
Pascual Borja, concejal de Limpieza y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Vitoria, ha anunciado que un censo preliminar estima que el 10% de los inmuebles en la ciudad contienen amianto. Este censo ha sido realizado por una empresa externa mediante técnicas de teledetección y el uso de inteligencia artificial, seguido de una fase de supervisión por técnicos cualificados.
La mayoría de los inmuebles afectados se localizan en zonas industriales de la ciudad y, de ellos, 40 son edificios municipales. El proceso de censo comenzó tras la adjudicación del contrato en diciembre de 2023, con un plazo inicial de 12 semanas para su ejecución. A pesar de que la ley de Residuos y Suelos Contaminados de 2022 requería la elaboración de este listado en un año, el censo se ha presentado con retraso.
El retraso ha suscitado críticas de la oposición. Alfredo Iturricha, del Partido Popular, ha criticado la falta de rigor en la ejecución de los trabajos. Óscar Fernández, de Elkarrekin Podemos, ha exigido celeridad y participación en el proceso, especialmente en la decisión sobre dónde depositar el amianto retirado, señalando que el vertedero de Gardelegui no es adecuado por no estar autorizado para este tipo de residuos. Amancay Villalba, de EH Bildu, ha pedido que el censo sea accesible al público sin esperar a que se complete la información del resto de municipios de Euskadi, destacando la importancia de la transparencia y del acceso a la información para la ciudadanía.
Medidas futuras y manejo del amianto
Borja ha indicado que el censo completo y exacto no será público hasta que el Gobierno Vasco publique también la información del resto de municipios. Además, se acordará con el Gobierno Vasco una cronología para la retirada del amianto, estableciendo criterios de prioridad y peligrosidad. Borja ha enfatizado la necesidad de manejar las cifras con prudencia para evitar alarmas innecesarias.
El amianto, usado comúnmente en la construcción entre los años 60 y 90 por sus propiedades aislantes y resistencia al fuego, fue clasificado como cancerígeno en 1978. La exposición a las fibras de amianto puede causar problemas graves de salud, ya que estas fibras pueden quedar suspendidas en el aire y ser inhaladas, permaneciendo en los pulmones.
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