nadie, no va a tener el paraguas ni de la ciudadanía, ni del resto de partidos políticos para resguardarse.
INFORMACIÓN DEL AUTOR
JORGE HINOJAL
Concejal del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz entre 2015 y 2019
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